VALÈNCIA. Por ahora son una treintena. A lo largo de los próximos meses esperan que sean más. El Ayuntamiento de València ha iniciado un proceso para empadronar a sus sin hogar. Estos podrán darse de alta dando como domicilio el lugar físico donde habitualmente duerman (calle y número) o la casa que estén ocupando, si bien en este último caso sólo será posible si cuentan con el visto bueno del propietario legítimo del inmueble.
La iniciativa fue presentada este jueves por la concejala de Inserción Sociolaboral, Isabel Lozano, de Compromís, y consiste básicamente en una serie de modificaciones burocráticas en el proceso de empadronamiento que permiten agilizar los trámites para darse de alta en el Padrón Municipal. Para ponerla en marcha en condiciones, el Ayuntamiento reforzará a lo largo de todo el año el servicio de asistencia social con 62 personas.
La medida va dirigida a aquellos casos especiales que no cumplen con todos los requisitos exigidos, y dentro de estos se ha focalizado en los sin techo de la ciudad, que según las estimaciones del consistorio ascienden a 500 personas. Asimismo, permitirá empadronar también a buena parte de las aproximadamente 300 familias en exclusión social que se hallan habitando viviendas vacías.
Para que los casos que hasta ahora permanecían en situación de “invisibilidad” puedan acceder al padrón municipal será necesario un informe de los técnicos del Servicio Municipal de Servicios Sociales, de manera que se garantice el contacto efectivo con la persona empadronada. En los casos en que no sea posible definir un lugar de residencia, se abre la posibilidad de que la persona a empadronar defina como dirección postal de referencia su propio centro de Servicios Sociales.
La medida forma parte del paquete de actuaciones que han emprendido en paralelo Consell y Ayuntamiento, y tiene como horizonte de referencia el proyecto del Govern del Botànic de la renta de inclusión social. En ella se exige como requerimiento un año de empadronamiento en la Comunitat y se exige sólo la residencia efectiva en la autonomía.
El programa municipal, además de dar respuesta a la ley y facilitar el acceso a esta renta, permitirá que soliciten otras ayudas específicas que concede el Ayuntamiento. Por ejemplo, ha señalado la concejala Lozano, los beneficiarios podrán tener acceso a partir de ahora a recursos como el Bono Social de la EMT, ayudas sociales de diverso carácter (acceso a viviendas municipales, alquiler, alimentos, programas de inserción laboral, de formación…).
Lideradas por el área que gestiona la concejal de Compromís, en la medida también participan áreas de la administración municipal que dependen de la teniente alcalde Sandra Gómez o de la concejal de Protección Ciudadana, Anaïs Menguzatto, ambas del PSPV, a quien Lozano les agradeció su colaboración. Lozano ha agradecido igualmente el esfuerzo y la labor del personal técnico de las Concejalías de Igualdad, Sociedad de la Información y Bienestar Social, que han hecho factible este nuevo procedimiento.
Todo el procedimiento está publicado en la web municipal, donde se recogen las nuevas situaciones, de manera que la información pueda llegar a toda la ciudadanía y, especialmente, a las entidades que trabajan con colectivos en situación de exclusión social. Igualmente, los trabajadores sociales y técnicos del consistorio facilitarán los trámites de aquellos casos ya conocidos con los que ya están trabajando.
Considerado por el Ayuntamiento como “un proyecto de legislatura”, la intención de esta medida es, según Lozano, “sacar a la luz a los invisibles, a esta población oculta, y facilitarles su acceso a los diferentes programas de ayuda social”. “Se trata de una iniciativa de gran envergadura que abre nuevas posibilidades a una población muy amplia que hasta ahora era prácticamente invisible y con una problemática enquistada”, ha añadido.
Todo ello en un contexto como el actual, en el que la pobreza se ha agudizado tras la crisis, con situaciones límites, y la tan manida recuperación económica que no se vislumbra en el horizonte. Así lo consignó Ferran Senent, coordinador del servicio, quien aseguró que estos últimos años habían sido especialmente duros en su área. “Hay cosas que no había visto nunca en los 25 años que llevó trabajando, como gente que pasa hambre”, relataba. “Ahora la situación no es tan intensa como hace cuatro años, pero sigue habiendo casos extremos”, añadía.