VALÈNCIA. La Dana del 29 de octubre de 2024 marcó un antes y un después en la movilidad de la provincia de Valencia. Aquel episodio meteorológico extremo, que descargó en apenas unas horas la lluvia equivalente a varios meses, colapsó carreteras, interrumpió el servicio de metro, inutilizó líneas de Cercanías y dejó a decenas de municipios completamente aislados.

Durante días, el área metropolitana, donde se registra el mayor número de desplazamientos con vehículo privado y transporte público, 3 millones diarios, quedó inmovilizada. Un año después de la catástrofe, la reconstrucción ha supuesto un esfuerzo técnico y administrativo sin precedentes por parte de la Conselleria de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio de la Generalitat Valenciana, con una inversión global de 700 millones de euros de los que 270 se han destinado a restablecer carreteras, puentes, vías ferroviarias y servicios esenciales. Este músculo económico aportado por la Generalitat Valenciana tiene por objetivo reforzar la resiliencia de los sistemas de transporte ante futuras emergencias climáticas.

Ese fue el eje central del desayuno informativo organizado por Valencia Plaza, celebrado en el Hotel SH Valencia Palace con motivo del primer aniversario de la Dana. En el encuentro participaron Vicente Martínez Mus, conseller de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio; María José Martínez Ruzafa, directora general de Infraestructuras Viarias; Alfonso Novo, director gerente de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV); José Antonio Moreno, director de la Autoridad de Transporte Metropolitano de València (ATMV); y José Manuel Orta, miembro de la junta directiva de AVIA Clúster de Automoción y Movilidad.

Un territorio paralizado: el impacto inicial de la Dana

El conseller de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio, Vicente Martínez Mus, inició su intervención recordando la magnitud del colapso. "El 30 de octubre de 2024 no había carreteras, ni metro, ni Cercanías. Fue un reto descomunal que nadie podía haber previsto", explicó Martínez Mus. En un territorio donde cada día se registran millones de desplazamientos entre los municipios de l’Horta Sud y la ciudad de València, la riada provocó la paralización total de la movilidad y la incomunicación de localidades enteras.

Martínez Mus destacó que la prioridad en los primeros días fue "abrir vías de acceso a las zonas más afectadas", muchas de las cuales permanecían aisladas por el derrumbe de puentes y carreteras. "En apenas unas semanas, se consiguió restablecer la circulación razonablemente para atender la emergencia y garantizar la llegada de servicios básicos", subrayó.

El conseller de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio reconoció que "fue una gesta detrás de otra a nivel de ingeniería" y valoró especialmente el trabajo coordinado de la Conselleria, FGV, los ayuntamientos y las empresas públicas implicadas. "Llegar al verano con una movilidad casi normalizada era impensable en los primeros días, pero lo logramos gracias a un esfuerzo colectivo que demuestra la capacidad técnica y humana de nuestra administración", afirmó Martínez Mus.

Carreteras y puentes: la recuperación de la red viaria

Por su parte, la directora general de Infraestructuras Viarias, María José Martínez Ruzafa, ofreció una descripción minuciosa del estado en que quedó la red de carreteras autonómicas y del proceso de reconstrucción. "El 30 de octubre de 2024 casi todas las carreteras del área metropolitana estaban afectadas. En concreto, la V-31, la V-30, el Bypass, de titularidad estatal así como las CV-33 y CV-36 de titularidad autonómica. Había pasos inferiores con hasta cinco metros de agua y arrastres de tierra, vehículos y mobiliario urbano", relató Martínez Ruzafa.

Durante la primera fase, se actuó con carácter de urgencia. "El objetivo era restablecer la movilidad aunque fuese con soluciones provisionales. En quince días se logró abrir paso en los ejes principales y, el 10 de diciembre, todas las carreteras contaban con una circulación alternativa", recordó la directora general de Infraestructuras Viarias. Sin embargo, la recuperación definitiva llegó el 13 de agosto de 2025, cuando se reabrió el último puente entre los municipios de Torrent y Picanya.

