VALÈNCIA. La Dana del 29 de octubre aceleró la transición hacia el coche eléctrico en Algemesí, una apuesta que muchos vecinos han abrazado gracias a las ayudas públicas habilitadas para su compra. En concreto, la subvención de hasta 10.000 euros para la adquisición de vehículos con etiqueta cero -el denominado Plan 'Renove'- ha sido determinante y, en los últimos meses, el parque automovilístico ha crecido de forma exponencial en esta localidad de la Ribera Alta.
Sin embargo, esa transición hacia la movilidad sostenible se ha topado con la ausencia de una red de carga suficiente en el centro urbano. Hasta el momento, Algemesí solo contaba con dos cargadores municipales situados en la periferia, una opción poco práctica para el día a día de quienes trabajan en la capital. Para dar respuesta a esta carencia, l'Agrupació de Comerç i Serveis d'Algemesí (Acsa) ha alcanzado un acuerdo con Vimel Energy y la Caixa Rural d'Algemesí para instalar seis nuevos puntos de recarga en distintos negocios del municipio.
El proyecto, financiado en su totalidad por los comerciantes y sin apoyo institucional, no busca generar beneficios con la venta de electricidad, sino ofrecer un servicio que fidelice clientes y, al mismo tiempo, refuerce la competitividad del comercio de proximidad. "No estamos hablando de una inversión que vaya a amortizarse en términos de energía", asegura un miembro de Acsa, Jordi Ferrís, a Valencia Plaza.
- Un vehículo siniestrado por la Dana-
- Foto: ROBER SOLSONA/EP
"Queremos que la gente pase más tiempo en nuestros establecimientos, que perciba un beneficio por comprar aquí y, de paso, contribuir a una ciudad más sostenible", explica. Lo que comenzó hace dos años como una idea de un grupo de comerciantes ha debido superar múltiples obstáculos administrativos. "El principal problema era que no existía una regulación específica para la instalación de estos cargadores en el centro urbano de Algemesí", detalla Ferrís.
En ese sentido, matiza: "Las grandes compañías energéticas cuentan con departamentos jurídicos que facilitan estos trámites, pero para nosotros ha sido un proceso complejo y lento". Finalmente, con la participación de la empresa Vimel Energy, que asumirá la instalación de los seis nuevos puntos de recarga, y la entidad bancaria Caixa Rural d'Algemesí, que ofrece su financiación en "condiciones ventajosas", el proyecto está listo para materializarse.
¿Cómo funcionarán los nuevos cargadores?
Los puntos de recarga estarán situados frente a seis establecimientos de Algemesí: Faus Millar, Sènia Informàtica, Construcciones Técnicas, Tanatorio Olmos, Algeauto y la propia sede municipal de Caixa Rural. Cada uno tendrá una potencia de 7,4 kilovatios (kW), lo que permitirá recuperar hasta 90 kilómetros de autonomía tras dos horas de conexión.
En concreto, los usuarios podrán gestionar la recarga a través de una aplicación móvil compatible con distintas plataformas de pago. Además, los comercios tendrán la opción de bonificar la carga a sus clientes. "Si te llevas un ordenador en mi tienda, podrías recibir kW gratis para tu coche", ejemplifica Ferrís. "Queremos que los vecinos vean que el comercio local no solo les ofrece productos, sino también ventajas que no encontrarán en otro sitio", añade.
Lo cierto es que el momento para la instalación de estos puntos de recarga no podía ser más oportuno. La combinación de ayudas públicas y un mayor interés por los vehículos eléctricos ha generado un cambio de hábitos en Algemesí, pero la falta de infraestructuras estaba frenando su implantación. Sin acceso a un cargador propio, muchos vecinos dependían de las escasas opciones públicas. "Con este proyecto, cubrimos esa necesidad y fortalecemos la presencia del comercio local", insiste Ferrís.
La burocracia, un último escollo
A pesar del entusiasmo del sector comercial, la iniciativa aún depende de la tramitación de permisos municipales. "Necesitamos que el Ayuntamiento apruebe las licencias de obra y ocupación de la vía pública", señala Ferrís. "Cada comerciante ha asumido el coste de la instalación, la reserva del espacio e incluso la pintura de la zona de carga, sin recibir ningún tipo de ayuda institucional", concreta.
Desde Acsa, confían en que este modelo pueda replicarse en otros municipios y consolidarse como un referente en la integración de sostenibilidad y dinamización del comercio local. "No se trata solo de instalar cargadores, sino de demostrar que el comercio de proximidad puede jugar un papel clave en la transformación urbana", concluye Ferrís.
