VALÈNCIA. Cuando el Ayuntamiento de Madrid fichó a Nacho Padilla, reconocido por su trabajo en agencias como Contrapunto BBDO y McCann Erickson, como director creativo del consistorio dio, sin saberlo, una gran herramienta a los profesionales del diseño para ganar el pulso a la no siempre grata relación con las instituciones. Los resultados obtenidos por el gobierno local madrileño, aplaudidos en gran medida por el sector, ha hecho que no pocos se planteen la posibilidad de que ayuntamientos como el de València incluyan esta figura, un guante cogido por la propia administración valenciana que, ahora, anuncia su intención de generar este perfil. Eso sí, después de elecciones. “Hemos visto la apuesta del Ayuntamiento de Madrid por tener una dirección creativa, para poder coordinar e impulsar la creatividad. Nos parece una idea interesantísima y, de hecho, aunque en este mandato no es posible contratar una figura de estas características, sí es un objetivo para el próximo mandato ofertar una plaza de dirección creativa para el Ayuntamiento de València”, explica Sergi Campillo, concejal de Gobierno Interior.
La idea surge tras haberse reunido con la Asociación de Diseñadores de la Comunitat Valenciana (ADCV) y la Escola d’Art i Superior de Disseny (EASD), un encuentro en el que los profesionales plantearon ante la administración la necesidad de avanzar en una dirección similar a la del gobierno madrileño, una idea recogida por el ayuntamiento local que ya trata de perfilar de cara a los próximos meses. “Sería una continuación a lo que hemos hecho durante estos cuatro años”, incide Campillo. Impulsada durante esta legislatura la sección de Imagen Corporativa para organizar los aspectos de imagen institucional y generar campañas de manera puntual, esta sección se ampliará próximamente con tres nuevos técnicos gráficos, plazas para las que se han presentado un total de 60 personas y que se espera estén cubiertas a finales del primer semestre del año. Con este último estirón, considera el edil lógico que se incorpore una figura que coordine la acción de los distintos miembros que conforman la sección, algo que, apunta, se haría a través de un contrato de alta dirección, en la línea de lo que se ha hecho en espacios como el Teatre el Musical.
“El paso siguiente es buscar y que haya propuestas serias y profesionales para dirigir un puesto de esta índole. Algo parecido a lo que pasó en el IVAM. Profesionalizar ese puesto al menos con un experto. Bien remunerado, con experiencia. Con un proyecto que vaya más allá de encargar carteles. Y que no sea funcionario. Con el tiempo un funcionario se queda fuera de lugar”, explicaba el diseñador y editor de Gráffica, Víctor Palau, en el reportaje Tras el caso Padilla: por qué València ya necesita un director creativo en su ayuntamiento, en el que participaban profesionales como Dídac Ballester o María Pradera y Lorena Sayavera, de estudio Yinsen. “El caso de Madrid es un buen ejemplo. Las llamadas a proyecto ha significado un cambio positivo, pero ya hay muchos puntos en los que hay cosas que no son correctas. Hay que buscar un modelo más serio y profesional”, concluía Palau. Efectivamente el reto va más allá de colocar un director creativo, tal y como apuntan los profesionales del sector, pues también se trata de perfilar el camino y aprender de estos años de ‘ensayo’.
El sistema de llamada a proyecto sustituyó en su día a los concursos especulativos, mediante un sistema de elección del profesional en base a la presentación de sus portfolios o ideas sin desarrollar en lugar de trabajos ya finalizados y, en muchos casos, realizados por ‘amateurs’. Sin embargo, no son pocos los creadores que sienten que este no es tanto el final de trayecto sino el puente hacia un modelo mejor. “Es una fórmula que da algo de transparencia a las contrataciones y que permite atajar una mala praxis que se venía practicando durante mucho tiempo, los concursos especulativos. Ahora bien, entender que esta fórmula es la ideal para que la administración contrate, dista mucho de la realidad”, explicaba Vicente Vañó, director del festival de publicidad La Lluna, organizado por la Asociación de Empresas de Comunicación Publicitaria de la Comunidad Valenciana (ComunitAD). En similares términos se expresaban Paula Pérez y Manuel Garrido, de la Associació de Professionals de la Il·lustració Valenciana (APIV), quienes apuntaban recientemente: “Parece que la llamada a proyecto es la manera más ética y transparente y no siempre es así, no es la panacea. En muchos casos en la mejor manera, en otros no. Los encargos directos son igualmente lícitos”.
Sobre esta cuestión, Campillo recalca que hay que “compatibilizar la legalidad vigente con el deseo de los diseñadores” y apunta que “no hay una norma de obligado cumplimiento sobre el modelo de contratación”. Es decir, que aunque corresponde a la Sección de Imagen Corporativa asesorar a las distintas concejalías sobre los procesos de contratación, recae en última instancia en ellas la decisión de pasar o no por la llamada a proyecto.
El impulso a la figura del director creativo sería, más que un guiño, un avance real en la política de diseño del ayuntamiento en un año en el que, además, València se juega ser Capital Mundial del Diseño. El proyecto de candidatura, presentado el pasado mes, ha sido impulsado por una asociación de nueva creación y de origen privado, aunque con el apoyo del consistorio, siendo el mismo alcalde, Joan Ribó, quien presentó la candidatura junto a Xavi Calvo, Pau Rausell y Marisa Gallén. El proyecto consiguió, además, el ‘visto bueno’ de todos los partidos políticos que conforman el hemiciclo, un apoyo unánime que resultaba clave en la candidatura, pues València opta a ser capital en 2022. Si bien, será este mismo año cuando desde la World Design Organization (WDO) se tome la decisión, con dos fechas clave marcadas en el calendario: junio, mes en el que se determinarán las ciudades finalistas, y octubre, cuando se anunciará a la vencedora.
Con todo, los impulsores de la candidatura han incidido en la idea de que la misma, resulta ganadora o no, sirva para divulgar el papel del diseño en la ciudad y a mejorar su inclusión en la administración pública, algo que pasa por la creación de la figura del director creativo. Si bien este es el objetivo a medio plazo, el concejal de Gobierno Interior destaca lo avanzado en estos años, en los que, afirma, se partió “de cero” en cuestiones de diseño. “Cuando llegamos esto era un desierto, nadie hacía caso a la imagen corporativa. Además el anterior gobierno, sinceramente, hizo algunos carteles que eran bastante lamentables para una institución de la importancia del Ayuntamiento de Valencia”. De esta forma, entre otras cosas, se han desarrollado nuevos manuales abreviados de normas gráficas a partir de los originales, que datan de 1987 y 1990, poniendo énfasis en su adaptación al entorno digital y en la unificación de criterios por lo que respecta a la imagen gráfica independientemente de la concejalía que impulse uno u otro proyecto.
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