Comunitat Valenciana

¿Dónde están los muertos de Bonaire?: la desinformación sobre la dana un año después

A lo largo de este año, se han llevado a cabo varios estudios sobre la desinformación en el marco de la tragedia

  • Comparativa entre el antes y el después de la entrada al parking del centro comercial de Bonaire en Aldaia.
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MADRID (EFE/Raquel Godos). Un año después de la dana que azotó Valencia y que causó 229 fallecidos, el bulo de los supuestos muertos de Bonaire ha desaparecido y nadie reclama víctimas inexistentes. Aquella avalancha dejó en evidencia la existencia de campañas desinformadoras para manipular a la población, pero inevitablemente también ahondó la desconfianza de la ciudadanía hacia las instituciones.

La catástrofe, la más mortífera ocurrida en España en lo que va de siglo, fue caldo de cultivo para la difusión de numerosas narrativas falsas: desde mentiras sobre la construcción de presas y pantanos, hasta el desperdicio de las donaciones por parte de las oenegés, aunque la gran corriente desinformadora se centró en apuntalar la idea de que las autoridades estaban ocultando el verdadero número de fallecidos.

El parking de Bonaire, en el municipio de Aldaia, fue el paradigma sobre el que pivotó la desinformación durante los días posteriores a la riada, mientras se llevaban a cabo las labores de rescate y de limpieza de las zonas afectadas y reinaba la incertidumbre. Sin embargo, cuando llegó la hora de que las fuerzas de seguridad entraran en el subterráneo, no se hallaron víctimas.

Vocación por sembrar confusión 

A lo largo de este año, se han llevado a cabo varios estudios sobre la desinformación en el marco de la tragedia, y uno de ellos, elaborado por investigadores de la Universitat Politècnica de València (UPV) y la Universidad Internacional de Valencia (VIU), halló que 3 de cada 4 bulos fueron contenidos creados intencionadamente para engañar.

Además, según el mismo estudio liderado por Germán Llorca-Abad, profesor titular del departamento de Comunicación Audiovisual, Documentación e Historia del Arte de la UPV, el 28% de las desinformaciones analizadas fueron amplificadas por medios de comunicación que no supieron filtrar los bulos en el contexto de crisis.

Dafne Calvo, profesora de la Universitat de València y coautora del libro “Bulos y barro: Cómo la Dana ejemplifica el problema de los desórdenes informativos” junto a Llorca-Abad y Lorena Cano, explica a EFE que las consecuencias de la desinformación durante la dana tienen principalmente dos vertientes negativas.

  • De izquierda a derecha, los autores del libro: Lorena Cano-Orón, Dafne Calvo y Germán Llorca-Abad. Foto: CEDIDA POR AUTORES

”La ruptura de ciertos lazos sociales: la desinformación ha ahondado en la idea de la desmovilización, del abandono institucional, de la violencia cultural contra determinados colectivos. En definitiva, en la desconfianza -considera-. Y por otro lado, ha aumentado la polarización y el enfrentamiento, incluso a nivel ideológico o partidista”.

El factor emocional

Los expertos sobre desinformación coinciden en que los bulos suelen apelar a fuertes reacciones emocionales, y estas son especialmente susceptibles en momentos de crisis como la Dana de Valencia.

En este sentido, investigadores de la Universitat Politècnica de València, en colaboración con la Universidad de Navarra, analizaron 650 publicaciones sobre la dana en redes sociales y concluyeron que en X predominó la tristeza y el miedo, mientras que en TikTok se evidenciaron reacciones más viscerales, vinculadas a la ira y el asco.

El contenido textual de X dejaba cierto margen reflexivo al usuario, frente a los estímulos intensos de la música y los efectos visuales de TikTok, concluyen los autores.

”En cuanto a patrones lingüísticos vimos también ciertas diferencias cuando había desinformación”, explica a EFE Iván Arcos (UPV), coautor del estudio junto a Paolo Rosso (UPV) y Ramón Salaverría (Universidad de Navarra).

”Mucha gente, por ejemplo, apelaba a familiares cuando intentaban hacer afirmaciones falsas. Cosas como: ‘me ha dicho mi primo que es guardia civil que hay 800 muertos’”, detalla Arcos, quien añade que los mensajes con contenido real tenían un lenguaje más elaborado y coherente, mientras que los bulos buscaban esa apariencia de anécdota o testimonio cercano.

Algunas lecciones

En este sentido, Calvo subraya que hay que tener en cuenta que la relación de los ciudadanos con los medios de comunicación y con la información no siempre es racional, “también va por cauces emocionales que no ayudan a que se asimilen los hechos de forma lógica”.

 Calvo expone al respecto que el papel de las agencias de verificación no tiene tanto que ver con desmontar un bulo ni pretender convencer a la ciudadanía de que algo es falso, sisinoon “generar una audiencia crítica que comprenda los problemas que puede crear la desinformación” y lo ocurrido con la dana sí “ha generado un debate” sobre ello.

“Siempre habrá alguien que se crea el bulo de Bonaire -añade-, pero siempre habrá alguien que al menos tenga conciencia sobre el daño que pueda hacer ese bulo y eso también es importante”. 

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