VALÈNCIA. Compromís se encuentra en un importante debate interno sobre su futuro en el que ya ha empezado a hacer movimientos. La coalición, que normalmente deja todas las alianzas para el último momento, cree que ha aprendido la lección. Consciente de que en cada convocatoria electoral sigue perdiendo apoyos, cada vez es más unánime la posición de que ha de haber una gran alianza de fuerzas para disputar el espacio de izquierdas en las próximas elecciones autonómicas de 2027. Y en ello andan ya.
En este punto, aparecen dos objetivos inmediatos: uno, comenzar oficialmente los contactos con otras fuerzas, algo que según fuentes de la coalición ya está ocurriendo; y dos, articularlo con una fórmula en la que todos estén de acuerdo. Aquí será donde, seguramente, venga el problema y existan divergencias de opiniones. Si no, no serían Compromís. Por el momento, aparece un modelo de partido en el que algunos aspiran a mirarse a nivel organizativo: Bildu. Si esta opción será la que triunfe parece aventurado asegurarlo todavía.
Comencemos por el contexto. La coalición ha salvado los muebles en las elecciones europeas –Vicent Marzà, número tres de la candidatura con Sumar, será eurodiputado– y ha aportado a la marca que hasta ahora lideraba Yolanda Díaz un número importante de votos. Pero no remonta y, aunque cuente con una base de apoyos en la Comunitat Valenciana, el riesgo de que siga cayendo es alto.