VALÈNCIA. El Ayuntamiento de València destinará más de 18.000 euros al proceso participativo para llevar a cabo el diseño de una creación artística para homenajear a los movimientos sociales, que sustituirá de alguna manera el monolito que ya instaló el consistorio en la Plaza del Ayuntamiento en su momento y que finalmente tuvo que ser retirado por la división política que generó.
La concejala de Participación, Elisa Valía, suscribió el pasado miércoles el contrato menor con una empresa para que se encargue de la "dinamización del proceso participativo que oriente el diseño de una creación artística" con el propósito de rendir homenaje a los movimientos sociales. El precio roza el máximo legal para adjudicar el contrato sin concurso público: 14.999 euros más IVA. En total, 18.148 euros.
El objetivo que se pretende es la dinamización, gestión y desarrollo del proceso participativo que acompañe, oriente y establezca los criterios para el diseño" de la mencionada creación, reza la resolución de Valía. La adjudicataria del contrato deberá llevar a cabo el proceso participativo y "la elaboración de una metodología de organización que consistirá principalmente en mapeo de agentes y entrevistas con agentes clave; coordinación con el equipo de diseño, creatividad y publicidad de la campaña, y sistematización de toda la información en un informe final".
Para la organización de este proceso, el consistorio contactó con cuatro posibles adjudicatarias para solicitarles una oferta que se adecuase a las condiciones fijadas por la concejalía. Tres de ellas declinaron y la elegida ha sido la Asociación Cultural Fractals Educación Artística. El proceso se llevará a cabo en un plazo de medio año.
Al conocer la resolución, la portavoz del PP en el Ayuntamiento, María José Català, exigó al alcalde de la ciudad, Joan Ribó, que "deje de gastar dinero de todos los valencianos en aspectos superfluos" como este: "Los vecinos no entienden que la principal preocupación y dedicación de Ribó sea gastarse dinero público en monolitos en lugar de bajarles los impuestos", sentenció.
Asimismo, este será el primero de sucesivos gastos en esta creación artística, pues deberá encargarse el diseño y la construcción de la propia obra. "Exigimos a Ribó que ponga fin a este derroche", insistió Català, quien subrayó que el gobierno municipal ha llenado "de trastos" la Plaza del Ayuntamiento "con actuaciones tácticas y provisionales" por valor de 1,2 millones de euros, con maceteros "horribles".
Hay que recordar que el Ayuntamiento de València instaló el año pasado un monolito para conmemorar el décimo aniversario del 15M, que costó 3.000 euros y que ya levantó polvareda y no sólo entre los partidos de la oposición, pues el PSPV, socio de Compromís en el Ejecutivo local, se desmarcó de la iniciativa impulsada por la fuerza que dirige Ribó en el Cap i Casal.
Aquel monolito sacó a la luz las discrepancias entre los socialistas de Sandra Gómez y la coalición valencianista, al considerar los primeros que una estructura de este tipo debía protagonizar una concepción más amplia del asociacionismo y no sólo el 15M. De ahí que los socialistas aprobaran en el pleno municipal una moción junto con Ciudadanos, grupo que encabeza Fernando Giner, para sustituir el monolito por "una escultura que represente a la pluralidad de movimientos sociales, cívicos y culturales de la ciudad de València".
Aquella iniciativa, que salió con la abstención del PP y el voto en contra de Compromís y Vox, buscaba ubicar un "monumento identitario, singular y único que aporte valor cultural y arquitectónico" a la Plaza del Ayuntamiento y que rinda "homenaje a todas las realidades sociales y culturales de la ciudad que se han expresado en la Plaza" más allá del movimiento del 15M. Ahora, la concejalía de Participación inicia los trámites para diseñar este nuevo símbolo.
Desde el PP afearon el gasto innecesario del anterior y de este monolito: "La izquierda está convirtiendo la Plaza del Ayuntamiento en su cortijo. Es lo único que saben ofrecer a la ciudadanía: sectarismo, ideología y cero gestión", sentenció María José Català.