Entrevista

Comarca y empresa

Alonso del Real, ex edil de Vox en Torrent: "Si las listas no fueran por ideología, votaría a Jesús Ros"

El ahora concejal no adscrito cuenta por qué decidió abandonar Vox y el gobierno municipal de la localidad

  • Guillermo Alonso del Real, concejal no adscrito del Ayuntamiento de Torrent
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VALÈNCIA. La gobernabilidad de Torrent pende de un hilo tras la salida del equipo de gobierno de uno de sus concejales, una decisión que abre la puerta a una posible moción de censura promovida por el bloque progresista y cuyo voto clave recae ahora en el ex edil de Vox. Esta marcha no solo sacude el tablero político local, sino que también deja al descubierto el funcionamiento interno del partido de extrema derecha, que en menos de un mes ha sufrido seis bajas en la Comunitat Valenciana.

Guillermo Alonso del Real (Sevilla, 1983), abogado de profesión y ahora concejal no adscrito en el Ayuntamiento de Torrent, ha concedido una entrevista a Valencia Plaza para hablar sobre todo ello. Un diálogo en el que desgrana su experiencia desde dentro del gobierno municipal, su tensa relación con algunos de sus miembros y los motivos que le llevaron a romper con Vox, un partido al que se unió casi por casualidad y del que terminó distanciándose al sentirse instrumentalizado. Hoy, desde su nueva posición, asegura que trabajará exclusivamente por y para los vecinos de Torrent.

-¿Por qué decidió usted abandonar Vox?

-Yo entro en Vox un poco por casualidad. Era votante, pero no estaba afiliado ni nada por el estilo. Por una serie de circunstancias coincidí con determinadas personas que me propusieron ir en una posible lista electoral, y acabé siendo candidato. Eso sí, con un compromiso claro: yo tenía que seguir con mi trabajo. Llevo 18 años ejerciendo como abogado y me ha costado mucho hacerme un nombre profesional en Valencia, no podía dejarlo, porque es lo que mantiene a mi familia y desde el principio hubo un compromiso por parte del partido de facilitarme la conciliación. El resultado de las elecciones fue mucho mejor de lo esperado, sobre todo teniendo en cuenta que yo no era una persona conocida. Vivo en Torrent, pero hasta entonces no había estado vinculado con la ciudad. En ese momento, la marca Vox tiraba mucho y hubo un crecimiento general en las municipales. Entiendo que ese resultado se debió más a la marca que a nosotros, los candidatos.

Me veo entonces negociando un acuerdo de gobierno con Amparo Folgado, una política con mucha experiencia, un tiburón. Aunque he hecho muchas negociaciones en el ámbito jurídico, esto era diferente, y en ese cuerpo a cuerpo no estaba tan acostumbrado. Al poco de empezar a funcionar el gobierno, me doy cuenta de que, si tuviera que volver a negociar ese acuerdo, tendría en cuenta muchas otras cosas. Tenía la obligación de reportar casi semanalmente a Madrid (a Vox) sobre cómo iba todo: qué hacíamos, qué problemas surgían, etc. Desde ese momento empecé a pedir ayuda para renegociar el pacto, porque me daba cuenta de que cada vez que se hacía algo positivo parecía que Vox no tenía nada que ver, y en cuanto surgía una incidencia, se señalaba directamente a nuestras áreas, como si no fuésemos socios de gobierno. Esto lo fui comentando. Hubo algunos roces, como uno en particular relacionado con un contrato de comunicación que se trataba en la mesa de contratación. Al manifestar mi postura, tuve un encontronazo con el socio de gobierno y también una llamada de atención desde Madrid. Me dijeron que tenía razón, pero que había que manejarlo con más delicadeza por tratarse del socio de gobierno. A partir de ahí, empezaron a surgir más cosas.

