VALÈNCIA. Este viernes los responsables del Ciclo Integral del Agua del Ayuntamiento de València mantendrán una reunión técnica en los despachos que tiene el consistorio en el edificio de Tabacalera. En ella tratarán uno de los mayores quebraderos de cabeza de la gestión municipal esta legislatura: las toallitas del Colector Norte.
Sobre la mesa, la necesidad de redoblar esfuerzos y maquinaria presente en las labores de limpieza. La tarea está siendo mucho más ímproba de lo que inicialmente se esperaba, y no precisamente porque se pensara que iba a ser fácil. La última vez que se contabilizó, a finales de septiembre, se habían retirado más de 600 toneladas de desperdicios, y en la actualidad se calcula que bordearán las 800 toneladas. Y eso es sólo la mitad del trabajo.
Al actual ritmo, y según los cálculos que realizaron los técnicos municipales, se precisarían 50 semanas, prácticamente un año, para poder dejar ya libre el Colector Norte, donde se ha producido el atasco más importante que no el único. Habida cuenta que cada día que llueve o amenaza lluvia no se puede trabajar, por el riesgo que supondría para los operarios, la cifra de semanas podría subir hasta las 60 fácilmente.
De ahí que se haya planteado duplicar maquinaria, con un condicionante: el espacio de trabajo. Los colectores no son excesivamente grandes y no toda la maquinaria cabe en el interior. Ya no es sólo quitar los desperdicios: es ver por dónde se puede trabajar y cómo acceder hasta ellos para retirarlos.
Desde el Ciclo Integral tienen claro que el problema no son sólo las toallitas no desechables, sino también todos los desperdicios que se han acumulado en las tuberías del Colector durante estos años, la huella del incivismo. En estos cinco meses que se ha estado trabajando limpiando el kilómetro de atascos se han detectado toda clase de objetos. Algunos de ellos macabros, como una cabeza de caballo; otros, incomprensibles, como puntales de obra.
Igualmente pernicioso es el hilo dental. Por su composición, explican desde el Ayuntamiento, son muy resistentes, y cuando se introducen en los colectores se van a acumulando hasta formar auténticas telarañas que impiden el paso de las aguas fecales.
A consecuencia de esto, el pleno del Ayuntamiento aprobó a finales de septiembre una nueva ordenanza de saneamiento que incluye la prohibición de tirar toallitas al inodoro. Por el momento, los trabajos de limpieza han tenido un coste de 2,2 millones de euros.
El problema, como recordó hace unas semanas el Concejal de Desarrollo Urbano, Vicent Sarrià, no es exclusivo de València sino que afecta a ciudades españoles como Donostia o Madrid, y grandes urbes europeas como Londres. Por eso desde el Ayuntamiento de València se ha instado tanto al Ministerio de Industria como a la Conselleria de Economía para que regulen la comercialización de las toallitas y que los fabricantes indiquen de manera visible en los envases que deben depositarse en la basura y no tirarse al inodoro.