VALÈNCIA. La celebración del MEDShare Mediterranean Network for sharing and Collaborative Economy’s, celebrada los días 2 y 3 de octubre en el edificio Innsomnia de La Marina de València, ha convertido a la ciudad en la capital europea de la economía colaborativa. El encuentro ha reunido a algunos de los agentes (stakeholders) más relevantes de la materia a nivel mundial con el objetivo de construir una potente red de promoción de esta alternativa económica que ha supuesto un cambio cultural y económico en los hábitos de consumo actuales.
El evento, enmarcado dentro del proyecto europeo Open Doors y coordinado por Enconcult (Unidad de Investigación de la Economía y el Turismo de la UV), ha puesto el foco en las posibilidades que ofrece la economía colaborativa como herramienta de transformación social en las regiones mediterráneas de Europa. Empresarios, agentes sociales e instituciones académicas de toda Europa firmarán la Declaración de València en favor de la creación de una red que promueva este tipo de alternativa económica.
A la firma se han adherido numerosos colectivos, agentes sociales y representantes públicos como Francisco Álvarez (director General de Economía, Emprendimiento y Cooperativismo), Cecilio Tamarit (director del Centro Documental Europeo de la Universidad de València) o Ramon Marrades (director estratégico de La Marina de València).
Según Pau Rausell, director de Econcult, “de acuerdo con el posicionamiento de la Unión Europea, el desarrollo de la economía colaborativa es una oportunidad para las regiones mediterráneas que puede inducir procesos de innovación, mejorar la eficiencia en el uso de los recursos y propiciar modelos de intercambio y encuentro que generen mayor capital social y sentido de comunidad”.
A partir de esta perspectiva, ha tenido lugar un encuentro de dos jornadas entre agentes públicos y privados del sector económico en las que se han explorado las posibilidades de éxito y potencialidad de la economía colaborativo en la Europa Mediterránea.
El propio Pau Raussell ha desvelado algunas de las claves que contiene la declaración y ha asegurado que, tras las jornadas, "tenemos evidencia sólida de que los efectos netos del bienestar de la economía compartida y colaborativa podrían ser positivos para la economía, los territorios y la sociedad, incluidos los consumidores, los empleadores y posiblemente los trabajadores, especialmente en las regiones mediterráneas. Sin embargo, se necesitan con urgencia directrices normativas y políticas".
"Instamos a los actores institucionales ya las autoridades públicas a prestar atención a un fenómeno que, si se promueve y desarrolla de manera responsable, tiene el potencial de contribuir de manera importante a la prosperidad, la innovación social y la equidad en la Unión Europea", ha sentenciado Raussell.
La italiana Caterina Pratico, coordinadora de Open Doors, ha destacado que estamos ante "un proyecto de cooperación basada principalmente en los territorios; un trabajo de 18 meses de duración cuyo propósito es llevar a cabo una economía compartida para propulsar la innovación y la mejora en las colaboraciones entre empresas". Pratico ha hecho hincapié en que iniciativas como esta tienen tienen "el fin de contribuir a una Unión Europea más inteligente, más sostenible y más social y económicamente inclusiva".