Después llega la Dana y no entiendo por qué no recibimos apoyo. Nosotros, los cuatro concejales de Vox, actuamos con total entrega. La oposición, como en otros municipios, pidió una comisión de investigación. Yo no tenía nada que ocultar y me parecía bien que los vecinos pudieran ver lo que se estaba haciendo. Me dijeron que si se abrían comisiones de investigación en cada ayuntamiento, más las de Les Corts, la Diputación y el Senado, no sería efectivo. Yo pregunté si los municipios íbamos a participar en todo eso y me confirmaron que sí, que en las Corts se iba a pedir la comparecencia del alcalde, entre otros. Así que me convencí, no del todo, pero entendí el razonamiento y acepté.

Pero entonces, de repente, el Partido Popular pide una comisión de investigación. Y ahí pensé: "¿Entonces qué pasa?". Además, en medio de todo ese lío, ocurre lo del cambio de grupo europeo: pasamos de estar con (Giorgia) Meloni a estar con (Viktor) Orbán, sin saber nada. Aunque Orbán tiene principios conservadores que quizás comparto más a nivel personal, no me siento identificado con su forma de defenderlos. Me siento mucho más cercano al liberalismo de Meloni o de (Javier) Milei. Además, cambian a nuestra socia italiana por (Matteo) Salvini, que apoya públicamente causas secesionistas catalanas y vascas. Todo eso fue sumando.

Dentro del municipio, seguía sin sentir el apoyo real del partido en la relación con el socio de gobierno. Llega un punto en el que pienso: no me están ayudando, me están pidiendo cosas con las que no me siento cómodo, y mientras tanto, como portavoz y responsable de mis áreas, ya he asumido muchos compromisos con vecinos, asociaciones, entidades… Así que decidí pasarme al grupo de no adscritos, para tener un poco más de libertad. Además, los tres asesores que teníamos al principio se van. A partir de ahí, me imponen una persona desde Madrid. Hasta entonces yo trabajaba con cierta autonomía: apoyaba lo que creía que era bueno, fuera quien fuera. Pero desde que llega esta persona, todo lo que hacemos en los plenos se manda a Madrid y me dicen cómo votar y por qué. Y yo pienso: estoy quitando tiempo a mis hijos, dejando de atender a mis clientes del despacho, con todo lo que eso implica, para ser simplemente un altavoz de lo que digan desde Madrid. Y, además, ya ni siquiera tengo contacto directo con ellos, todo pasa por esta persona. Pierdo la posibilidad de contextualizar, de explicar las cosas.

Entonces pienso: "Para esto no me necesitáis". Pero yo asumí un compromiso. Así que, desde mi nueva posición como concejal no adscrito, intentaré hacer lo mejor para Torrent. Es verdad que al principio no estaba metido, pero la gente me ha acogido muy bien, ahora estoy muy involucrado en la ciudad y muy contento. Todo lo que crea que puede ser bueno para Torrent, lo apoyaré, venga de donde venga. Y lo que no me parezca bien o tenga un trasfondo con el que no esté cómodo, no lo apoyaré, venga de quien venga.

- Entiendo que mantiene la línea ideológica del partido, pero rechaza esa dinámica interna más autoritaria, ¿no?

- Sí, sigo teniendo los mismos principios y sigo pensando igual. Mis convicciones vienen de la educación que me dieron mis padres y de las circunstancias que me ha tocado vivir, que me han hecho ser quien soy hoy. Eso no ha cambiado. Lo que sí creo es que puede haber unas líneas generales dentro de las cuales uno se pueda mover: un poco hacia un lado, un poco hacia el otro, arriba o abajo. Otra cosa es que quieras coger y sacar a gente del mundo profesional que tiene su carrera, que tiene todo un camino vital para subirlas al proyecto que, tal y como lo pintan, es muy bueno, pero claro hay una fina línea que te marcan y de la que no te puedes ni salir medio centímetro, pues entonces ya ahí es donde hay incomodidad.

  • Guillermo Alonso del Real durante la entrevista con Valencia Plaza -

-¿Sabe si esa sensación se repite en más municipios o también en la militancia, en gente que tenga un cargo institucional...?

