La inflación de la eurozona ha sorprendido a la baja. Tras un aumento del 2,2% en abril, el coste de la vida aumentó tan solo un 1,9% en mayo, el menor incremento desde septiembre de 2024.
Los precios de los servicios fueron los que más contribuyeron a esta tendencia favorable de la inflación. Si bien subieron un 4% en abril, en parte debido al retraso de las vacaciones de Semana Santa, aumentaron tan solo un 3,2% en mayo. En consecuencia, la tasa subyacente cayó del 2,7% en abril al 2,3% en mayo.
Es probable que el Banco Central Europeo se muestre muy satisfecho con ambos avances. Dado que los aumentos salariales continúan debilitándose, como lo indican recientemente los acuerdos salariales negociados en el primer trimestre, es probable que la presión subyacente sobre los precios de los servicios también se atenúe en los próximos meses.
Además, los efectos de la apreciación del euro aún no se han reflejado en el coste de la vida. Al igual que en meses anteriores, el precio de los bienes de consumo duraderos aumentó un 0,6% en mayo, lo que podría generar un mayor alivio de precios en los próximos meses.
Los datos de inflación de este martes confirman la expectativa del BCE de que la tendencia desinflacionaria avanza por buen camino. Es probable que esto también se refleje en las nuevas proyecciones de inflación que se presentarán en la reunión del BCE de este jueves. Prevemos una revisión a la baja de la proyección de inflación para 2025. Esto debería dar al BCE margen para reducir el tipo de interés clave al 1,75 % después de junio.
Ulrike Kastens es economista senior de DWS