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Empresas desde el interior

Montanejos apuesta por productos de proximidad para dar sabor a sus helados artesanales

'Heladería La Querencia' seduce a vecinos y visitantes con su calidad

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CASTELLÓ. El helado es, quizá, uno de los productos gastronómicos más populares en el mundo. Pocos son los que renuncian a él en verano y muchos los que lo degustan en invierno. Su popularidad se inició, según algunas crónicas, gracias al cocinero italiano Francesco Procopio dei Coltelli, que introdujo el helado en su cafetería de París, Le Procope, la más antigua de la ciudad, a finales del siglo XVII. Precisamente de París, en el mes de mayo de este 2025, llegaron a Montanejos, Alexandre y Flora, con la idea de iniciar una nueva vida fuera del ruido de las grandes ciudades. Lo tenían muy claro. Y también cual sería sus sustento económico. Exacto, una heladería. 

Apenas llevan medio año viviendo en Montanejos y la heladería La Querencia ya es conocida en toda la comarca. "Inauguramos el dia 22 de julio y ha tenido mucho éxito, estamos muy contentos, no lo teníamos nada previsto", indican. Alexandre trabajaba en una empresa de telecomunicaciones y Flora es psicóloga, pero su concepto vital cambió cuando pasaron una semana de vacaciones en Montanejos en 2024. Desde ese momento, ya empezaron a diseñar su futuro. "Nos encantó el pueblo y todas las oportunidades que ofrecía", explica Alexandre. 

Así, que durante el año que permanecieron en Francia ya planificaron su idea de negocio: "Pensamos que era una buena idea abrir una heladería artesanal porque no había en el pueblo", dice Alexandre. Así que comenzaron a formarse en la confección de helados artesanales realizando cursos. "Elegimos este tipo de negocio porque también nos ha gustado siempre la cocina, somos golosos y Flora tenía experiencia porque siempre elaboraba dulces para su familia", expresa. 

Flora y Alexandre tienen 27 años y una niña de 14 meses y se muestran muy satisfechos de la respuesta de la gente a la iniciativa. La heladería no sólo es un puesto de venta sino que los clientes también tienen un espacio para sentarse y degustar los helados y los dulces elaborados artesanalmente. En la vitrina se encuentran los sabores tradicionales de vainilla, chocolate, fresa, piña, turrón de Jijona, oreo, leche merengada, etc., pero también recetas originales como son el de queso de cabra Gaia con castañas, el de queso de cabra Arte Lácteo (ganador de la Feria de Queso Artesano de Montanejos 2025) con mermelada casera de ciruelas, el de queso brie francés con ciruelas, el de yogur con maracuyà, el de tarta de queso con frambuesa, el de pistachos y nutella sin azúcar, e incluso uno con sabor a la cerveza Vidigonera, autóctona de Montanejos. "Nuestra idea es ofrecer nuevos sabores a los clientes y también apostar por el producto local”, señala Alexandre, “ya que aparte de la cerveza, también elaboramos dulce de caquí, con producto de Montanejos, y utilizamos miel de La Alquería de Montanejos, y en un futuro pensamos incorporar más productos autóctonos para apoyar a los productores locales", asegura. 

La iniciativa de Alexandre y Flora es una muestra de la evolución que mantiene el sector en los últimos años, reforzando su carácter gastronómico, lo que le ha ayudado a mejorar su visibilidad y seducir a un mayor número de paladares. Este verano personas de Valencia, Madrid, Francia o Alemania, entre otras, han probado los helados de La Querencia en un municipio que pasa de alrededor de 600 habitantes a cerca de 8.000 durante la época estival. 

Con la cercanía del invierno, los responsables de la heladería han incluido en su carta dulces como el de caqui, creps, crumble de manzana o chocolate caliente, para los que no se atrevan con los helados y prefieran combatir el frío. 

El éxito en su negocio les ha llegado de repente a Alexandre y Flora, tanto que reconocen que, seguramente, el próximo verano deberán contratar a alguien para atender la demanda. Pero su apuesta no se queda en el ámbito laboral. Es un proyecto de vida, el cual se alegran mucho haber iniciado. Un ejemplo claro es su integración en el pueblo. "El entorno es precioso y la gente es muy simpática en Montanejos, hemos hecho amigos y nos reunimos varías parejas en una peña y hacemos paellas. Además es un municipio que tiene todos los servicios, y, por ejemplo, desde casa a la guardería, donde va nuestra hija son tres minutos caminando, eso en París sería muy difícil".

Alexandre explica que "si hace dos años me dicen que estaremos elaborando helados artesanales en un pueblo de 500 habitantes me hubiese puesto a reír, pero ahora estamos muy contentos de haber tomado esta decisión". 

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