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Banco de Valencia, al borde de la nada

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MADRID. Si alguien albergaba alguna esperanza, siquiera remota, de que la crisis del Banco de Valencia tuviera una salida distinta a la corrida por la CAM, por poner el ejemplo más próximo, ayer se dio un baño de realidad.

Los administradores nombrados por el Banco de España tras la intervención hicieron públicas las cuentas del tercer trimestre de 2011 y confirmaron la política del FROB en las entidades en las que ha tomado el control: máximo rigor a la hora de considerar dudosos los préstamos y reducción sustancial del valor de los activos. Consecuencia, más de mil millones euros de nuevas provisiones para cubrir los fallidos y el deterioro de los bienes propiedad del banco. Resultado, pérdidas multimillonarias donde antes había beneficios.

Según las cuentas formuladas por los tres administradores que controlan la entidad desde su intervención el pasado 21 de noviembre, Banco de Valencia perdió 876,44 millones de euros hasta septiembre de 2011. Una cifra que, por si sola, deja a la centenaria entidad financiera al borde de la nada, del valor cero. El peor escenario previsto por los accionistas históricos y por los más de 50.000 pequeños inversores.

Tal y como explican tanto los administradores como el informe de auditoria, con estos resultados Banco de Valencia precisa de una ampliación de capital para equilibrar su balance. Y aunque no se da la cifra, hay que recordar que el FROB tiene listos 1.000 millones para ese fin. 

Pero el drama del Banco de Valencia es mayor cuando se tienen en cuenta las nuevas exigencias de capital derivadas de la reforma financiera: necesitará otros 823 millones para nuevas provisiones y otros 428 millones más para cumplir con el nivel mínimo de capital. En resumen, más de 2.000 millones de euros.

EL FANTASMA DE LA DILUCIÓN

En todo caso, lo urgente es la ampliación de capital para asumir las fuertes pérdidas afloradas por el FROB y que, de no mediar un milagro, tendrá como paso previo una reducción de capital hasta cero (aunque este aspecto no ha sido aún oficializado) para posteriormente ampliarlo por una cifra que sitúe al banco en unos coeficientes de solvencia aceptables. Una operación acordeón que 'expulsará' a los accionistas que verán reducido el valor de sus acciones a un mero derecho de suscripción para la ampliación. Y si no acuden -como es previsible- el FROB nacionalizará la entidad, convirtiéndose en el accionista único.

Respecto a la nuevas necesidades de capital, los administradores señalan que de momento quedan pendientes. Pero introducen un matiz esclarecedor: Banco de Valencia tendrá dos años para hacer esas dotaciones si entra en un proceso de concentración, algo que se da por hecho, ya que si todo sigue su curso normal, la entidad será subastada.

BANKIA YA DA SU 'INVERSIÓN' POR PERDIDA

La preocupación que han mostrado tanto en privado como en público los accionistas minoritarios del Banco de Valencia contrasta con la frialdad con la que su mayor socios, Banco Financiero y de Ahorros (tambié matriz de Bankia) ha asumido la pérdida del valor de una de sus participadas.

Horas antes de que se hicieran públicos los resultados, el presidente de BFA, Rodrigo Rato, desveló que BFA ya ha provisionado en su totalidad su participación en Banco de Valencia, "ante la posibilidad de que valga cero", dijo Rato. Preguntado sobre si ya han descartado acudir a una ampliación, Rato insistió en su discurso: "Tenemos una participación financiera como accionistas sin participación en la gestión y no estamos considerando ninguna otra opción".

Una excusa, la de que el 38% de BFA en Banco de Valencia es una mera inversión financiera, que resulta del todo ridícula por los hechos, pero que además se pone en evidencia en el relato que hacen los administradores del FROB de los días previos a la intervención. Es solo cuando se pide el rescate cuando BFA deja de gestionar el banco. En otras palabras, BFA dejó caer a la que otrora fuera joya de la corona de Bancaja, su segundo máximo accionista. 

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