VALÈNCIA. Con solo cinco años de vida, la firma valenciana Caleblas ha logrado posicionarse como proveedor de referencia para un gigante del transporte como es Stadler, encargándose de aplicar los acabados de pintura a buena parte de los trenes que la compañía suiza fabrica en su planta valenciana de Albuixech. Lo que comenzó en una pequeña nave de Algemesí se ha convertido hoy en día en una compañía que supera los cuatro millones de euros de facturación y emplea a un centenar de trabajadores, siendo una pieza clave tanto para el sector ferroviario europeo como para el ecosistema industrial de la Comunitat Valenciana, especialmente en la comarca de la Ribera.
Su trayectoria, aunque breve, no ha estado exenta de obstáculos. Fundada en 2020, en plena pandemia, Caleblas tuvo que sortear desde el inicio una serie de desafíos que pusieron a prueba su resiliencia: primero, la crisis sanitaria, y, después, la Dana de 2024 en Valencia, que obligó a interrumpir durante semanas su actividad y cuyas consecuencias aún marcan el ritmo de producción. A pesar de todo, la empresa ha seguido creciendo y actualmente cuenta con tres plantas de producción y almacenamiento en el polígono industrial de Cotes (Algemesí), que suman 15.375 metros cuadrados dedicados a procesos de granallado, imprimación y acabado de pintura sobre piezas metálicas.
La empresa nació como respuesta a una carencia detectada por sus fundadores en el sector industrial valenciano: la falta de oferta especializada en tratamientos de pintura líquida de alta complejidad y resistencia. “Muchas compañías tenían que recurrir a proveedores fuera de la Comunitat Valenciana”, explica Jesús Blasco, CEO y fundador de Caleblas. Una necesidad que transformaron en oportunidad, definiendo un plan de negocio que presentaron a varias empresas del entorno. Así arrancó la empresa, que, sin embargo, se vio obligada a detener su operativa apenas comenzó debido al estallido de la pandemia y el confinamiento.
Una vez se retomó la actividad industrial, Caleblas centró su actividad en el sector de la construcción, ofreciendo servicios para grúas y estructuras ignífugas en una nave de 2.000 metros cuadrados. Pronto llegaron los primeros encargos para grupos como Alapont o el Grupo Alonso, pero el punto de inflexión llegó con Stadler. Lo que empezó con encargos puntuales fue creciendo en volumen e importancia hasta que la planta valenciana de la firma ferroviaria resultó la elegida para fabricar los 504 trenes del 'megacontrato' de 4.000 millones de euros que se había adjudicado Stadler para un consorcio de seis operadores alemanes y austriacos. El fabricante suizo necesitaba una producción a mayor escala y Caleblas decidió volcar todos sus recursos para responder a sus exigencias.

- Caleblas. -
- Foto: EDUARDO MANZANA
Tanto es así que para asumir ese nuevo volumen de producción ambas compañías pusieron en marcha unas nuevas instalaciones, en las que la firma ha invertido cerca de dos millones de euros. Un espacio de más de 11.000 metros cuadrados, en los que se realiza todo el proceso de tratamiento de pintura. “La llegada a la factoría de Valencia del proyecto de 504 trenes hacía necesario ampliar la capacidad de producción y por ello pusimos en marcha estas nuevas instalaciones de forma conjunta. Aunque también continuamos aumentando recursos para cubrir otros proyectos del grupo con destinos como Nueva Zelanda, Suiza Taiwan y muchos otros países”, explica el CEO de la firma valenciana.
Así se pintan los trenes de Stadler
El proceso en las instalaciones arranca con la llegada 'en crudo' de los coches de los trenes en su forma de estructura metálica. El primer paso es el granallado, que consiste en un tratamiento de limpieza a alta presión y que es fundamental para garantizar la correcta adherencia de las capas posteriores. Mediante una manguera se lanza sobre la superficie corindón, un mineral arenoso que limpia mecánicamente la superficie, eliminando impurezas y preparando el metal para que la pintura se adhiera correctamente.
A continuación, las estructuras pasan a la cabina de pintura, donde se aplica una imprimación anticorrosiva de alta durabilidad para proteger el acero y garantizar una vida útil de varios años sin oxidación. Posteriormente, se realiza el masillado para dar planitud y uniformidad a la superficie antes del acabado final en color. El tratamiento culmina con el pulido de zonas no alcanzadas, retoques manuales en caso de que sean necesarios y una verificación final a cargo de personal de calidad subcontratado por Stadler. Solo después de este control, el tren está listo para salir de las instalaciones.
En este momento, la planta trabaja a medio gas por el impacto de la Dana. Solo unos meses después de inaugurar la nave llegó la tragedia que inundó el espacio. Tras dos meses de trabajo intenso para reacondicionarlo se pudo retomar la actividad, pero Caleblas es solo un eslabón dentro de una cadena de suministro, en la que muchos otros proveedores también resultaron gravemente afectados por la riada. Esto ha provocado problemas en el abastecimiento de materiales, que han impedido mantener el ritmo de producción previsto durante estos meses.

