VALÈNCIA. En las encuestas de opinión, emerge como uno de los problemas que provoca más quejas en la ciudad de València. Se trata de la limpieza. O mejor dicho, de la suciedad, que acostumbra a protagonizar numerosas reclamaciones vecinales en el Ayuntamiento de la capital. Es, quizá, una de las materias pendientes del pasado mandato del Govern de La Nau.
Así, la concejalía de Limpieza del Espacio Público, recién delegada en el edil de Compromís Sergi Campillo, será la que deberá lavarle la cara a la ciudad. Es por ello que se está estudiando realizar modificaciones en la actual ordenanza de Limpieza Urbana,elaborada por el gobierno del Partido Popular y aprobada en 2009.
Entre estos cambios destacaría el incremento de las sanciones a aquellos que, en un ejercicio de incivismo, colaboren en ensuciar el espacio público. Hasta el momento, se considera infracción, por ejemplo, además de ensuciar las calles, realizar pintadas o graffitis en las paredes, abandonar materiales residuales, poner comida a los animales sin autorización, no recoger los excrementos de las mascotas, realizar la reparación de vehículos en la vía pública.
Lo mismo ocurre con otras actuaciones como depositar residuos fuera de los contenedores, depositarlos en los contenedores equivocados, quemar residuos o abandonar turismos en un descampado. El total de 37 supuestos como estos se pueden calificar como leves, graves o muy graves según la gravedad de las faltas, la intencionalidad o la reiteración, el daño causado, el beneficio obtenido u otras circunstancias agravantes. Así pues, la cuantía de las sanciones la fija una normativa estatal genérica y que por el momento se aplica en este caso.
Así, las infracciones muy graves ascienden hasta a 3.000 euros, las graves a 1.500 y las leves a 750. Montantes que el edil Campillo está estudiando incrementar para intentar atajar el incivismo. El edil confirmó a este diario el planteamiento: "Seguramente tendremos que estudiar una reforma de la ordenanza de Limpieza y actualizarla" para, entre otras cosas, "aumentar las sanciones para aquellas personas que son incívicas".
Aunque admite que la limpieza es una tarea "complicada" y con la que "dificilmente todo el mundo estará satisfecho", opina que prevenirla ayudaría sobremanera a la conservación del espacio público. Así, explica que los vecinos y vecinas de València han de mirar la ciudad "como una extensión de su casa", para lo cual el nuevo edil de Limpieza se ha propuesto también poner en marcha campañas de comunicación y concienciación.
"Nos cuesta mucho dinero, 70 millones de euros anuales, la limpieza del espacio urbano", explica el regidor, "y se aumentaría en 40 millones el presupuesto si pudiéramos, pero si una persona ensucia la calle, hasta que no se limpie va a seguir sucia". Es por ello que incide en la importancia de concienciar sobre el problema mediante campañas.
Pero no será la única medida. Campillo también prevé reuniones con asociaciones vecinales para acometer una de las principales quejas: los excrementos de las mascotas. Así, pretende conocer cómo lo gestionan otras grandes ciudades para importar ideas efectivas.
Con todo, se continuará también con las políticas impulsadas por la anterior regidora del campo, Pilar Soriano, como el incremento del presupuesto para la limpieza, las campañas de reciclaje y la implementación del contenedor marrón para la materia orgánica.