Para conocer las necesidades de tus vecinas y vecinos, sus puntos fuertes, sus potencialidades o los retos que van a enfrentar, es imprescindible la cercanía, el contacto directo día a día. Es un hecho indiscutible que la convivencia, la escucha activa, la participación y el feedback llegan de manera más eficiente cuanta más proximidad haya entre la ciudadanía  y las administraciones públicas.

Es aquí, en esta forma de trabajo y de relacionarse, en donde radica la importancia y la fuerza del municipalismo, pero también donde se evidencia la necesidad de que su presencia sea indiscutible a todos los niveles. 

Cuando miramos a Europa, sin embargo, nos encontramos muchas veces con una tremenda falta de representación de las instituciones municipales, de esos mismos órganos que se relacionan a diario directamente con la población. Y esto nos obliga a preguntarnos cómo es posible hacer políticas que beneficien realmente a las regiones, a las personas, si se obvia al que sin duda es su interlocutor más potente, el que posee mayor capacidad para comprender y analizar qué requieren.

Es nuestro turno de reivindicar este papel, de reforzar el trabajo que ya llevamos tiempo realizando para conseguir esa presencia en las instituciones europeas y ser parte activa en las políticas y estrategias diseñadas desde Europa. 

Indudablemente, para tener influencia en la Unión Europa, nuestra metodología debe articularse en torno a tres conceptos: visión, anticipación y, por supuesto, medidas concretas. Debemos influir en la agenda pública, poner sobre la mesa los temas realmente importantes, aquellos que afectan a nuestra ciudadanía, que les preocupan, los que más les afectan. Esos temas que conocemos de primera mano porque los tratamos de manera cotidiana.  

Para ello, necesitamos una presencia permanente en Bruselas, una sede bien dotada, con personal especializado para ello. Porque, lo que está claro es que sin la presencia del municipalismo en Europa no solo vamos a tener muy difícil el poder beneficiarnos de las próximas convocatorias, sino que tampoco vamos a tener la capacidad de influir en el diseño de estas.