Hemiciclo del Ayuntamiento de València. Foto: MARGA FERRER.El Ayuntamiento quiere incrementar la plantilla del consistorio en un 6,4%. La cifra se encontraría lejos de los 6.000 empleados que llegó a tener.
VALÈNCIA. Es uno de los quebraderos de cabeza, uno de los mayores problemas con los que se enfrenta el Ayuntamiento de València. Tanto, que hasta el propio concejal de Gobierno Interior, Sergi Campillo, lo reconoce. La carencia de personal en el consistorio ha obligado al Govern de la Nau a abrir bolsas de trabajo, al tiempo que está forzando a buscar soluciones para solventar los problemas derivados de una estructura burocrática ineficiente y centralizada.
Se trata de una de las herencias más perjudiciales de las últimas legislaturas en las que, comenta el concejal de Compromís, se puede percibir la impronta de una administración local, la del PP, que no creía en los servicios públicos. De ahí que se hayan marcado una serie de objetivos a corto y medio plazo para darle solución. El primero, obvio, aumentar la plantilla hasta rebasar la barrera de los 5.000 empleados.
En la actualidad, el consistorio cuenta con 4.700 trabajadores, una cifra que Campillo considera a todas luces insuficiente. Con los nuevos 300 trabajadores, el incremento de personal se situaría en torno al 6,4%, y aún así estaría lejos de los 6.000 empleados públicos con los que llegó a contar el Ayuntamiento de València.
Para poder hacer una comparación, basta con mirar al Ayuntamiento de Madrid. La plantilla del consistorio de la capital de España es de en torno a 26.000 trabajadores para una población censada de 3,1 millones; aproximadamente tiene un empleado público por cada 121 personas. La media en València sale a un empleado del consistorio por cada 175 habitantes ¿Y cuántos trabajadores precisaría la Casa Gran para funcionar? Campillo no puede dar una cifra y explica que se ha puesto en marcha un estudio para poder tener una certeza al respecto. Eso sí, por el momento, explica, se hallan en “tendencia creciente”.
Dentro de esos trabajos de reorganización encaminados a mejorar la burocracia administrativa, el consistorio lleva meses diseñando una nueva división interna, que pretende agilizar los servicios de la mesa de contratación. Para ello, la primera medida que se ha adoptado es dividir el servicio en tres secciones de tal manera que se pueda repartir mejor el trabajo.
La Sección I de Contratación pasará a partir de ahora a denominarse Sección de Contratos de Suministro y Privados. Desde ella se tramitarán los contratos de suministros y privados no atribuidos específicamente a las otras secciones, así como todos los relacionados con el Servicio de Tecnologías de la Información y los contratos de servicios y las concesiones de servicios de los Servicios de Sanidad, Educación y Patrimonio Histórico, así como la emisión de informes y licitación de los contratos patrimoniales.
La Sección II de contratación pasa a denominarse a partir de ahora Sección de Contratos de Servicios y Concesiones de Servicios. En ella se tramitarán los contratos de servicios y concesiones de servicio no atribuidos específicamente a las otras Secciones, así como todos los contratos del Servicio de Cultura Festiva cualquiera que sea su calificación.
La gran novedad es la creación de una nueva Sección cuya denominación será Sección de Contratos de Obras y Servicios de Redacción y Dirección. En ella se tramitarán los contratos de obras y los servicios de redacción de proyectos y de dirección de obras, los de concesión de obras, así como todos los contratos del Servicio de Servicios Centrales Técnicos cualquiera que sea su calificación.
“Tenemos mucha faena”, explica Campillo; mucha faena y pocas manos, cabría añadir. De ahí que para evitar que el Ayuntamiento se convierta en una rémora, estén trabajando en pos de un sistema que sea más eficaz y que sirva para resolver más presto los trámites burocráticos, al tiempo que permita una mayor y mejor fiscalización. Algo para lo que, insiste, necesitan más gente.
