Comarca y empresa

La Asociación Ciudad de la Esperanza en Aldaia se mantiene a flote tras la Dana gracias a la solidaridad empresarial

Con el apoyo de empresas como Mercadona y Ferrovial, el centro continúa brindando refugio y recursos a personas en situación de vulnerabilidad

  • Edificio de la Asociación Ciudad de la Esperanza de Aldaia.
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VALÈNCIA. En las afueras de Aldaia, un municipio situado en la comarca de l'Horta Sud, se encuentra un complejo de bungalows convertido en refugio. Allí vive y come un centenar largo de personas sin hogar o en riesgo de exclusión. Es la Asociación Ciudad de la Esperanza, una organización que logró sortear los efectos de la Dana gracias al trabajo constante y el compromiso de quienes la sostienen.

Al frente está Vicente Aparicio, presidente y director del centro desde hace más de una década. Habla despacio, sin alzar la voz, como si la serenidad fuese su modo de resistencia. "Aquí hay 128 personas viviendo. Además, durante unos días acogimos a familias que se habían quedado en una situación complicada, ya que habían perdido su vivienda como consecuencia de la Dana", explica en declaraciones a Valencia Plaza.

Aparicio recuerda cómo la tormenta del 29 de octubre borró infraestructuras,rutinas, accesos y hasta la energía que sostenía al centro en el día a día. "No había luz. Mucha comida se estropeó, las humedades han sido muy fuertes. Aún lo estamos arreglando… pero no se compara a la situación de otras personas. Nosotros tuvimos suerte", admite.

Pese a que el comedor social en sí no se vio gravemente afectado, la red logística del centro sí se resintió: "Perdimos dos furgonetas que usábamos para el reparto de alimentos y para recoger a la gente. Todos los días un vehículo lleva a los residentes al tren, al autobús o a València, a unos centros para hacer actividades". 

En ese sentido, una de las ayudas clave llegó de la mano de Mercadona, que donó una furgoneta de carga a través de su plan de apoyo a comedores sociales afectados por la Dana. La cadena de supermercados destinó un millón de euros a la reconstrucción de comedores sociales afectados y donó siete furgonetas de reparto a seis entidades con las que colabora habitualmente. 

El centro funciona con una estructura que cubre tanto las necesidades básicas como la integración social de las personas a las que presta servicio. "Aquí damos desayuno, comida, merienda, cena y alojamiento. Las habitaciones son compartidas por cuatro personas, con su armario y baño compartido. Además, ofrecemos clases de español y formación. Hay maestros, trabajadores sociales, integradores, psicólogos, una abogada… Las empresas también vienen y colaboran con servicios solidarios", explica Aparicio.

Algunas de esas compañías, como Ferrovial, Logifruit, Pollos Planes, Patatas Aguilar o la propia Mercadona, han apoyado puntualmente al centro. En el caso de la primera, esta también ha hecho entrega directa de un vehículo que utilizan a diario.

Pese a los daños sufridos, Aparicio prefiere no elevar peticiones adicionales: "Hay tanta gente afectada por la Dana que entendemos que hay prioridades. Nosotros, dentro de lo que cabe, hemos tenido suerte. Si el agua hubiera entrado en el edificio, habría sido un desastre". Desde Aldaia, la Asociación Ciudad de la Esperanza sigue funcionando con discreción, eficacia y la voluntad de no dejar a nadie atrás.

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