- Caleblas. -
- Foto: EDUARDO MANZANA
No obstante, las previsiones para final de año son optimistas: se espera recuperar la carga de trabajo comprometida. La compañía confía en poder pasar de las 40-50 unidades ferroviarias ejecutadas este año del 'macropedido' para el consorcio de operadores alemanes y austríacos a las 198 anuales el próximo año, además de asumir la producción de otras 300 unidades de tranvías de diferentes modelos.
Paralelamente, también se encarga de los acabados de muchas de las piezas que van en los diferentes modelos de trenes de Stadler. De esta forma, Caleblas trabaja con miles de referencias distintas, pintando tanto piezas individuales como unidades completas de locomotoras y coches de distintos modelos, lo que permite optimizar el proceso. También, garantiza su trazabilidad, dado que está todo centralizado en un solo taller. Asimismo, este sistema ayuda a reducir el desperdicio, ahorrar pintura y mejorar la sostenibilidad de la cadena de suministro, ya que se evitan envíos innecesarios y se agrupan los trabajos por colores.
Esta actividad se acomete en las naves más pequeñas que tiene la compañía en Algemesí. Gracias a esta organización, Caleblas puede producir entre 20.000 y 30.000 piezas al mes, con una capacidad instalada de hasta 200.000 horas anuales de trabajo a dos turnos. “Nuestros procesos no solo aseguran la durabilidad y resistencia, sino que también ofrecen cumplimiento normativo, brindando a nuestros clientes tranquilidad y confianza en cada proyecto, asegurándoles también la sostenibilidad en sus procesos de compra y, por tanto, de su cadena de suministro, algo cada vez más importante para las grandes corporaciones comprometidas con el medio ambiente”, resalta Blasco.

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- Foto: EDUARDO MANZANA
A la búsqueda de nuevos clientes
Ahora, Caleblas busca iniciar una nueva etapa y ampliar su cartera de clientes entrando en nuevos sectores como el de la defensa, además de fortalecer las alianzas con otros de sus clientes como Grupo Alonso, Bull Box o Alapont Logistics, entre otros. Un salto que quieren dar después de un año en el que ya han demostrado su capacidad de dar servicio a un gran cliente. "Ir de la mano de Stadler ha sido un reto enorme. Esta alianza ha sido clave para nuestro crecimiento, pero también ha exigido estar a la altura de un cliente internacional de primer nivel", admite Blasco.
Su intención es atacar ahora otros nichos de negocio industriales que precisen de un proveedor de referencia en el tratamiento de pintura para estructuras metálicas y que lo hagan desde el inicio de la fabricación. "Queremos consolidarnos en los sectores más exigentes: ferroviario, aeronáutico, defensa y naval", explica.
De hecho, su estrategia pasa por crecer el próximo año hasta los 5,5 millones de euros en facturación y superar los 7 millones a partir de 2027. También prevé aumentar la plantilla en unas 40 personas más en los próximos años. "Nos gustaría ver a Caleblas en los próximos diez años como un proveedor de referencia en industrias donde la exigencia técnica, la trazabilidad y la calidad son clave", subraya.

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- Foto: EDUARDO MANZANA