VALÈNCIA. El verano ha aterrizado en las playas del sur de València con un paisaje que todavía conserva la huella de la Dana del 29 de octubre. Siete meses después de aquella riada histórica, el mar sigue expulsando cañas y restos vegetales que afectan de forma visible al litoral.

La escena se repite en enclaves como El Saler, El Perellonet o El Perelló, donde, desde hace unos días, pueden leerse carteles colocados por el Ayuntamiento de València que recomiendan el uso de zapatillas en la arena para evitar heridas. La medida llega tras constatar que, pese a las tareas de limpieza, los arrastres del río Túria reaparecen en la costa.

Así lo explicó la alcaldesa de la ciudad, María José Catalá, al señalar que "gran parte del agua caída durante la Dana fue a parar al mar a través del cauce del Túria y, ahora, el mar sigue expulsando esas cañas a la orilla". "Va a costar tiempo que eso desaparezca", añadió Catalá.

La Federación de Salvamento y Socorrismo de la Comunitat Valenciana se suma a esa preocupación y advierte de que, en la actualidad, los riegos no han terminado. "Aún quedan muchos trozos de caña pequeños por todos los lados. Es bastante incómodo y, sobre todo, potencialmente peligroso.", advierte el responsable de Formación de la entidad, Salvador Perelló, a Valencia Plaza.

Desde la federación, recomiendan a los bañistas utilizar escarpines con suela de goma para protegerse de objetos punzantes escondidos en la arena. "Te puedes clavar algo igualmente, pero reduce bastante el riesgo", explica Perelló. Asimismo, aconsejan colocar una esterilla bajo la toalla para evitar el contacto directo con partículas vegetales o residuos incrustados en el terreno.

"Toda la vida la gente se ha clavado restos en la playa, pero esto es distinto. Aquí estamos hablando de un volumen de cañas mucho mayor", señala. En caso de herida, la indicación es acudir cuanto antes a la posta sanitaria y, después, al centro de salud más cercano. "Lo primero es identificar con qué te has pinchado. Así aseguras una cura adecuada y evitas infecciones. Y si tienes la vacuna del tetános al día, mejor", resume Perelló.

"No es una situación comparable con otros años"

La federación insiste en que lo ocurrido este año no puede equipararse a otros veranos. "Todos los años aparecen cosas: restos vegetales, vertidos puntuales, incluso animales muertos, pero los servicios de limpieza lo retiran rápido", apunta Perelló y, refiriéndose a la Dana, añade: "Esto es totalmente distinto; se ha sobrepasado todo lo anterior. No basta con limpiar". 

En ese sentido, uno de los factores que más inquieta a la federación es la calidad del agua en las playas cercanas a l'Albufera. "No tengo datos oficiales, pero me pregunto con qué calidad está llegando esa agua a la orilla. L'Albufera sigue contaminada después de todo lo que recibió", señala Perelló. 

Lo cierto es que el humedal recogió, durante la riada, más de 120 hectómetros cúbicos de agua cargada de residuos, plásticos y compuestos tóxicos, tras el colapso de varias depuradoras. Aunque su estructura ecológica no ha cambiado, los expertos reconocen que la recuperación depende de una actuación rápida y sostenida en el tiempo.

"Es importante que las administraciones no se centren solo en retirar cañas, sino también en vigilar qué tipo de agua se está vertiendo en esa zona. Estamos hablando de playas que, en muchos casos, se llenan a diario en verano", añade Perelló.

Poca información al usuario

Por otra parte, Perelló lamenta la falta de coordinación con las administraciones locales en este asunto. "Nosotros peleamos por la prevención de ahogamientos, pero en esto no hemos sido consultados", asegura. Tampoco se ha desplegado, a su juicio, una campaña de información al respecto: "Como ciudadano, no he visto nada. Si han puesto carteles en El Saler, me parece perfecto. Pero, por ejemplo, Sueca está llena de cañas y no hay ni un aviso".

De hecho, la presidenta de la Asociación de Vecinos de la Devesa-El Saler, Ana Gradolí, ya había alertado semanas atrás de la situación a este diario. Aunque valoraba la retirada de los restos más voluminosos, Gradolí explicaba que, en la actualidad, no puede utilizarse maquinaria pesada en zonas protegidas debido a la presencia del chorlitejo patinegro.

Esta ave supone una limitación que, junto a la falta de actuaciones de fondo, deja a muchas playas sin una limpieza completa justo cuando comienza la temporada de baño. Mientras tanto, el litoral sur de València muestra una imagen agridulce: atractiva, sí, pero todavía marcada por los restos de una Dana que, siete meses después, no ha terminado de irse.