-A ver, no he hablado con nadie en ese sentido, porque la verdad es que ahora mismo, pues no sé si por miedo o por qué, pues recibo algún apoyo suelto, pero no se mojan tanto. También es verdad que yo llego al partido y no me conoce nadie; tengo buena relación con mucha gente pero no tengo tanta confianza como para que alguien se me abra. Si coges, por ejemplo, a un ingeniero con su propia empresa y lo pones en esta situación, o a un catedrático de derecho al que sacas de su cátedra para meterlo en un proyecto como este… Pues oye, son personas que saben, que tienen criterio. Obligarles a actuar en contra de sus propias convicciones, sobre todo conociendo las circunstancias concretas, me parece que es muy complicado de asumir. Cualquier profesional que se ha formado, que ha trabajado duro para llegar a donde está, y que hace un esfuerzo por estar aquí, no creo que se sienta cómodo si lo único que se le pide es que agache la cabeza y ya está, como se dice, que haga la 'cabotà'. Pero bueno, eso es una intuición mía.

-¿Cuándo empieza a plantearse abandonar el gobierno local?

-Es un cúmulo de cosas. Vas notando movimientos dentro del partido, se perciben corrientes internas, tensiones. Yo empiezo a pedir ayuda y no me la dan. Pero al mismo tiempo, detecto que hay fricciones entre sectores del partido, como el de (Ignacio) Gil Lázaro y José María Llanos. A mí, en lugar de apoyarme, me empiezan a pedir cosas. Mucha presión, por ejemplo, con el tema de Torrent: "Que si tiene tantos afiliados, que necesitamos que venga tal porcentaje a la paella". Y yo pensaba: mira, ahora mismo, la paella me da bastante igual. Me siento solo, tengo muchos problemas, estoy pidiendo ayuda… y lo único que me pedís es esto. Son detalles que, aunque no sean enormes por sí solos, van desgastando. Sientes que no te dan libertad, que no confían en ti. Porque si te marcan lo que tienes que hacer, lo que tienes que decir y cómo tienes que votar, es que no se fían. Y, además, en vez de darte la ayuda comprometida, lo que hacen es exigirte apoyo para cosas con las que no estás cómodo. Lo único que recibo son mensajes diciendo que estamos por debajo de la ratio de asistencia a la paella. Esto fue por febrero, justo después de Navidad, y ahí ya dije: o esto cambia, o me voy, porque no hay ni una muestra real de apoyo. Llega Pascua y no cambia nada. En ese momento, me planteo seriamente qué hacer: si dimitir, devolver el acta, o seguir.

Sé que soy concejal porque iba en la lista del partido. Si hubiera ido solo, no habría sacado ni diez votos, y eso lo reconozco y lo seguiré reconociendo. Pero también es verdad que durante dos años —quizá un poco más durante la campaña— no he recibido apoyo. He asumido compromisos con los vecinos, he dado la cara y me he esforzado por encajar un puzle político muy complicado. He pedido ayuda al partido casi semanalmente, de manera quincenal, y no me han hecho caso. Así que, llegados a este punto, pienso que el acta la estoy ejerciendo yo, que estoy cumpliendo con las obligaciones que conlleva ser concejal, y que el partido no tiene autoridad moral para pedirme que la devuelva. Sí, me dieron el trampolín para ser concejal, eso es verdad. Pero luego no me dieron ni flotador ni manguitos: me tiraron a una piscina que yo no conocía y me dejaron solo. Por eso pienso que ya no tengo esa obligación con el partido. Mi compromiso ahora es con los vecinos.

-Y con los que eran sus socios de gobierno, ¿cómo describiría esa relación hasta el momento?

