VALÈNCIA. El terremoto comercial que parece no tener fin desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha puesto a las empresas de todo el mundo en alerta. Para la Comunitat, Estados Unidos es el cuarto mercado donde más bienes y servicios vende por detrás de Francia, Alemania e Italia, por lo que las mercantiles valencianas con negocio en el país norteamericano estudian (en la medida que les deja la incertidumbre) sus estrategias ante la posibilidad de que el mandatario materialice su última amenaza de poner un arancel del 30%. La Unión Europea, por su parte, sostiene que tratará de alcanzar un acuerdo que deje el gravamen en un 15% aunque sin descartar futuras represalias en caso de que el pacto no sea posible.
Bouwen Grupo, un conglomerado de empresas enfocadas en la cadena industrial con sectores diversos como automoción y el aeronáutico, estudia otros mercados con potencial como alternativa. "Tenemos que evaluar si vamos a seguir en EEUU o nos vamos a otros países incipientes", explica el responsable del área de Ingeniería, Bernardo Cebolla, quien apunta a los países árabes como posibles regiones para compensar la plausible pérdida de ventas en el autodenominado país de las oportunidades.
Además, la postura reticente de Trump respecto a la electrificación ya está pasando factura. "Hay un freno en la importación. Los productores internos no saben si apostar por la electrificación o volver a la combustión. Todo se ha vuelto a parar", agrega. La mercantil valenciana tomó la decisión el año pasado de abrir una sede en Michigan y además ahora está acabando de implantar una fábrica en México que, según indica, espera que siga adelante tal y como ha planteado la compañía. "Los mensajes de Trump hacen que decisiones de inversión se paralicen, tanto con producto interno como externo", reflexiona el repsonsable del área de Ingeniería.
La amenaza de un arancel del 30% a los productos europeos ha encendido también las alarmas en la bodega valenciana Vicente Gandía. La empresa señala que está trazando un plan de contingencia por si finalmente se materializa. "Si establecen ese 30%, tendremos que ver cómo repartimos ese impacto y renegociar con los clientes. No vamos a renunciar a Estados Unidos, pero tendremos que adaptarnos", indica su director general, Javier Gandía. El empresario admite que el escenario genera una "parálisis" en las decisiones de compra por parte de sus distribuidores en el mercado estadounidense. "Como Trump es tan cambiante no sabes cómo actuar", ironiza en referencia al mandatario republicano. "Hay clientes que directamente están posponiendo los pedidos porque no saben si el mes que viene el vino les va a costar un 30% más. Esa incertidumbre es muy mala", advierte.
Debido a la situación, la bodega no ha registrado el crecimiento que esperaba en el mercado estadounidense en lo que va de 2025. "Estamos en niveles similares al año pasado porque hicimos una apuesta importante por este mercado. Si no lo hubiéramos hecho, habríamos bajado, cuando lo lógico es que estuviéramos creciendo", señala. Eso sí, pase lo que pase, la compañía valenciana seguirá apostando por EEUU. "Es un mercado con alto poder adquisitivo y no podemos renunciar a él. Pero necesitamos estabilidad y certidumbre. En cuanto la cosa se aclare, reforzaremos nuestra presencia allí", concluye Gandía.
Precisamente esa certidumbre es la que le falta a Industrias Tayg, dedicada a la inyección de plástico. La compañía se encuentra justo en el proceso de incursión en el mercado estadounidense de una segunda marca especializada en materiales de construcción. "Justo hoy hemos cargado los dos primeros pedidos. El porcentaje final que se ejecute de arancel influirá mucho en las decisiones que tomemos", explica Ignacio Fernández, CCO de la mercantil. En su caso, afirma que una tasa del 30% sería imposible de asumir íntegramente. "Si se ejecuta ese 30%, tendremos problemas en los seis primeros meses porque entraríamos en el mercado siendo más caros que la competencia que ha estado vendiendo estos meses para adelantar envíos y ahorrarse el arancel. No podemos asumir un 30%, tendríamos que repercutir una parte en el precio", señala.
Pese a ello, renunciar al mercado de EEUU no está entre sus planes. "Tenemos pulmón para aguantar esos seis meses", afirma. ¿Y después de eso seis meses? Después la competencia también se verá obligada a vender más caro. "Entonces todos estaremos en igualdad de condiciones. Eso sí, al subir todos los precios, es más probable que los exportadores dejemos de vender los productos que tengan sustituto estadounidense, es decir, que se fabrique allí", destaca Fernández, quien insiste en qye "gran parte" de los intermediarios asumirán el impacto en sus márgenes."Habrá una parte que lo asumirán las tiendas allí y otra los importadores", añade. Aunque Industrias Tayg está adentrándose con su marca de materiales de construcción, lo cierto es que ya sabe lo que es vender en el país norteamericano, puesto que ya exportaba productos de su primera marca, dedicada a ferretería y bricolaje. "En ese caso lo que hemos hecho es adelantar todos los envíos que podíamos. Los clientes hicieron acopio", cuenta.
