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Bienvenidos al ‘fallermayorismo’

Valencia post-caloret: Y si la fallera mayor dejara de ser el emblema de las Fallas 

El rol de fallera mayor, en transición. De anatema a un debate que renace en plena etapa de cambios

26/12/2015 - 

VALENCIA. Suele contar el productor audiovisual Francesc García -pionero en las retransmisiones de Fallas de Canal Nou- que gracias a que en la ofrenda siempre sacaban a las falleras llorando terminaron forzando a que todas tuvieran que soltar alguna lágrima si querían aparecer en la tele.

Bienvenidos al ‘fallermayorismo’, una extensa corriente oficialista que ha consagrado el papel de la fallera mayor como expresión máxima de las Fallas. La fallera mayor, el emblema. Contradecir su protagonismo ha venido siendo anatema hasta el punto de querer considerarlo un ataque al movimiento social más intenso del reino (el que sea). No por ello dejó de macerarse la crítica interna.

Para quienes vivimos lateralmente las interioridades falleras ya es una evidencia. El debate -entre círculos atípicos- está desatado. ¿Por qué la fallera mayor debe ser tan protagonista?, ¿y si su rol se reduce?, ¿y si el señuelo para promocionar las Fallas es otro? Una discusión que va más allá de una fiesta y que tiene más que ver con el replanteamiento social de máximas hasta ahora irrebatibles. Poco tiene que ver con el cambio en la administración. El presidente de la Junta Central Fallera puso imagen a su ansia de cambio publicando una fotografía en el balcón con los representantes públicos en un segundo plano, detrás de las falleras mayores; ellas las protagonistas absolutas.

Pero… ¿Y si la fallera mayor dejara de ser el símbolo de las Fallas?, vuelve a preguntarse con fuerza. Ya son ganas de provocar. Además en estas fechas. Qué poca sensibilidad. Algo más que un debate fallero.


¿Es excesivo el rol que ocupa la fallera mayor?, pregunto para empezar.

Jesús Peris Llorca, presidente de Estudis Fallers: “Claro que es excesivo. Históricamente el aumento del protagonismo de la fallera mayor tiene que ver con la asimilación de las fallas a los rituales de las fiestas de las clases altas de la ciudad: La reina dels Jocs Florals por ejemplo. Y hoy sigue teniendo un significado básicamente parecido: aparte del evidente sexismo del tipo de sublimación de la mujer que opera (todo el poder simbólico, ningún poder real), opaca lo que tienen las fallas de sociabilidad popular, de expresión artística o de festejos irreverentes y carnavalescos y las convierte en una extensión de las páginas de sociedad, en una celebración de la jerarquía social. Algunas de las cosas que se leen sobre las falleras mayores parecen sacadas de las crónicas que escribía Trifón Cármenes, el gacetillero de Vetusta, retratado implacablemente por Clarín en la Regenta. Muy siglo XIX todo”.

Ángeles Hernández, periodistas especializada en Fallas: “Más que excesivo, su papel es erróneo. Se ha creado un star system alrededor de las falleras mayores que poco o nada tiene que ver con la realidad de las Fallas. La fallera mayor se supone que es la persona homenajeada durante ese año por su comisión. Antes de 1980 la fallera mayor de Valencia y su corte eran elegidas por el ayuntamiento y era una forma de promocionar a las chicas de la alta sociedad valenciana. Pasado ese año, con la elección democrática se copió el sistema de promoción cuando ya no tenía ningún sentido. Intereses económicos (alrededor de las falleras se mueven mucho dinero) y los intereses políticos (pan y circo) han hecho el resto”.

Fernando Morales, miembro de Estudis Fallers: “Es excesivo porque nunca ha sido el elemento central de la fiesta. No hay más que ver los carteles anunciadores de las fiestas de los últimos 10 años, o la portada de las publicaciones especializadas; la mayoría centran su atención en el papel de la mujer como puro elemento decorativo. Y frente ello el número de presidentas sigue siendo anecdótico, los puestos de responsabilidad los ocupan hombres. Ya que tenemos la generación de Falleras Mayores y cortes de honor más preparadas, deberíamos darles voz para que colaboren en la toma de decisiones, para que opinen y para que promocionen y defiendan la fiesta”.

