¿Te quedas en Valencia en agosto? ¿No tienes vacaciones? Esta es tu guía estival gastronómica
Valencia en agosto, qué os voy a contar. Valencianos que se quedan en esta ciudad durante el caluroso agosto: esa raza única. Tanto ellos como nosotros (los que hemos sufrido el encierro por causas ajenas a nuestra voluntad) sabemos bien cómo se las gasta la capital del Túria en plena canícula: sin piedad. No necesitamos acudir a los datos, no obstante, aquí los tenéis: la encuesta de ocupación hotelera realizada por la Agència Valenciana del Turismo reafirma lo que tú y yo sabemos: ni Cristo en Valencia en agosto. Un 52% de ocupación hotelera en Valencia ciudad, la que se supone es una de las grandes capitales del Mediterráneo —sol y playa y toda la mandanga.
Valencia en agosto es el desierto de Almería. No. Queda. Nadie. Calles vacías y Lorenzo sin compasión, la calle Colón (¡la calle Colón!) deshabitada, las caras tristes de las dependientas del Zara y el aire acondicionado a todo trapo, dale que te pego. Pingüinos haciendo cola en El Corte Inglés, redacciones con nada más que becarios jugando a Pokémon GO y guiris confusos pateando la calle de la Paz en busca de una paella. Un paella, por decir algo.
El único refugio posible (decente) ante el achicharramiento: un bar, una taberna o esa casa de comidas donde alargar la sobremesa hasta la media tarde, hasta esa hora tonta donde la única duda se ciñe a si echar la siesta en la cama (como Dios manda) o en el sofá.
En cuanto al desayuno, ni nos planteamos pisar la habitualmente agradable Ruzafa; Ruzafa en agosto no, gracias. Mejor elegimos un recién llegado (Federal Café) o por qué no, el desayuno tardío que se funde con el aperitivo —y ese es el terreno de Aquarium, el bar Alhambra o la Peseta, en pleno Cabanyal. Pero vamos con lo gastronómico, que a eso hemos venido.
En Agosto siempre es un buena idea refugiarse en un arròs a banda o un arròs del senyoret; en la misma ciudad puedes optar por el perfecto clasicismo (a leña) de Casa Carmela o la mano de Roberto Aparicio en Casa Roberto. Otra opción es apostar por lo nuevo: ni un pero a los arroces de Abraham Brández en El Gran Azul o los de la familia De Andrés en La Marítima, en el nuevo Veles e Vents.
En cuanto al resto de la oferta gastronómica, he dedicado el día a hacer llamadas: porque nada más triste que llamar a un restorán y recibir como única respuesta la gélida voz del contestador: "¡Volvemos en septiembre!", anda y que os zurzan.
Vertical y La Marítima, lo dicho, abiertos todo el verano. Nuestro querido Nozomi baja la persiana el 6 de agosto (buen momento, esa semana), Ricard Camarena gastronómico abierto todo el verano (y también sus otros locales) así como El Poblet, Vuelve Carolina y Mercatbar. Sigamos: me dice Begoña que agosto, a tope —y qué momento, el de La Salita. Nacho Romero (Kaymus) también abre todo el mes, como Tonyina; bendita sea su terraza las noches antes de la última sesión en los Babel.
Komori de vacaciones las tres primeras semanas, Aragón 58 cerrado todo el mes y La Principal, de servicio los siete primeros días. Saiti abierto la primera quincena (te caerá visita, Vicente) y tanto Entrevins como Birlibirloque Bar (de Guillaume Glòries) permanecerán cerrados la segunda y tercera semana, exactamente igual que Askua. Ma Khin Café y Seu Xerea estarán al pie del cañón todo el verano y mi querido Rausell cerrará sus puertas (y mi taburete) hasta septiembre. Esto último no lo llevo nada bien.
Agosto en Valencia. Nos vemos en cualquier barra...