VALÈNCIA. Eva Blasco afronta otro mandato al frente de la patronal provincial CEV Valencia con múltiples desafíos por delante. En esta etapa estará bajo el paraguas de Vicente Lafuente, nuevo presidente de la CEV, la patronal autonómica, con quien aspira a conseguir una mayor vertebración tanto interprovincial como en el seno de la provincia de Valencia, donde Blasco apunta a que hay una doble velocidad económica diferenciada entre la costa y el interior, por un lado, y entre norte y sur, por otro. Por ello, uno de sus principales objetivos es que la actividad económica fluya en todas las comarcas. En ese empeño por la vertebración también figura el ambicioso objetivo de constituir lo que ella llama la 'Gran Valencia', donde la capital no fagocite al área metorpolitana y se consiga coordinación en ámbitos esenciales como la movilidad y las emergencias. Y, por encima de todos ellos, el reto de que la provincia se recupere de la catastrófica Dana del 29 de octubre de 2024 sin dejar a nadie atrás.

–¿Cómo afronta esta nueva etapa al frente de CEV Valencia?
Es ilusionante. Yo ya era presidenta de CEV Valencia y tomé la decisión en un contexto de cambio de liderazgo. Venía de la etapa de Salvador Navarro, pero esto es una continuidad de proyecto. El nuevo presidente, Vicente Lafuente, ha sido clave en el proyecto junto a Salva. Antes de tomar la decisión definitiva me reuní con mi equipo y con Vicente, y él planteaba un proyecto de hacer todavía más fuerte la CEV, manteniendo la vertebración territorial. Eso me llevó a continuar, porque nuestra provincia tiene grandes retos por delante. Tomé la decisión con mucha ilusión y ganas de trabajar por las empresas de la provincia de Valencia.

–¿Cómo ha vivido el cambio en la presidencia de la CEV autonómica?
Lo viví como buena parte de la sociedad valenciana: primero con sorpresa ante la decisión de Salvador Navarro de no presentarse a la reelección. Agradecí su generosidad al adoptar esa decisión pensando en lo mejor para la organización. Y al saber que Vicente Lafuente daría el paso adelante, sentí tranquilidad. No suponía una ruptura con el pasado, sino una evolución natural. Nadie hubiera imaginado hace ocho años que la CEV autonómica estaría tan posicionada como ahora a nivel autonómico y estatal. Hemos demostrado que la vertebración territorial es posible y que unidos conseguimos más cosas.

–¿Cómo es su relación con Vicente Lafuente?
Muy buena. Conozco a Vicente desde hace años. Él y Salvador Navarro empezaron juntos en el mundo asociativo, impulsando la renovación del tejido empresarial. Cuando yo llegué, ya se estaba fraguando el proyecto autonómico, con Salva liderándolo y Vicente a su lado. He tenido con él una relación muy cercana, no es alguien que conozca de vista: tengo una excelente relación personal y profesional.

–¿Cree que los empresarios valencianos, con la representación de la CEV, han ganado influencia a nivel nacional?
Yo creo que hemos ganado presencia. Hemos ganado peso con el Consell y las relaciones con las Cortes, que es algo que se ha logrado a través de Salvador Navarro. Creo que tenemos un posicionamiento importante ahora. Y en la partida que se juega a nivel nacional, la Comunitat está en el tablero. Siempre lo estarán Cataluña y Madrid, que es de quien siempre se habla, pero aquí lo importante es que la Comunitat Valenciana está ya en el tablero.

–¿Qué cambios va a haber en la CEV provincial respecto a la etapa anterior?
No planteo cambios radicales. Es una propuesta continuista, porque hay mucho trabajo por hacer. Y además nuestra provincia arrastra un factor añadido: la DANA. Si antes del 29 de octubre de 2024 ya había retos, ahora se han multiplicado. A pesar del avance extraordinario en la recuperación, queda muchísimo por hacer. La DANA no está superada. Y junto a ello, otro eje fundamental es la vertebración territorial de la provincia, porque Valencia ciudad fagocita mucho y necesitamos cohesionar el territorio.

–¿A qué se refiere con que hace falta vertebración provincial?
Tenemos problemas serios en comarcas como la Vall d’Albaida, Xàtiva o las comarcas centrales: hay despoblamiento, falta de suelo industrial, pérdida de actividad económica. También en la zona de Utiel-Requena. Además, ahora se suma una distorsión norte-sur porque el dinamismo que genera el proyecto empresarial de Sagunt no se está distribuyendo hacia el sur. Necesitamos impulsar proyectos como el parque empresarial de la Vall d’Albaida, que dinamizaría las comarcas centrales. Y, además, la Dana nos ha enseñado la necesidad urgente de una Gran Valencia metropolitana para coordinar movilidad, emergencias, residuos… Las fronteras administrativas ya no tienen sentido.

–¿En qué consistiría esa gran Valencia de la que habla?
¿Cuánta gente trabaja en Valencia que vive en todos esos municipios del área metropolitana y viceversa? ¿O bien que trabajen en un municipio del área metropolitana pero residan en otro y se vean obligadas a desplazarse hasta Valencia para poder llegar en transporte público al lugar donde trabajan? Es increíble que no haya transporte público que conecte municipios de l'Horta Sud, por ejemplo, que están a diez minutos uno de otro. Hay un gran problema de movilidad. Valencia capital está fagocitando al resto de municipios y tenemos que conseguir una buena vertebracion de todas las zonas. Estamos perdiendo apoyos estatales a la movilidad porque no tenemos constituida el área metropolitana como corresponde. Aprendamos de la dana; no tenía ningún sentido que los bomberos de la capital no pudieran desplazarse a pueblos de la zona cero. La única traba para crear la Gran Valencia es política. Y a esto quiero añadir también la necesidad de una mejor movilidad para desplazarse a los polígonos, donde hay un tejido productivo importante.

