VALÈNCIA (EP). La localidad valenciana de Titaguas encendió más de 30.000 velas en una nueva edición de su Noche de las Velas, una cita que ha conseguido atraer un año más a miles de visitantes desde primera hora de la tarde, cuando las calles ya comenzaban a engalanarse con velas apagadas a la espera de fuego, dibujos efímeros y mensajes de esperanza.
Este pequeño municipio, convertido por una noche en un tapiz de luz y emoción, ofreció a vecinos y visitantes una experiencia sensorial, artística y "profundamente humana", ya que antes del encendido, acogió un homenaje conmovedor a las víctimas de la dana del pasado 29 de octubre.
Un centenar de personas pertenecientes a asociaciones de afectados y damnificados por el temporal se dieron cita en el salón de actos del Ayuntamiento, donde fueron recibidos por el alcalde, Ramiro Rivera, y representantes institucionales, según ha explicado el consistorio en un comunicado.
Rivera ofreció "la hospitalidad, el cariño y la solidaridad de todo el pueblo de Titaguas", una declaración que fue acogida con aplausos y emoción contenida. Las asociaciones agradecieron el gesto y destacaron que "este tipo de espacios de recuerdo, arte y serenidad son imprescindibles para seguir adelante en un infierno que dura ya nueve meses y del que aún no vemos el final".
En un gesto simbólico, las víctimas y afectados formaron una composición con velas frente a la iglesia, donde depositaron una ofrenda floral en recuerdo del 29-O, rodeados por una plaza abarrotada de público que acompañó el momento con la emoción a flor de piel
Tras el recuerdo y la memoria, llegó el momento de la luz. A medida que el sol se escondía entre las montañas, la magia se apoderó de las calles y rincones de Titaguas. El encendido colectivo fue progresivo y lleno de vida: calles, plazas, fachadas y rincones se transformaron en una constelación artística creada a mano por sus vecinos.
Cohetes, mariposas, soles, lunas, estrellas, también murales con referencias a la tradición agrícola, a Simón de Rojas Clemente, a la juventud local y a la música, tan profundamente arraigada en la identidad del municipio.
A las 22.30 horas comenzaron los miniconciertos simultáneos que, como cada año, convirtieron las calles de Titaguas en un tapiz sonoro tan vibrante como delicado. La música popular abrió paso de la mano de la Rondalla de Titaguas, mientras el grupo Revival transportó al público a la era dorada del pop con su homenaje a The Beatles. La energía flamenca se fundió con el rock en la actuación de Trankilamente, mientras el folk celta envolvía el ambiente con la propuesta de Lochlainn.
El Dúo Ebano aportó elegancia con una fusión entre lo clásico y el flamenco, y el quinteto de metales Brasslencia Quintet ofreció una interpretación rotunda que resonó con fuerza entre las fachadas iluminadas. La música de cuerda, íntima y emotiva, llegó con Iris Arc, y el silencio reverente de la iglesia se llenó de belleza gracias al violín de Lucía Ventimilla y la potente versatilidad instrumental de TCH Horns.
La diversidad estilística y el talento de cada formación añadieron aún más brillo a una noche en la que la música, como la luz, supo tocar el alma.
Además, durante todo el fin de semana, los visitantes han podido disfrutar de una programación paralela que ha convertido la Noche de las Velas en un festival cultural al aire libre. El municipio acoge talleres familiares, mercado artesanal, productos de la Marca Reserva de la Biosfera del Alto Turia, teatro, astronomía con planetario y telescopios, recitales de poesía y exposiciones han hecho de Titaguas un destino de emociones, arte y sostenibilidad.