VALÈNCIA. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, se enfrenta este sábado a un discurso complejo, lleno de aristas, en el que su misión debe ir dirigida a levantar el ánimo de los valencianos. La pandemia, los problemas económicos de la Comunitat Valenciana, la caída en picado de negocios tan importantes como la hostelería, el ocio nocturno y el turismo, la falta de motivación en los jóvenes, las dificultades casi endémicas de la industria local, las reivindicaciones eternas hacia Gobierno central… todas son cuestiones que generan intranquilidad en el Palau de la Generalitat.
Sin embargo, el jefe del Consell tiene herramientas para invocar un mensaje de esperanza. El reciente levantamiento de la gran mayoría de las restricciones en la Comunitat Valenciana invitan al optimismo: el deseo de emerger, de expansionarse, de relacionarse… supura por todos los poros de la ciudadanía. Una sensación que, si la pandemia no lo impide, puede traducirse en un clima positivo de regreso a la normalidad.