–¿A qué se refiere?
Es una cuestión política por la posible pérdida de competencias por parte de algunos ayuntamientos o bien de guerrilla política entre gobiernos de distintos colores. Pero creo que los valencianos y valencianas nos merecemos que todo eso se supere, porque además es que la Dana nos ha enseñado que las fronteras administrativas entre términos municipales son absurdas.

–¿Qué objetivos se marca para el nuevo mandato de cuatro años?
No hablo de objetivos muy concretos, porque nuestra labor es más global, pero sí me gustaría que se empezara a trabajar en el área metropolitana. También conseguir más suelo industrial, incentivar la implantación y mantenimiento de empresas, y evitar que dentro de cinco años la provincia pierda actividad cuando termine el impulso de la reconstrucción. Otro objetivo es recuperar el pequeño comercio y la hostelería: alrededor del 20% podría desaparecer definitivamente si no se incentiva el relevo. Y recuperar al menos el 90% de las explotaciones agrícolas (ahora estamos en el 60%) porque somos una potencia agroalimentaria.

–¿Cómo ve la economía de la provincia?
Las cifras macroeconómicas son excelentes, en empleo y PIB, pero están impulsadas por la reconstrucción, que durará años. A nivel micro, depende del sector, del territorio y del tamaño de la empresa. La industria ha recuperado en torno al 95%, pero el comercio y la hostelería están en el 80%, con riesgo de que un 20% desaparezca. Hay municipios donde solo ha reabierto el 50% del comercio. Y las microempresas (el 95% del tejido)  han sufrido más, especialmente aquellas que ya tenían préstamos Covid y han tenido que endeudarse aún más.

–¿En qué medida se ha recuperado la provincia de la DANA?
En términos globales se habla de un 90% de recuperación, pero son medias que no reflejan la realidad. La agricultura está en un 60%, los polígonos industriales siguen con problemas graves en viales y alcantarillas, y muchas empresas han tenido que limpiar y reconstruir con sus propios medios. El esfuerzo ha sido enorme, pero queda muchísimo por hacer y la falta de ayudas reales (más allá de préstamos y avales) agrava la situación.

–Distintos servicios de estudios hablan de un repunte de la economía en la provincia gracias a la inyección de dinero para la recuperación. ¿Lo están percibiendo las empresas?
El repunte se percibe en cifras macroeconómicas, pero no necesariamente en el día a día de las empresas, sobre todo de las pequeñas. Como decía, muchas siguen endeudadas, y sectores como el comercio o la agricultura están lejos de la recuperación plena. La reconstrucción impulsa los datos, pero cuando ese impulso desaparezca veremos el verdadero impacto.

–¿Cómo valora el papel del Consorcio de Seguros?
Han hecho una labor titánica: 250.000 expedientes, 140.000 vehículos… una magnitud brutal. Pero ahora queda "solo" ese 10% pendiente, que puede marcar la diferencia entre sobrevivir o cerrar. Pedimos que al menos indiquen cuánto van a conceder, porque sin esa información las empresas no pueden tomar decisiones. Y creemos que sería más lógico pagar ya los expedientes pendientes y perseguir después los posibles fraudes, no al revés. Ese 10% es crucial. Parece que el Consorcio, después de ese esfuerzo sobrehumano, se ha relajado al alcanzar el 90%. Pero es que ese 10% es crucial. Necesitamos que se cumpla ya.

–¿Las empresas perciben la simplificación administrativa puesta en marcha por el Consell?
La han lanzado, pero queda muchísimo por recorrer. Se percibe algún avance, pero estamos todavía en pañales. Lo positivo es que se ha empezado a recorrer el camino. Desde CEV estamos identificando trámites que siguen generando problemas para proponer mejoras.

–¿Cree que la falta de mano de obra se debe a que la gente no quiere trabajar o a que las empresas no ofrecen condiciones atractivas?
No creo que la gente no quiera trabajar ni que las empresas no paguen bien. Pagan lo mejor que pueden y muchas pagan bien. El problema es que han cambiado las preferencias del mercado laboral. Hay ocupaciones bien remuneradas —construcción o transporte— que no resultan atractivas para los españoles, como ha pasado en otros países. Además, muchos jóvenes quieren teletrabajar o evitar trabajos con horarios intensos. Tenemos que adecuar la formación a las necesidades reales del mercado. Estamos trabajando con el Ayuntamiento de Valencia en formación en oficios, construcción, metal, transporte y hostelería.

–¿Qué opina de la falta de ejecución de los fondos europeos?
Está siendo catastrófica en toda España. Es una oportunidad histórica perdida. El 80–90% de los fondos se destinaron a administraciones para digitalización y ahí se ha ejecutado algo más, pero los PERTE han sido complejísimos de gestionar y a las comunidades autónomas les llegó poco. La ejecución ha sido baja en todos los niveles.

–¿Qué le pide al nuevo Consell de Juanfran Pérez Llorca?
Escucha activa. No todas las reivindicaciones se podrán atender, pero pedimos que se escuche al tejido empresarial. Valoro que en este Consell sí ha habido escucha y que Marian Cano, que procede del ámbito empresarial, conoce nuestra realidad. También pedimos simplificación administrativa y que el presidente tenga en cuenta las singularidades que deja la Dana: que no se mezclen las inversiones de la reconstrucción con cálculos provinciales habituales. Y, sobre todo, que se nos deje trabajar y se nos escuche.