Tantas veces pecamos de miopía: no vemos lo que tenemos en frente. Pisamos cualquier otra ciudad y todo es fabuloso, y ya ves tú, miramos de reojo al restorán de la esquina. 

Casa Carmela es una de las grandes casas de arroces de España —y sin duda, uno de los templos de la Paella (con mayúsculas) y sin embargo, tantas veces nos olvidamos de ella en guías y listas sobre el tan trillado “donde hay que ir”. Quizá es porque siempre ha estado ahí.

Puesto en pie por Don José Belenguer en 1922, casa habitual (era vecino) de Vicente Blasco Ibáñez y refugio sentimental de Manuel Vicent: “Por la tarde nos fuimos paseando hasta el final de la playa. (…) Pasando la línea de los chalets al final de la playa estaba Casa Carmela junto a una villa pompeyana que era del escritor Blasco Ibáñez. Bajo el cañizo de Casa Carmela sirviéndose de una silla de enea como caballete Julieta comenzó a pintar y juntos tomamos unos caracoles de mar y mejillones”.

Hoy es Toni Novo quien capitena el barco: cuarenta paellas a leña al día, historia viva de la Malvarrosa y —más importante que todo eso, un pedazo de nosotros mismos en cada plato.