VALÈNCIA. La Cámara de Comercio de Valencia ha expresado en ocasiones anteriores su apoyo a la prórroga de la vida útil de la central nuclear de Cofrentes, ya que aseguran que su cierre podría tener consecuencias económicas significativas e implicaría un serio riesgo para la operatividad de más de 12.000 empresas industriales altamente dependientes del suministro eléctrico
La Cámara ha presentado en un desayuno informativo en su sede un informe en el que se destaca la necesidad de una moratoria ante el cierre de la central nuclear, lo que significa posponer o suspender temporalmente la decisión de cerrar la planta, que actualmente tiene fijada su fecha de cese definitivo de actividad para noviembre de 2030.
El informe, presentado por el coordinador del estudio, Amadeo Aznar, y el presidente de Cámara Valencia, José Vicente Morata, argumenta que el cierre podría tener consecuencias negativas en términos de suministro eléctrico, coste energético, empleo y dependencia energética del exterior.
El informe analiza el contexto internacional de la energía nuclear como palanca de la I+D (Investigación y Desarrollo), cómo impacta en la producción industrial de la Comunitat Valenciana, la situación de la producción eléctrica en España, su dependencia energética vinculada al ciclo económico y cómo afecta al coste energético de la competitividad de las empresas valencianas.
En marzo de 2021, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) aprobó una extensión de explotación de la central hasta el 2030, año en el que se fija su cierre definitivo. Esta decisión se alinea con el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, que establece un calendario de cierre progresivo de las centrales nucleares en España entre 2027 y 2035. La moratoria que presenta Cámara Valencia implicaría ampliar esta extensión más allá del 2030.
José Vicente Mora, presidente de la Cámara, ha asegurado: "Hay que conseguir prolongar la vida útil de la central nuclear porque es necesario", porque señala que la energía nuclear "genera empleo y riqueza como ningún otro". A su vez, el coordinador de este estudio, Amadeo Aznar, ha afirmado que "es crucial para el futuro climático y energético de la Comunitat Valenciana", ya que según dice, "juega un papel fundamental en la transición energética" de la Comunitat. Ambos han insistido en "contemplar la energía nuclear como limpia y sostenible.
Riesgo en el sector industrial valenciano
Según el informe, el cierre de Cofrentes implicaría un serio riesgo para la operatividad de más de 12.000 empresas industriales altamente dependientes del suministro eléctrico, que generan 184.000 empleos directos y condicionan otros 235.000 empleos indirectos. Sectores como la industria química, cerámica, metalúrgica, alimentaria y del plástico serían los más afectados, al asumir incrementos de costes energéticos y una pérdida de competitividad exterior.
La institución cameral alerta también de que sin una fuente de generación estable como la nuclear, la inversión extranjera podría verse comprometida ante la volatilidad de los precios y la incertidumbre del suministro. Además, el cierre supondría renunciar a 450 millones de euros de inversión en la próxima década, así como a importantes ingresos tributarios y al posicionamiento estratégico de la Comunitat Valenciana en materia energética.
Cámara Valencia propone, entre otras medidas, mantener abierta Cofrentes, revisar su fiscalidad para equipararla a las centrales de otros países europeos, y simplificar los trámites burocráticos relacionados con el Pacto Verde Europeo. Además, insta a aumentar las inversiones en innovación y acelerar el despliegue de energías renovables, en coexistencia con la energía nuclear.
“Sin la energía nuclear, el modelo industrial valenciano corre un grave peligro de colapso”, concluye el informe. Cámara Valencia recuerda que garantizar una energía estable y asumible es condición indispensable para avanzar en la electrificación, sostener el crecimiento económico y hacer frente a fenómenos extremos como sequías y olas de calor.
Desde la Cámara tratan de buscar una prórroga que dure el máximo tiempo posible. Pese a quedar cinco años para el cierre, desde la institución aseguran que es necesario exigir ya la prolongación porque hay que adaptar la planta, tanto en la compra de combustible, como de materiales y en propia formación del personal. Todo ello, explican, "se tiene que hacer con años de antelación".