Coycama vende muebles de baño en EEUU y en lo que va de años ha registrado una caída de las ventas del 50% debido a la incertidumbre generada por el mandatario republicano. "Además los clientes nos piden que les hagamos descuentos para compensar la posible subida del arancel. Nos amenazan diciendo que si no lo hacemos, no nos compran", señala el director de exportación, Carlos Calderón, que apuesta por buscar mercados alternativos que compensen la merma de las ventas al país del Tío Sam.
Y al igual que estas, centenares de firmas valencianas se encuentran en guardia durante estas semanas, atentas a lo que pueda suceder después del 1 de agosto, fecha límite de la tregua que dio Trump para la imposición de aranceles. Otras compañías que son líderes en la Comunitat también se plantean tomar decisiones significativas, como es el caso de Power Electronics, que ya anunció en enero que podría acelerar la construcción y puesta en marcha de su nueva planta en Houston, en la que ha invertido 300 millones de dólares, y llevarse poco a poco de sus instalaciones valencianas a EEUU el 60% de su producción, que es la que exporta al mercado estadounidense.
En riesgo 145 millones de euros
La política arancelaria proteccionista de la administración de Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos ha reactivado las alarmas entre los sectores exportadores europeos. En España, la amenaza se cierne especialmente sobre tres industrias con una presencia consolidada en el mercado norteamericano: el equipamiento de baño, la ferretería y la limpieza profesional. En conjunto, estos sectores, bajo las siglas de la Agrupación Española de Exportadores de Transformados (ARVET), registraron en 2024 exportaciones a EEUU por valor de 145,76 millones de euros. "Un volumen que podría verse afectado si se reactivan o intensifican las medidas arancelarias de la presidencia norteamericana", señalan desde Arvet, que tiene su sede en Valencia.
Desde los 117,4 millones de euros de 2020, las ventas a EEUU han aumentado casi un 24% hasta los 145,76 millones de 2024. Este crecimiento ha sido más robusto en el sector de la ferretería, que concentra más del 75% del volumen exportador, seguido por el sector de baño, con cerca de 28 millones, y el de limpieza, con más de 8 millones de euros anuales.
"La posibilidad de una vuelta al proteccionismo comercial representa una amenaza directa para la competitividad de estas empresas. Las nuevas medidas arancelarias promovidas por la administración Trump podrían tener un impacto directo y desigual sobre los sectores representados por Arvet, y sus asociaciones integradas Aseban, Asfel y Cofearfe. La preocupación se centra en el incremento de costes, la pérdida de cuota de mercado y el retroceso en posiciones en los rankings de importaciones estadounidenses, donde algunos productos españoles han logrado posicionarse entre los diez primeros", destaca.
Fabricar en el mercado americano para sortear la tasa
Por su parte, Cámara Valencia advierte de las consecuencias que tendrá para las empresas valencianas la imposición de un arancel del 30%. Según explica, empresas valencianas con larga tradición exportadora a este país podrían optar por una estrategia de inversión para fabricar en el mercado americano. Por supuesto, se prevé una caída de las exportaciones al mercado norteamericano, aunque (señala la entidad) para aquellas empresas valencianas implantadas en Estados Unidos no tiene porqué implicar pérdidas de clientes. "En los primeros meses de 2025 las exportaciones se han incrementado por la anticipación de los importadores a aumentar stocks ante la posibilidad del aumento de aranceles. Haya acuerdo o no, en la segunda mitad de 2025 se registrará un retroceso de las exportaciones a Estados Unidos", sostiene el ente cameral.
"Las empresas americanas buscarán nuevos proveedores entre los países que no se les aplique un arancel tan significativo, dado que sus precios serán más competitivos frente al de los productos europeos", agrega la Cámara, que alerta de desviación de comercio desde el mercado americano hacia otros mercados con elevado poder adquisitivo. "Las empresas de los países a los que USA imponga elevados aranceles trataran de buscar nuevos mercados donde vender sus productos y la Unión Europea es uno de los principales mercados potenciales. Por tanto, las empresas valencianas se enfrentan a un aumento de la competencia en el mercado nacional y europeo, y para multitud de productos (dado que los aranceles son horizontales para todo tipo de producto)", advierte la Cámara.
