CASTELLÓ. Frost-trol ha entrado finalmente este martes en concurso de acreedores tras despedir a sus 133 trabajadores la semana pasada. La empresa, referente en la fabricación de frigoríficos para usos industriales, no ha superado por ahora los problemas que arrastra por un fraude interno de 2021. No obstante, confía en que durante el proceso concursal se materialice la venta de la unidad productiva a un inversor europeo que ha mostrado interés por la misma en las últimas semanas.

La compañía, con sede en Cabanes, ha mantenido negociaciones con inversores nacionales y uno europeo pero hasta el momento no ha podido cerrar una operación por falta de tiempo, ya que se declaró en preconcurso en enero y está obligada a confirmar ya el concurso al haber transcurrido el plazo de tres meses que marca la legislación, según fuentes internas. La idea es que durante la subasta que se abrirá en el concurso se pueda conseguir la entrada de un comprador de la unidad productiva. Un inversor europeo es el que más posibilidades tiene, según las mismas fuentes, aunque puntualizan que a partir de ahora esta decisión quedará en manos de la valoración que realice el administrador concursal y el juzgado de lo Mercantil de las ofertas que se presenten. Además, la posible propuesta deberá ser avalada por los acreedores. 

De esta manera, Frost-trol jugará una última bala en el concurso de acreedores. Sus bienes y trayectoria se presentan como sus principales activos para atraer a otro propietario que vuelva a situarla en la primera línea del sector de frigoríficos. 

La empresa ha desarrollado desde 2021 diversas medidas para garantizar su viabilidad. Ejecutó ajustes laborales, entre ERTEs y EREs, así como una refinanciación de su deuda y una reducción de su catálogo. El 27 de enero de este año llevó a cabo una renegociación con sus acreedores con la entrada en el preconcurso. Y la semana pasada culminó un expediente de extinción de empleo colectivo de sus 133 empleados, que cesaron su actividad en la compañía. 

60 años de historia 

Pese a sus dificultades, la firma aún confía en remontar el vuelo con la venta de la fábrica a una nueva sociedad. Frost-trol tiene más de 60 años de historia y ha sido uno de los principales grupos europeos en producción de frigoríficos comerciales. La empresa ha contado con oficinas en París, Dubái y México. Asimismo, en 2020 se trasladó de Castelló a una nueva planta de Cabanes. Antes del fraude, la plantilla llegó a alcanzar las 550 personas. 

La caída de Frost-trol arrancó en 2021 cuando uno de sus comerciales cerró un pedido de frigoríficos con una compañía francesa, pero esta operación luego fue cancelada y no informó de ello a sus superiores, al tiempo que la fabricación no se paralizó. Una acción que causó como consecuencia un perjuicio económico de 14 millones de euros, que es lo que supuso el stock que se fabricó y que no se vendíó. Al respecto, la firma incrementó por este motivo las necesidades de financiación, ascendiendo su pasivo de los 3,3 millones de 2020 a 21 millones en 2021, según recoge el balance de 2021.