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La casa de Mari Carmen en Paiporta, un año después: reconstruida pero fría y sin recuerdos

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PAIPORTA (EFE). Mari Carmen Iglesias perdió a su tía durante la dana del 29 de octubre, una riada que también les dejó a ella y a su familia sin casa, de la que solo sobrevivieron las paredes, y aunque un año después ya está reconstruida, reconoce a EFE que el vacío de recuerdos la mantiene fría y sin "calor de hogar".

"No nos sentimos extraños en nuestra propia casa, pero todavía no es nuestro hogar", señala Mari Carmen casi un año después de contar también a EFE, en la esquina de la calle donde residía, que su tía acababa de morir por la dana y que se habían quedado sin nada durante una catástrofe que dejó 229 víctimas mortales, miles de damnificados y una parte de la provincia de Valencia, devastada.

"Nos quedamos sin nada, dos metros de agua se lo llevaron todo y al volver a casa solamente teníamos las paredes", recuerda todavía con emoción. En esta localidad del sur de València, en plena zona cero de la tragedia, la dana dejó 46 fallecidos y otros diez vecinos murieron en otros municipios por las riadas.

Una herida que supura día a día

El 31 de octubre por la mañana, esta vecina de Paiporta estaba en la esquina de la calle donde reside y allí comenzó a contar a EFE que acababa de perder a su tía, fallecida en su vivienda ahogada por la riada y cómo ella y su familia lo habían perdido todo; a pesar de los duros momentos, dedicó su tiempo a explicar y a mostrar cómo el agua y el barro se habían llevado por delante todos sus recuerdos.

"Todavía tengo polvo dentro de la casa, la reconstrucción yo no la veo, va muy despacio. Esto no está curado porque es una herida que está supurando día a día. Y lo emocional tampoco está curado", explica mientras enseña su "nueva" casa.

"Hemos procurado recuperar la casa con la misma distribución para que con los ojos cerrados podamos encontrar las cosas", relata Mari Carmen, quien matiza: "Pero no tenemos recuerdos que poner, falta el calor del hogar".

Irse o no irse de Paiporta

Tras perderlo todo, ella y su familia se plantearon marcharse de Paiporta y de hecho no lo han descartado, pero por el momento ha podido más "el apego" porque ella nació en esta casa, que ya lo era de sus abuelos. "Son las raíces", confiesa para proclamar: "Aquí he nacido y aquí me he criado, no me quiero ir".

Sin embargo, admite que le preocupa que otra dana vuelva a ocurrir "dentro de cuatro o cinco años y ya no nos pille con fuerza" para recuperarse de nuevo.

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"Todos tenemos miedo", relata. "Es como tener una espada de Damocles sobre la cabeza que nos puede caer en cualquier momento", y ella y su familia viven continuamente con la "incertidumbre" con lo que "a día de hoy" continúan planteándose marcharse de Paiporta.

Mari Carmen y su familia no se han recuperado todavía "ni del susto (de aquel 29 de octubre) ni del daño emocional que provocaron aquellas inundaciones", confiesa que todavía se sienten "igual de perdidos que aquellos primeros días" y confían en que cuando pase algo más de tiempo, puedan ir recuperándose mejor.

Y un año después, la dana Alice

A finales de septiembre de este año volvieron las alertas por fuertes lluvias (la dana Alice) y el envío del mensaje Es-Alert a gran parte de las localidades que resultaron afectadas por la dana del año pasado.

Mari Carmen y su familia regresaron a su casa de manera precipitada: "Nos coordinamos todos vaciando cajones, pusimos las sillas encima de la mesa y los pequeños electrodomésticos encima de la bancada de la cocina, colocamos la barrera delante de la puerta, vaciamos todo lo que estaba de medio metro para abajo...".

Afortunadamente, no llovió tanto como se había anunciado "pero nos preparamos por si acaso", recuerda a EFE.

En una de las paredes del salón, a pesar de la reforma de la casa, ha aparecido una grieta "a dos metros del suelo, justo a la altura a la que llegó el agua en esta casa", cuenta esta vecina de Paiporta, con lo que es difícil olvidar lo que ocurrió hace un año.

La tragedia vivida les ha unido más que nunca a esta familia valenciana: "Somos un engranaje, si yo estoy mal, mi marido está mal y si mi hija está mal, yo estoy mal, con lo que todos somos uno. Cuando uno está frágil, el otro lo sostiene".

Cuando se le pregunta por las responsabilidades tras la ocurrido, Mari Carmen no duda: "Desde aquí hasta arriba, tendrían que haber caído todos porque no tienen dignidad", y se pregunta "cómo estamos callados y parados" ante lo que califica de "injusticia". 

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