VALÈNCIA. La Patacona nunca terminó de ser un barrio con centro propio. Creció de espaldas a la huerta y pegado al mar, sin más espacio común que su playa ni equipamientos suficientes para sus vecinos. Esa falta de articulación urbana ha sido, durante décadas, su mayor debilidad. Ahora, sobre los antiguos terrenos de Vinival, una superficie de más de 124.000 metros cuadrados en la franja costera de Alboraya, se prepara un proyecto que quiere dar respuesta a todas esas carencias.
"Vinival viene a resolver los problemas pendientes en La Patacona", resume a Valencia Plaza el arquitecto Juan Herreros, catedrático de Arquitectura en la Universidad de Columbia (Nueva York) y autor de un plan que no se limita a levantar edificios, sino que aspira a tejer un barrio con identidad propia. La promotora Metrovacesa impulsa este proyecto desde 2019 y ya cuenta con el aval del Ayuntamiento de Alboraya y de la Generalitat Valenciana.
Aunque el calendario para iniciar las obras es incierto, Herreros asegura que la parte burocrática está resuelta y que pronto podrían verse las primeras grúas en la zona. Los últimos pasos se centran en el proyecto de urbanización, que definirá el espacio público, la materialidad, la vegetación o el mobiliario urbano, en coordinación con técnicos municipales y colectivos vecinales.
Un ecobarrio inspirado en Oslo
Herreros sitúa Vinival dentro de una corriente europea que busca nuevos modelos de barrio. Su estudio ya desarrolló en Oslo el plan de Bjørvika, el ecobarrio surgido alrededor del Museo Munch y, de esa experiencia, bebe ahora este proyecto en Alboraya. "Son desarrollos enfocados en la diversidad de los habitantes, en la transgeneracionalidad de los cuidados y en la sensibilidad ecológica", explica. El plan aprobado contempla 974 viviendas -313 de ellas protegidas-, junto con un colegio, un centro de salud, zonas comerciales y oficinas.

- Recreación del proyecto Vinival de Alboraya. - Foto: METROVACESA
Se redujo la edificabilidad respecto a versiones anteriores para mejorar la ventilación cruzada y abrir perspectivas hacia la huerta. "Mil viviendas parecen muchas, pero es la cifra óptima para un fragmento de ciudad completo", defiende Herreros. El diseño se articula a partir de un decálogo, que, entre sus principios, contempla reducir la presencia del coche en superficie; ampliar los espacios peatonales; gestionar de forma responsable el agua; utilizar energías limpias y apostar por materiales de proximidad.
La trama urbana evita las calles ortogonales y se inspira en la geometría de la huerta. "Vinival será un híbrido entre lo urbano y lo natural, con edificios rodeados de árboles, praderas y zonas de juego que se recorrerán de forma orgánica", resume el arquitecto. En paralelo, Herreros explica que el proyecto incorpora soluciones para mitigar el cambio climático: pavimentos drenantes, áreas de sombra, especies autóctonas para potenciar la biodiversidad y pérgolas solares que alimentarán el alumbrado público. En sus propias palabras, se trata de construir "un barrio sostenible y colectivo, pionero en el área metropolitana de València".
El "nuevo" corazón de La Patacona
En el centro del proyecto se sitúan las antiguas bodegas de Vinival, un vestigio industrial que hasta ahora carecía de protección oficial y que el plan urbanístico recupera como símbolo del barrio, a la espera de que Cultura determine su catalogación como Espacio Etnológico de Interés Local. "Las bodegas son la marca de identidad de La Patacona", señala Herreros. "Al principio eran un aliciente, hoy son el símbolo. Queremos que se conviertan en una gran casa para todos", añade.
Su uso aún no está definido, pero será necesariamente público, fruto de un proceso participativo en el que los vecinos han propuesto distintos destinos. Frente a ellas, se abrirá una gran plaza, concebida como un ágora. "El conjunto bodegas y plaza funcionará como el centro urbano de toda La Patacona, no solo de este solar", explica el arquitecto. Este planteamiento responde a una de las mayores críticas que versan sobre la zona: la ausencia de espacios comunitarios.
Herreros plantea que la gran plaza podría acoger desde fiestas populares hasta conciertos o ferias, mientras que las bodegas encontrarán un uso cultural, gastronómico o social que les devuelva vida. Por otra parte, el arquitecto recuerda que Vinival no solo será residencial, ya que el plan reserva suelo para oficinas y comercio de proximidad, con 4.860 metros cuadrados más que en versiones anteriores. De este modo, además de viviendas, el barrio generará empleo y atraerá actividad económica.

- Estado actual de las bodegas Vinival, en La Patacona. - Foto: AYUNTAMIENTO DE ALBORAYA
¿Cuándo iniciarán las obras?
El barrio está diseñado para que la vida diaria no dependa del coche. Los garajes estarán bajo rasante, habrá carriles bici segregados, transporte público en la avenida principal y la posibilidad de un apeadero ferroviario en el futuro. "Muchas actividades podrán hacerse sin pisar la calle: llevar a los niños al colegio, comprar e, incluso, trabajar en el propio barrio", describe Herreros.
Por su parte, fuentes de Metrovacesa ponen en valor el proceso participativo que ha acompañado al proyecto: más de 5.400 apoyos de ciudadanos, talleres vecinales y la incorporación de propuestas locales en aspectos como el tipo de vegetación, los recorridos peatonales o el mobiliario urbano. Sin embargo, los plazos para su construcción siguen siendo la gran incógnita. Herreros admite que no puede aventurar fechas concretas, aunque se muestra optimista: "Creo que pronto se podrán ver grúas en la zona".
Contra la homogeneización urbana
El contraste del futuro barrio en La Patacona con los llamados "bloques cebra" resulta inevitable. Esta tendencia se basa en promociones residenciales de franjas blancas y negras repetitivas, que han alimentado las críticas en redes sociales de la cuenta @Bloque_cebra, quien lo considera un "símbolo de un urbanismo de catálogo que prioriza la venta rápida frente a la construcción de ciudad".

- Antiguos terrenos de Vinival en La Patacona (Alboraya).- Foto: VP
Herreros no conocía este fenómeno, pero asegura que "la personalidad de Vinival es lo suficientemente fuerte como para que se construya una ciudad con sentido de comunidad y pertenencia". Frente a la homogeneización estética, el plan ofrece una identidad clara: geometría inspirada en la huerta, en materiales locales y el espacio público como protagonista.
"Solo pensar que Vinival no tendrá calles ortogonales con coches aparcados ya nos da la medida de que estamos ante un modelo distinto", apunta el arquitecto. Herreros define el proyecto como "un antídoto frente a la arquitectura de catálogo", un barrio que se contempla como destino en sí mismo: la salida al mar de Alboraya, el centro urbano que La Patacona nunca tuvo y, quizá, un referente mediterráneo de cómo hacer ciudad con personalidad.