Martínez Ruzafa destacó el esfuerzo humano de los equipos desplazados hasta la 'zona cero'. "El día posterior a la riada ni siquiera los servicios de emergencia podían acceder. Fue un trabajo continuo de limpieza, recalce de cimentaciones y montaje de desvíos provisionales para conectar polígonos industriales y municipios que dependían de esas vías", añadió. El balance de la Conselleria cifra la inversión en más de 77 millones de euros para reparar las 18 carreteras autonómicas dañadas, que suman 47,3 kilómetros.

A esta cantidad, se suman los 52 millones de euros destinados a obras locales en colaboración con los ayuntamientos. "A diferencia de las infraestructuras estatales, las nuestras ya están todas terminadas", apuntó Martínez Ruzafa, quien también reclamó mayor coordinación con el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, sobre todo en actuaciones pendientes como la A-7 o el Bypass.

Reconstruir bajo el agua

El relato del director gerente de FGV, Alfonso Novo, ofreció una de las imágenes más gráficas de la tragedia. "Estábamos en el puesto de mando de València Sud cuando empezó a llegar el barro con una corriente brutal. Fue una situación apocalíptica", recordó Novo. La Dana arrasó las infraestructuras ferroviarias desde la estación de San Isidro hasta la de Castelló de la Ribera, afectando a 19 trenes de Metrovalencia.

La prioridad fue reconstruir la red y restablecer el servicio. "El 9 de noviembre ya circulaban tranvías y el 3 de diciembre el metro llegaba hasta València Sud. La reapertura total se completó el 27 de junio", explicó Novo. En total, 50 kilómetros de vías fueron rehabilitados con una inversión de 140 millones de euros, que incluyó la reconstrucción de estaciones, catenarias y puentes.

En ese sentido, el director gerente de FGV detalló alguna de las mejoras introducidas para reforzar la seguridad en la red de metro. Por ejemplo, Novo explicó que el nuevo puesto de mando de València Sud se ha trasladado al primer piso para evitar inundaciones, cuyas obras prevén finalizar a principios de 2026. Además, se han reforzado terraplenes y canalizaciones. Por otro lado, Novo avanzó que “ahora contamos con un centro de control alternativo en Machado, que puede activarse de inmediato si falla el principal”.

Por su parte, el conseller de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio añadió que la Generalitat Valenciana "ha cumplido los plazos de reconstrucción ferroviaria", mientras que la línea C3 de Cercanías, que conecta València con municipios como Buñol, Chiva y Utiel, sigue sin fecha de reapertura. "Nos corresponde exigir al Gobierno central que complete sus deberes. Nosotros hemos hecho los nuestros", subrayó Martínez Mus.

Movilidad alternativa y cooperación institucional

Ante la parálisis del metro y las carreteras, el director de la ATMV, José Antonio Moreno, explicó que el dispositivo de emergencia se puso en marcha con rapidez. "El 30 de octubre la única forma de moverse era a pie, pero en diez días teníamos 25 líneas de autobuses lanzadera sustituyendo al metro y conectando los municipios afectados con la capital", señaló Moreno. En esa operación, participaron más de 90 conductores de distintas empresas y se movilizaron 43 autobuses enviados desde la Comunidad de Madrid, coordinados con las operadoras locales.

"Fue un ejemplo de cooperación institucional. Se montó un transporte alternativo muy eficiente y se redujo gradualmente conforme se restablecieron los servicios habituales", añadió Moreno. El representante de AVIA, José Manuel Orta, recordó cómo el corte de la V-31 y la Pista de Silla afectó gravemente al sector industrial. "Muchas empresas se quedaron aisladas. Organizamos lanzaderas con Ford y otras firmas para trasladar a los trabajadores. Fue una respuesta rápida que permitió mantener la actividad económica", explicó Orta.

Hacia una movilidad más resiliente

En la segunda parte del encuentro, los ponentes reflexionaron sobre los aprendizajes y los retos de futuro. "El contrato de emergencia nos obliga a reponer lo que había, pero no a mejorarlo. Eso debe cambiar si queremos infraestructuras más seguras y sostenibles", advirtió el conseller de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio, Vicente Martínez Mus.

El conseller insistió en que "las lluvias extremas serán cada vez más frecuentes", por lo que la planificación a largo plazo debe adaptarse a esa realidad. "Hemos aumentado la capacidad hidráulica de las infraestructuras y reforzado cimentaciones, pero necesitamos una legislación más flexible para aplicar soluciones preventivas", defendió Martínez Mus.