-En general tengo muy buena sintonía con prácticamente toda la corporación porque te diría que el 95% son personas fantásticas. Por ejemplo, tuve un accidente de tráfico que estuve bastante grave y todos se preocuparon muchísimo por mí; incluso Compromís que, al principio, cuando empezaba la campaña, mantenían algo de distancia. Yo soy una persona que intento estar cercano y al final si nos vamos a tener que ver mucho, vamos a tener que trabajar juntos, aunque sea enfrentados, pues por lo menos que haya una relación humana y personal buena. Mi relación con la alcaldesa ha sido quizá algo más complicada, en el sentido de que detecto que, ella, desde que empezamos a gobernar, está pensando en las siguientes elecciones y entonces me está viendo un poco rival político. Hay momentos tensos y al final es con quién me tengo que entender y con quién tengo que negociar, pero con mi compañero de viaje coincides en el 90% de las cosas y hay algunas que las hemos solucionado, pero la relación siempre ha sido más o menos cordial. Sí que es cierto que, en algún momento, me ha preocupado porque han salido noticias sobre mí que son absolutamente injustas y falsas y que eso tiene que haber salido de un entorno del gobierno porque es información que no tenía la oposición y que al final te deja un poso de duda, pero tampoco lo sé al 100%.

  • Guillermo Alonso del Real (Vox) y Amparo Folgado (PP) durante la firma de su acuerdo de gobierno. -

-Fuentes del Ayuntamiento de Torrent cuentan que, dentro del entorno de la alcaldesa e, incluso, en el entorno de ciertas personas del PP existen dinámicas un tanto autoritarias, ¿es realmente así?

-Sí. El principal punto de fricción que tuve yo con la alcaldesa fue con el primer presupuesto, el del ejercicio pasado, no hay presupuestos, en el que empezamos a ver propuestas de presupuestos por áreas, cada uno en nuestras áreas, pero yo pedía todo el presupuesto global, conjunto, antes de llevar lo a aprobación. El documento completo me lo entregaron solo 48 horas antes de la aprobación inicial. Era mi primer presupuesto municipal, un documento enorme, y sinceramente, no tuve margen para analizarlo como correspondía. Así que en la junta de gobierno me abstuve. Esa abstención saltó enseguida a los medios. Amparo se enfadó, diciendo que no confiaba en ella. Pero yo le respondí: No es que no me fíe, es que no he tenido tiempo ni oportunidad para revisar nada. Y eso es lo mínimo que estoy pidiendo. Además, durante ese proceso, ellos incluyeron cambios como una subida de su propio sueldo y el del jefe de prensa, con lo que tampoco estábamos de acuerdo. Todo eso generó muchas fricciones.

Yo tenía muy buena relación con quien era el portavoz del PP en ese momento, y Amparo nos decía: Poneos de acuerdo, que esto hay que solucionarlo. Nosotros negociábamos, llegábamos a entendimientos… pero luego, cuando pasaba por ella, todo se caía. Entonces dices: Si tú misma estás delegando eso a tu número uno —que además era tu fichaje estrella, Pepe Maroto— y al número uno del socio de gobierno, y nos dices que lleguemos a acuerdos, luego asume las consecuencias de esos acuerdos. Pero al final, todo tenía que hacerse como ella quería.

Y sí, también detectas que dentro del propio grupo popular hay concejales con los que Amparo tiene más afinidad, a quienes les da más visibilidad incluso que a otros concejales del PP. Lo ves claramente. Un ejemplo muy claro para mí fue el del plan de turismo, hace dos o tres plenos. El concejal de turismo, que lo había desarrollado, estaba sentado a mi lado. La oposición empezó a criticarlo: que si esto no se ha contemplado, que si falta esto otro… El documento era bastante extenso. Y yo le decía: Tío, Aitor, di algo. Pero notabas que no se les permite hablar libremente a los concejales del PP. Y no es solo una sensación, lo ves. Sus intervenciones públicas son muy escasas y muchas veces se limitan a repetir la línea argumental marcada. Es un poco lo mismo que me pasaba a mí con Madrid, pero aquí ocurre a nivel local, con la cabeza del gobierno en Torrent. Y eso transmite una sensación de autoritarismo. Una pena, porque al final quien quiere estar en todo no puede, y eso ralentiza la gestión.

  • Guillermo Alonso del Real durante la entrevista con Valencia Plaza -

-¿Cuál es la relación entre el entre el PP y Vox actualmente en el Ayuntamiento de Torrent?

