En el volátil escenario del mercado petrolero, la mezcla estadounidense parece haber encontrado un punto de soporte en torno a los 71 dólares por barril, tras una semana marcada por fuertes presiones bajistas. Esta estabilidad, sin embargo, no debe interpretarse como una señal de calma, ya que el sector continúa lidiando con una compleja interacción de factores que amenazan con desequilibrar la balanza.
En lo que va de la semana, el crudo se ha visto arrastrado por una confluencia de elementos adversos:
- Aumento inesperado de inventarios: un incremento de casi 9 millones de barriles en los inventarios de crudo de EE. UU., según datos de la Administración de Información Energética (EIA), evidenció una menor demanda interna, ejerciendo presión sobre los precios.
- Tensiones comerciales entre EE. UU. y China: la imposición de nuevos aranceles ha reavivado la incertidumbre sobre el crecimiento económico global, impactando negativamente las perspectivas de demanda de petróleo. A pesar del respiro concedido a Canadá y México, el conflicto comercial con China sigue latente.
- Estrategia de producción de la OPEP+: la política de producción gradual ha mantenido un suministro global relativamente holgado, lo que también ha influido en la dinámica de precios. A esto se suma la preocupación por la desaceleración de la demanda en China, donde el consumo de petróleo ha crecido al ritmo más lento desde la pandemia, según la Agencia Internacional de Energía.
Adicionalmente, es crucial seguir de cerca la postura de EE. UU. respecto a un posible aumento de la producción, en línea con la propuesta del secretario del Tesoro, Scott Bessent, de incrementar la oferta en 3 millones de barriles diarios. Esta medida, de concretarse, podría tener un impacto significativo en los precios.
Por otra parte, la situación en Oriente Medio, con respecto a Gaza y la posibilidad de una intervención estadounidense, añade un factor de incertidumbre geopolítica, con potenciales desestabilizaciones en la región y consecuencias impredecibles para el mercado petrolero.
En conclusión, el precio del petróleo se encuentra en un punto de inflexión, donde las presiones bajistas derivadas de la dinámica del mercado y las tensiones comerciales se entrelazan con la incertidumbre geopolítica y la posibilidad de cambios en la política de producción de EE. UU.. En este contexto, resulta fundamental recalcar la amplia incertidumbre bajo la cual navega la operativa del oro negro en los mercados financieros.
Quásar Elizundia es estratega de investigación de mercados en Pepperstone