En la misma línea, la directora general de Infraestructuras Viarias, María José Martínez Ruzafa, explicó que la planificación hidráulica y viaria debe abordarse con visión integral. "No se puede ampliar un puente sin tener en cuenta los caudales aguas abajo. La coordinación entre administraciones es esencial para no generar nuevos riesgos", dijo. Martínez Ruzafa recordó que la Dana "fue una lluvia extraordinaria, fuera de los parámetros calculables", y reclamó que se actualicen los planes de gestión de inundaciones.

El Plan Endavant, impulsado por la Generalitat Valenciana, ha servido como hoja de ruta para esa reconstrucción más resiliente. "Ya tenemos definidos los escenarios y herramientas. Ahora toca implementarlos de forma eficaz entre todas las administraciones", resumió Martínez Mus.

Lecciones aprendidas y nuevas demandas

Entre los avances más destacados, el conseller de Medio Ambiente mencionó la elaboración de un Plan de Respuesta Inmediata que establece los pasos a seguir ante futuras emergencias. "La experiencia de Torrent, que quedó completamente aislada, nos enseñó la importancia de definir prioridades: abrir vías, recuperar el metro o activar lanzaderas. Hoy ya existe un protocolo claro", afirmó Martínez Mus.

Moreno detalló que los nuevos contratos del transporte metropolitano han supuesto "un salto cualitativo", con un aumento del 65% en expediciones, un 45% en vehículos -el 86% eléctricos- y un 32% en líneas. Según dijo el director de la ATMV, "la red actual cubre la práctica totalidad de los núcleos urbanos y centros de servicios del área metropolitana".

No obstante, tanto Martínez Mus como Novo coincidieron en señalar que los municipios de Xirivella, Aldaia y Alaquàs siguen siendo los más vulnerables. "Nunca habrá autobuses suficientes para absorber esa demanda. Una C3 moderna y electrificada reduciría drásticamente la saturación", señaló Novo. Por su parte, Martínez Mus añadió que la coordinación con el Estado "debería permitir planificar las inversiones con una visión metropolitana única y no duplicar esfuerzos entre administraciones".

En el tramo final del desayuno, el conseller de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio se refirió a la política tarifaria del transporte público. "No defendemos el gratis total. El servicio debe financiarse parcialmente con la aportación del usuario para mantener su calidad y sostenibilidad", señaló Martínez Mus.

400.000 residentes de los municipios más afectados tienen a su disposición la tarjeta Recuperem València, que permite viajar sin coste durante un año en Metrovalencia, EMT, Cercanías, Metrobús y autobuses autonómicos. "Es una medida justa para quienes más lo necesitan, pero no sostenible a largo plazo si se aplica de manera universal", precisó Martínez Mus.

Martínez Mus defendió una política de descuentos selectivos para jóvenes, mayores y personas con movilidad reducida. "El transporte público debe ser puntual, moderno y eficiente. Prefiero pagar un euro más si eso garantiza un servicio de calidad y más frecuencias", concluyó el conseller.

Un reto compartido

A modo de conclusión, Martínez Mus valoró el trabajo conjunto realizado durante los últimos doce meses desde la Conselleria que dirige. "Estamos mucho mejor de lo que podíamos imaginar aquel 30 de octubre. Hemos cumplido los plazos y demostrado que la administración valenciana puede responder con eficacia ante una catástrofe de esta magnitud", afirmó.

El balance general de la Conselleria de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio cifra en 700 millones de euros la inversión movilizada y la desglosa de la siguiente manera: 77 millones en infraestructuras autonómicas, 52 millones en locales, 140 millones en Metrovalencia, 100 millones en depuradoras y 93 millones en infraestructuras forestales, además de actuaciones en puertos, residuos y parques naturales.

Los ponentes coincidieron en que la Dana ha dejado una lección clara: la necesidad de anticiparse. "No podemos evitar la lluvia, pero sí preparar un territorio más fuerte y una movilidad más inteligente", resumió Martínez Mus. Un año después, el área metropolitana de València no solo ha reconstruido sus carreteras y su red ferroviaria, sino también la confianza en su capacidad para afrontar el futuro.