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Valencia y sus víctimas se convierten en campo de batalla para las cuitas de Sánchez y Feijóo

12/01/2025 - 

VALÈNCIA.  "Después de estos casi dos meses y medio, tengo que decir que nunca pensé que el Gobierno de mi país, el PSOE y/o Compromís llegaran al nivel al que han llegado. Mientras unos dábamos un paso adelante casi frente a todo, rehuíamos la confrontación, comenzó la cacería. Tengo que admitir que de buena fe me equivoqué". Esta es parte del discurso que el presidente de la Generalitat y líder del PPCV, Carlos Mazón,  pronunció en presencia del máximo responsable nacional de su partido, Alberto Núñez Feijóo, el pasado jueves en València.

Unas palabras que ponen de manifiesto el cambio de chip de Mazón frente a la gestión de la catástrofe: la única manera de resistir, ya no consiste únicamente en liderar una reconstrucción ágil y eficiente para la ciudadanía, sino en resultar útil para la misión verdaderamente relevante para la formación popular en el ámbito nacional: conseguir que la Dana sirva para desgastar a Pedro Sánchez y a su gobierno.

En esta línea iba, precisamente, la visita orquestada por Feijóo el pasado jueves a Valencia. Una cita ideada para contraprogramar los actos convocados por Sánchez contra la dictadura en el 50º aniversario de la muerte de Franco. De hecho, ese mismo día los populares vendían sin tapujos ese mensaje: "Feijóo con los valencianos, Sánchez con Franco". 


Eso sí, la propia visita del líder nacional del PP fue considerablemente extraña. Ni itinerario, ni convocatoria a los medios, ni actos públicos... una especie de recorrido privado por algunos municipios con carácter semioculto y sin la presencia de Mazón, lo que pretendía evitar posibles abucheos y críticas de la ciudadanía que se vienen reiterando cuando el presidente de la Generalitat aparece en alguna de las zonas afectadas. La maniobra de Feijóo ponía de manifiesto una cosa: su visita a Valencia no tenía como objetivo principal apoyar a Mazón ni tampoco buscar el calor de los valencianos, sino que se dirigía a socavar a Sánchez.

Una misión que tiene sentido ante la ausencia del presidente del Gobierno en Valencia. Desde aquella tensa visita a Paiporta junto a los reyes, en la que Sánchez se marchó a los pocos minutos al ver peligrar su integridad, el líder socialista no ha vuelto a pisar las zonas afectadas. No es de recibo. Tampoco la secretaria general del PSPV y ministra de Ciencia, Diana Morant, se ha erigido en un referente alternativo en estos dos meses y medio, por lo que a los socialistas valencianos sólo le ha quedado sosteniendo el estandarte a la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, que sí ha bajado al barro.

Ahora bien, Mazón protesta por lo que considera una "cacería" hacia su persona. No le falta razón en que desde las primeras semanas se han producido numerosas filtraciones, en muchos casos a medios nacionales, buscando desgastarle lo máximo posible. Exactamente de la misma manera que desde Presidencia de la Generalitat se ha tratado de controlar el relato y transmitir todo tipo de informaciones a los medios afines para trasladar responsabilidad en la catástrofe al Gobierno de España. Así pues, la falsa cooperación entre administraciones duró apenas unas horas, tal vez sólo se percibió en la primera comparecencia pública en la visita inicial de Sánchez dos días después de la catástrofe. Y poco más.

De esta manera, la pugna por ganar unos centímetros frente al rival, algo que es habitual en la comunicación política y también institucional, ha adquirido una nueva dimensión por la magnitud de esta tragedia. La gravedad de la situación -224 fallecidos e incalculables pérdidas materiales- no ha impedido que la provincia de Valencia se haya transformado en un campo de batalla nacional para la pelea entre Sánchez (PSOE) y Feijóo (PP) y, por ende, en el epicentro de la polarización política nacional.

En eso están los dos grandes partidos: al carácter centralista innato del PP se une ahora la necesidad de supervivencia de Mazón, que sólo puede salir del atolladero (interno y externo) si consigue trasladar el máximo de responsabilidad al Gobierno de España. El PSPV, una formación con personalidad propia antaño, está ahora más sometida que nunca a las directrices de Ferraz y Moncloa, lo que le ha llevado a protagonizar unas cuantas situaciones sonrojantes en su papel de siervo 'sanchista'.

¿Es posible un cambio en esta manera de actuar del bipartidismo? Desde hace años, especialmente con la irrupción de formaciones emergentes que incomodaron -e incluso cuestionaron- las grandes mayorías de PP y PSOE, se hablaba como posibilidad de una 'grosse koalition' a la alemana. Algo sobre lo que, realmente, ningún referente con mando en plaza entre populares y socialistas parece haberse planteado seriamente en este tiempo, dado que en ambos bandos siempre se han buscado los resquicios para sacar ventaja, lo que unido a la judicialización de la política, la deslealtad institucional y las gruesas declaraciones propagadas por redes sociales, han conducido a un rencor aparentemente irreversible que sólo puede conducir a una victoria que apareje la destrucción del oponente político.

Así, dando por imposible esto, lo único que quedaría es una mínima corrección institucional y política a la hora de lidiar con una catástrofe que ha despedazado la vida de decenas de miles de valencianos. En cambio, la provincia de Valencia parece ser, en términos políticos, un mero escenario colateral y accesorio donde trasladar temporalmente la batalla nacional. Atrezo, sin más.

Compromís y Vox

Esta pugna PP-PSOE por ganar el relato en tierras valencianas con el objetivo de subir unas décimas en el tablero demoscópico tiene actores secundario. Artistas de reparto que en cierto modo se ven benificiados de la pelea protagonizada por las grandes formaciones, aunque sin llegar a presentarse como una alternativa real de gobernanza.

Compromís sigue acusando su falta de liderazgo a la hora de presentarse como una opción sólida frente a los socialistas valencianos. La coyuntura ha provocado que esta enorme crisis atrape a la coalición en uno de sus momentos más bajos en lo que se refiere a capacidad mediática, discursiva, organizativa y de visibilidad. En otro tiempo, las encuestas probablemente los situarían ya muy cerca de adelantar al PSPV.

En cuanto a Vox, la salida de los gobiernos autonómicos ordenada por Santiago Abascal en julio del años pasado le evitó situarse en el epicentro de la tragedia (ostentaban en el Consell las competencias de Emergencias anteriormente). Hasta ahora, mantener la equidistancia con Mazón les ha funcionado relativamente, pero deberán decidir en las próximas semanas si se convierten en su aliado para la aprobación presupuestaria o no. En definitiva, si únicamente se unen en el ataque a Sánchez o si también señalan o exigen responsabilidades a Mazón y a su Consell, que son los que estaban al mando en la gestión de la emergencia.


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