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La empresa ganadora del premio Emprendedor XXI, la vasca IkerChem, investiga fármacos para terminar con el cáncer

  • El equipo de IkerChem
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VALENCIA (LIDIA MASERES). Los premios Emprendedor XXI, promovidos por "la Caixa" y co-otorgados por la Empresa Nacional de Innovación (ENISA), se han decantado este año, en su cuarta edición, por las empresas de innovación en el sector médico. IkerChem fue la galardonada, el pasado mes de mayo, con este reconocimiento de ámbito nacional por su potencial crecimiento y por su labor de investigación en el área de la oncología.

IkerChem surgió en 2006 como una spin-off de la Universidad del País Vasco. Varios profesores y alumnos del centro decidieron apostar por sus métodos de trabajo e investigación hasta llegar donde están en este justo momento. Actualmente tienen en fase de desarrollo cinco proyectos y dos patentes, cada una de ellas de entre 20 y 100 moléculas.

Compuesta por miembros de entre 30 y 35 años, la empresa trabaja en la búsqueda de nuevos fármacos o compuestos con aplicaciones terapéuticas para, principalmente, combatir el cáncer.

La metodología que utilizan es lo que les diferencia del resto de laboratorios. Mientras las grandes compañías prueban grandes colecciones de compuestos para ver si alguno de ellos presenta actividad contra la enfermedad que estudian, IkerChem selecciona qué se ha descubierto contra el cáncer y diseña la molécula que previsiblemente lo bloqueará. Una vez hecha se valida y se comprueba si sus hipótesis son ciertas o, si de lo contrario, tienen que empezar desde cero.

"Cuando tenemos el compuesto lo patentamos y transmitimos la licencia a las farmacéuticas para que lo desarrollen", explica a Valenciaplaza.com Eneko Aldaba, uno de los directivos de la empresa. A pesar de que su finalidad es comercializar ellos mismos un fármaco por sus propias vías, las estrictas condiciones que tienen que cumplir los medicamentos -aproximadamente se necesitan entre 10 y 14 años para que la molécula supere las fases y se permita su comercialización-, y sus elevadísimos costes hacen que por el momento, 'sólo' investiguen y vendan sus patentes.

"La transferencia de licencias a las grandes compañías permite diversificar las estructuras de partida a un coste razonable, de manera que puedan concentrarse en la optimización, desarrollo y gestión de las moléculas generadas en las empresas pequeñas", explican fuentes de IkerChem.

PATENTES MILLONARIAS

Por el momento, y tras cuatro años de trabajo, la empresa vasca no ha obtenido ningún beneficio. Sin embargo, si todo sale bien y sus dos patentes son susceptibles de ser desarrolladas, su caja engordaría de forma considerable. El primer pago de cada licencia está entre los cinco y diez millones de euros. A esta cantidad habría que sumarle los ingresos por las fases que superara la molécula y los derechos de ventas del fármaco, sujetos a negociación.

El apoyo financiero que han recibido de la administración pública, la inversión económica de los 12 socios fundadores y los préstamos privados permiten que la investigación siga su senda. "Nosotros no nos podemos quejar, pero es verdad que el sector ha sufrido una merma en las convocatorias de ayudas. Un empujón más en este país no estaría mal", declara Aldaba.

La crisis también salpica al I+D aunque ellos aseguran no notarla demasiado. La novedad de este tipo de investigaciones no atrae suficiente capital riesgo para invertir, y los créditos a los emprendedores tampoco son lo que eran.

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