Rosa María Castelló, diseñadora de moda y fallera: Se debería adecuar el rol de la fallera mayor a nuestro siglo y a los derechos conseguidos por las mujeres. No tienen el rol adecuado a los días de hoy. No creo que la mujer solo esté para agradar a la vista a los hombres, creo que somos lo mismo que cualquier hombre que tenga un cargo en una comisión o en la Junta Central Fallera. A ellos no se les valora la belleza para ocupar sus cargos”.

Xavier Serra, responsable de Malalt de Falles: “Desde cualquier punto de vista que se analice, la presencia de la fallera mayor es excesiva. Tanto a nivel mediático, ocupando la inmensa mayoría de espacio en los medios de comunicación oficiales o no, a nivel físico, asistiendo a infinidad de actos ya que las comisiones consideran que un acto tiene más relevancia si la fallera mayor está y piden su asistencia garantizándose la aparición en la web oficial, que sigue siendo el diario de la fallera mayor (se dice con no pocas dosis de realidad y sorna que fallas.com es en realidad falleramajor.com).

Todo esto es generado por múltiples motivos, pero destacaré dos: la fallera mayor genera un negocio enorme entorno a su figura, las empresas de indumentaria o similares se matan porque la máxima representante de los falleros, que no de los valencianos, lleve alguno de sus productos ya que saben que es una brutal publicidad a bajo coste. Estas mismas sociedades se dedican a potenciar el 'fallermayorismo' y patrocinan (condicionando los contenidos) revistas, prensa, programas de TV y radio... de hecho, son el auténtico motor económico de los medios de comunicación falleros. Se podría escribir una tesis sobre este tema, algún día me pondré. El segundo motivo vendría a ser el 'marujeo' y el movimiento 'prensa rosa' que orbita y que le dedica una atención desmesurada fomentando valores que poco tienen que ver con el espacio cultural de las Fallas.


En definitiva, si hiciéramos una analogía en los modelos teocentrista vs antropocentrista, podríamos concluir sin temor a exagerar que hoy las Fallas son 'falleramayorcentristas' y no 'Fallacentristas' como se vende (y debería ser) en la candidatura de las Fallas Patrimonio inmaterial de la Humanidad”.

La gala de elección de la corte, la llamada por teléfono… Verdaderamente tienen un regusto a concurso de misses. Pero y si la fallera mayor deja de ser el emblema totémico, ¿cuál o cuáles entonces debe reemplazarlo?

Jesús Peris Llorca, presidente de Estudis Fallers: “Los monumentos falleros por supuesto, el eje en torno al cual se celebra la fiesta, y el símbolo de la ocupación festiva del espacio público por la comunidad. Y en todo caso, els cacaus i els tramussos, la vida del casal, la sociabilidad popular resistente en el corazón de la ciudad modernizada”.

Ángeles Hernández, periodistas especializada en Fallas: “La falla es el centro y razón de ser de la fiesta, en torno a ella se constituye la comisión, los ritos y todo lo que conlleva. La fiesta como tal comienza cuando se constituyen las comisiones. Por lo tanto el emblema debería ser la propia falla ya que simboliza el porqué de la comisión. En todas las fiestas populares hay un representante, ya sea una reina, un capitán, un pregonero, alguien a quien se asocian las celebraciones de ese año. La figura o institución de representante de la fiesta es totalmente legítima e incluso necesaria para el rito del folclore y la continuidad de la propia fiesta. El gran reto es adecuar esta figura a las Fallas del siglo XXI como ya lo han hecho muchos otros aspectos de la fiesta”.

Fernando Morales, miembro de Estudis Fallers: “El valor artístico, la riqueza cultural y el cuidado de la tradición musical, el fuego, las mascletàs y castillos, la indumentaria o la participación ciudadana y vecinal deberían ser el verdadero icono de las Fallas”.

Xavier Serra, responsable de Malalt de Falles: “Los principales emblemas de la fiesta fallera deberían ser la Falla y los valores que lleva asociados: creatividad, crítica, sátira, renovación... También deberían ser los valores sociales positivos consecuencia del mayor tejido asociativo de la ciudad de Valencia: hacer barrio, convivencia, conservación y transmisión de tradiciones de padres a hijos. En resumen, los emblemas de las Fallas deberían ser los valores culturales y sociales que genera”.

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