-No lo sé. Sé que ahora mismo se está intentando forzar cierta reconciliación entre el PP y Vox, quizás por miedo a que alguien más haga lo mismo que yo. Porque sí, mi sensación no es única. Si salgo yo, es una cosa. Pero los otros dos concejales y yo estamos bastante descontentos con el trato recibido, sobre todo por el ninguneo público. Ahí hay un malestar claro. Dices: "Oye, vale, somos solo cuatro, pero si no es por nosotros, aquí no gobiernas". Porque la lista más votada fue la de Jesús Ros (PSPV). Y da la sensación de que nos están usando como una muleta, sin darnos el reconocimiento que corresponde. Y no es comparable a lo que ocurre, por ejemplo, en el Ayuntamiento de Valencia. Yo, en su momento, hubiera preferido que ellos hubieran sacado diez concejales y haberles dado solo el apoyo en la investidura, quedándome en la oposición. Pero aquí no era una opción: había que apoyar, porque si no, volvía un gobierno de izquierdas. Entonces, claro, ves que no se está valorando nuestro papel. Sabemos que no somos mayoría, ni tenemos la misma proporción, pero eso no significa que no merezcamos nuestro espacio. Y ahora mismo, no se nos está dando.

-¿Cómo valoraría la gestión municipal de la Dana? Porque sí que formaba parte del gobierno en ese momento.

-Yo te puedo decir que, sinceramente, ninguno de nosotros se esperaba lo que ocurrió. Pero creo que, después, todos —y digo todos, cada uno en la medida de sus posibilidades— nos entregamos completamente. Yo mismo, durante un mes, ni pisé el despacho. Primero, porque era imposible salir del frente de trabajo que teníamos encima, y luego porque mientras hubiera gente en el pabellón, con un montón de voluntarios haciendo de todo, pues había que estar ahí, al pie del cañón. Estábamos gestionando el CECOPAL, atendiendo urgencias, reorganizando todo. Creo que la gestión, dentro de lo posible, fue lo más ágil que se pudo. Los funcionarios del Ayuntamiento se volcaron. Recuerdo el 1 de noviembre, que era festivo, y aun así estaba en el despacho con la jefa de Servicios de Educación —que no tenía ninguna obligación de estar allí— revisando todos los centros. Teníamos que garantizar el acceso de alumnos de otras localidades. Aunque nuestros centros no sufrieron daños directos, uno de ellos requería cruzar una pasarela que se vino abajo, así que, aunque el centro estaba bien, no se podía acceder. Y la guardería municipal directamente desapareció, así que hubo que reorganizarla desde cero. ¿Se puede mejorar? Seguro. Nadie había gestionado una situación así antes. Pero si algo no faltó fue dedicación. Yo, personalmente, solo puedo hablar bien de todos los que se involucraron.

Ahora bien, si hay algo con lo que no he estado del todo satisfecho, ha sido con la falta de agilidad en facilitar documentación. Me refiero, por ejemplo, a cuando nos han pedido contratos, actas o cualquier tipo de información, como con la comisión de investigación. Yo no tengo problema: si me lo piden, lo doy. Me cuesta entender por qué fuimos tan lentos en facilitar las cosas a la oposición. Entiendo que van a tirar a dar, van a buscar el fallo. Pero si tú eres proactivo, si muestras que estás haciendo lo que debes y das la información de forma clara, al final es la ciudadanía la que lo ve: que tú estás haciendo el esfuerzo y que el otro solo está intentando buscar la grieta. El que queda mal es él. Pero si lo retrasas, les das argumentos para sospechar, para construir un relato alternativo. Por eso, si tengo que señalar algo a mejorar, sería esa falta de agilidad en la comunicación y en la transparencia. Creo que ahí podríamos haber estado mejor.

-¿Cómo es su relación ahora con la oposición?

