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València a tota virolla

València, esto piensan de ti los nómadas digitales

Convertida en la ciudad española con mayor ascenso en la recepción de nomadismo digital, el retrato robot que hacen de la ciudad genera unas cuantas advertencias

14/01/2023 - 

VALÈNCIA. Por definición los nómadas digitales son ese tipo de profesionales cuyas coordenadas  de trabajo son tan elásticas que pueden alcanzar cualquier parte. Por tanto su desempeño tiene que ver con tareas que no requieren que la localización participe, tan líquidas y flexibles que la calidad del destino pueda importar más que la fuerza laboral. La cara B de esa definición tiene que ver con el ‘privilegio’ de no necesitar arraigarse a ningún sitio, hacer del mundo una alfombra al estilo de los primeros turistas en los grandes tours europeos. 

Algunos destinos, como es el caso de Portugal, convirtieron la captación de nómadas digitales en una palanca competitiva. Solo que algunas grietas comienzan a aparecer. El periódico estadounidense Político, en su edición europea, informaba estos días de la protesta a dos aguas en Lisboa. Locales y nómadas comparten decepción. Mientras que los llegados mostraban sus quejas  -"Hay mucha burocracia; el gobierno actúa muy lentamente y ni siquiera hace que sea fácil registrarse como empresario", recogía el diario a partir de varios testimonios-, los residentes habituales comenzaban a protestar en la calle a partir de grupos de defensa de la vivienda como Habita. “1 nómada digital = muchos nómadas forzados", se leía en pancartas de la protesta. “Ya no podemos vivir en la ciudad”, explicaban algunas manifestantes (…) Nuestros vecindarios ahora son principalmente Airbnb". 

En esa tensión de placas tectónicas que colisionan sobre las ciudades, los datos -ofrecidos por la principal plataforma del sector, Nomad List- reflejan que en Lisboa hay 15.800 nómadas digitales, convertida en una de las urbes más reconocidas del mundo para el trabajo en remoto, aunque con una tendencia plana que pronostica el estancamiento en los próximos años. 

Foto: WAYCO

Salvando las distancias del tamaño y el status, València se ha colocado como la ciudad española cuya previsión crece con más fuerza. Si ahora cuenta con 2.400 nómadas, la tendencia de Nomad List hace creer que casi duplicará sus números en el próximo año. València se sitúa apenas por detrás de Madrid, con 2.800 personas, y más rezagada respecto a Barcelona, con cerca de 8.000, convertida desde hace tiempo en una de las capitales del nomadismo digital. Málaga (800), Sevilla (600) o Mallorca (600) se sitúan muy por detrás.

La información que comparten entre sí dentro del colectivo sirve para radiografiar -desde el sesgo de su propia condición profesional- los destinos de acogida. Sus valoraciones se asemejan a la calificación que se da a los servicios de riders o taxistas, en plena deriva hacia la ‘uberciudad’. 

¿Cómo puntúan a València los nómadas digitales?

La nota media de València, aunque en ascenso, la sitúa con un 2,97 sobre 5 en el lugar 227 en el ranking de ciudades mejor valoradas por el digital nomad. En cambio, su grado de aprobación (del 97%) está por encima de Barcelona (91%) o Málaga (71%) y es similar a Madrid. Quienes llegan a València valoran especialmente la calidad de vida, la seguridad, la capacidad peatonal de la ciudad, el nivel universitario, la capacidad hospitalaria, la hospitalidad ante población nueva, las políticas LGBTQ+ y las instalaciones de coworking.

Por contra, según el informe de Nomad List, la ciudad es percibida con una consideración menor (aunque por encima del aprobado) por la conflictividad del tráfico, su vida nocturna, su nivel de inglés, su mercado de startups y un cierto grado de racismo. Una suerte de retrato robot parcial sobre la proyección competitiva de València. Sitúa a las claras la percepción de quienes la eligen (provisionalmente) como lugar de destino.

Haciendo zoom, los miembros de la comunidad nómada etiquetan los barrios donde viven según sus sensaciones: de ‘calatravaland’ a ‘kebabs’ (para área Blasco Ibáñez), ‘gentrification’ y ‘hipsters beards and vermouth’ (para área Russafa), a ‘so much drink’ (barrio del Carmen) o ‘upcoming area’ (para Quatre Carreres). 

En cuanto a la propia demografía nómada, quienes llegan a València pasan más días (11) que en Madrid (8) o Barcelona (7), frente a los 13 días en Lisboa. Los nómadas hombres (78%) superan por mucho a las mujeres (28%), un patrón que se repite en el resto de ciudades. Un consumo rápido de urbes, casi de usar y tirar. 

En ese retrato robot los atractivos tienen que ver más con las propias cualidades sociales (la calidad de vida como palanca de la calidad laboral) antes que con mensajes grandilocuentes sobre su propio relato. Una expresión cada vez más habitual que deja atrás la vieja competición entre ciudades a partir de la monumentalidad pero que abre un nuevo frente en la convivencia, con Lisboa en el espejo. 

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