Puntos calientes donde las plazas y las terrazas se funden. En ésta, a las espaldas de Primado Reig, como en los bajos de una comunidad en abierto, El Aprendiz ha vuelto a clase. Su terraza -¡vade retro semana lluviosa!- ha vuelto a cristalizar, aún con esa sensación de orfandad de cuando dos mitades irrenunciables se desdoblan.
Lo de Noemi López e Ignacio y Jesús Toledo ya es una propuesta asentada después de siete años y una trashumancia continuada por los sabores del mundo, pero sin renunciar a esa cierta inocencia sencilla que se enseña desde el propio nombre: “Le llamamos El Aprendiz porque surgió en un momento donde la cocina estaba en auge, los programas de televisión, los restaurantes bistro de los grande chefs... nosotros partíamos desde cero y queríamos transmitir que se empieza desde abajo, que cada día se aprenden cosas nuevas y que en cierto modo, todos somos aprendices en la vida... en este caso en la cocina”.