-Como siempre, buena. O sea, a nivel personal ha sido buena siempre. En el pleno pasado, que fue en el que ratifiqué mi salida y mi paso al grupo de no adscritos, hubo a continuación una moción del grupo municipal de Compromís sobre incentivar un poco actividades concretas de la cultura valenciana. Era el tema promocionar la pilota, promocionar la muixeranga, el tabal y la dolçaina y los bailes tradicionales. Yo la leí primero y durante el propio pleno lo estaba volviendo a leer porque digo: "no han metido ninguna referencia a la identidad del País Valencià, ni cosas de estas que son más políticas, que son líneas finas que el ciudadano da pie a lo mejor se da cuenta". Yo la vi perfectamente. ¿Por qué te digo esto? Porque mi relación con la oposición ha sido como siempre, cuando he visto que hay algo que proponen que creo que es bueno para la ciudad, pues lo he ido apoyando ahora y antes... y lo seguiré haciendo.

- En el caso de que se proponga una moción de censura, algo que no se descarta porque los números dan, ¿votaría junto a la oposición o prefiere no mojarse ahora?

-Ahora mismo no te podría decir. Cada uno tenemos nuestra manera de pensar y nuestros principios. Y te mentiría si te dijera que comulgo con el PSOE y Compromís. Creo que hay muchos puntos en lo que es la política municipal que nos unen y se ha demostrado.y yo la preocupación por la transparencia que puedo tener yo es la misma que tiene por ejemplo Xavi de Compromís, por la tradición también coincide. Luego está el tema más ideológico donde, obviamente, en cosas del Partido Socialista o de Compromís no estarían cómodos conmigo y eso puede ser un poco más complejo. Hoy no me mojo, pero bueno, ahora mismo todavía estoy aterrizando de la decisión que he tomado, hacer que la gente entienda por qué toma esta decisión y que en verdad yo lo que quiero es lo mejor para la ciudad y que todo lo que sea bueno para Torrent va a tener mi respaldo. Eso es lo que te puedo decir.

  • El concejal no adscrito de Torrent, Guillermo Alonso del Real. -

-¿Qué haría en las próximas elecciones? Porque ahora mismo usted no forma parte de ningún partido. 

-Acabo de aterrizar y una de las cosas que puse en la balanza era irme. Por lo cual, ahora mismo llevo sólo dos años y estoy aquí pero sí que te puedo decir que me ha gustado. No era político y me ha encantado la posibilidad de ver que se pueden hacer un montón de cosas, que hay muchas cosas a mejorar en la administración  y que hay mucha gente que quiere hacer muchas cosas buenas. Además creo que hace falta devolver a la gente la confianza en la política y en la administración porque es cierto que también ves cosas que no te gustan, Me he llevado una sorpresa positiva con muchísima gente más de la que yo me pensaba involucrada y confiada en que se pueden cambiar y sí que me gustaría darle algo de continuidad. Pero hoy por hoy pero lo veo hiper complicado, me gustaría pero muchas veces lo que a uno le gustaría no es lo que se puede.

-¿Si hoy hubieran elecciones a nivel municipal, a qué partido votaría?

-Si te digo la verdad, no lo sé. Estaría entre el PP y Vox. Cambia mucho cuando ya conoces a la gente, cuando ya ves un poco cómo funcionan y cómo es el municipalismo, tan concreto. Al final, yo creo que la persona que se presenta es lo que más cuenta a parte del programa municipal que lleves, pero hace mucho el saber que es una persona más proactiva a resolver problemas o una persona que busca más un rédito personal. Ahí la línea de colores se vuelve más difusa.

-Por esa regla de tres, ya que conoce a todos los candidatos de Torrent, ¿a quién votaría?

-Simplemente por su imagen, la persona que mejor me ha tratado desde el primer momento en el ayuntamiento fue Jesús Ros. Además, el día de la investidura de Amparo Folgado, cuando tuve que intervenir, lo puse de manifiesto. Es un hombre que nunca me ha hecho sentir incómodo. Creo que tiene buena opinión de mí y lo ha verbalizado cuando ha podido. Si las listas no fueran por ideología, si no por personas votaría a Jesús Ros. Votar políticas del PSOE, en frío, cuesta un poco más, aunque ves que hay un equipo que es majo, que son fieles a su ideal, igual que yo soy a los míos, pero hay un respeto personal que va más allá del respeto institucional. Mi relación es buena, pero obviamente si tuviera que votar, pues yo te digo me iría a uno de los dos partidos de derechas.

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