VALÈNCIA. Misterio resuelto. La Universitat Politècnica de València (UPV) elige el municipio de l'Eliana para levantar una planta piloto de chips fotónicos integrados con una inversión de 33 millones de euros y que contará con cerca de un centenar de trabajadores. Un proyecto pionero y que viene respaldado económicamente por Bruselas, a través del programa PIXEurope, que seleccionó en 2024 a la institución académica valenciana para acometer esta iniciativa piloto. Así, la futura planta valenciana se encargará de la fabricación de chips híbridos fundamentales para la conducción autónoma o telecomunicaciones de alta velocidad.
No obstante, hasta ahora faltaba encontrar la ubicación más idónea para poder no solo levantar el edificio, sino erigir un polo de atracción empresarial y un sólido ecosistema valenciano en torno al sector de la fótonica. Así lo explicaban hace un año a este diario, José Capmany, investigador de la UPV y catedrático de Sistemas y Redes de Comunicaciones Ópticas en la UPV, junto a Pascual Muñoz, director de UPVfab. "Queremos generar un polo tecnológico", remarcaban. Y lo que hace unos meses era un anhelo, ahora va camino de convertirse en realidad.
El pasado 28 de julio el Consejo de Gobierno de la universidad aprobó la compra del suelo y la ejecución del contrato, según adelantó Onda Cero. Y lo hizo después de que el Consejo de Ministros adjudicara a la UPV los primeros 16,5 millones de euros de los 33 millones totales, lo que ha permitido a la UPV poder sacar a licitación, por 8,5 millones de euros, la redacción de proyecto y la ejecución de las obras de la planta piloto de semiconductores. El plazo de ejecución es de 18 meses desde la formalización del contrato, según consta en la Plataforma de Contrataciones del Estado.
En concreto, los terrenos escogidos son dos parcelas colindantes en el sector SUZI-1 de L’Eliana, limítrofes con la Pobla de Vallbona, y cuentan con una superficie total aproximada de 5.268 metros cuadrados. El proyecto incluye una nave industrial destinada a los procesos de fabricación, así como un anexo de oficinas, laboratorios y áreas técnicas, auxiliares y de servicio. También, habrá espacio para la instalación de salas limpias con todas las instalaciones técnicas necesarias para su funcionamiento.

- José Capmany y Pascual Muñoz. -
De acuerdo con el pliego, el dimensionamiento volumétrico y la distribución de espacios deberá contemplar una ocupación de 100 personas a medio-largo plazo, así como atender criterios funcionales, "priorizando el flujo de trabajo y las operaciones típicas de fabricación de semiconductores, asegurando la integración espacial adecuada entre salas limpias, laboratorios y oficinas".
También refleja que deberá considerarse la necesidad de dotaciones y espacios comunes adecuados para la permanencia prolongada del personal en la planta como espacios de descanso, aseo, sala de lactancia, alimentación y esparcimiento, tanto interiores como exteriores, que contribuyan a la calidad del entorno laboral. "Se deberán prever áreas técnicas y auxiliares necesarias para los procesos, incluyendo vestuarios, SAS y accesos controlados a las zonas clasificadas (laboratorios, zonas técnicas, zonas de equipos de suministro básico y sala limpia)", recoge el proyecto.
Por tanto, el objetivo de esta planta piloto será la producción de prototipos por encargo para empresas o centros públicos, pero no la fabricación a gran escala. Eso sí, la vocación es que sea la antesala de una gran fábrica, gracias a la generación de un polo tractor y de la llegada de empresas a este nuevo entorno industrial al calor de la nueva instalación.
La UPV, seleccionada por Europa
Esta inversión se enmarca en la convocatoria europea Línea Piloto de Fotónica Integrada, a través del proyecto PIXEurope, que seleccionó en el 2024 los consorcios para la ejecución de las actuaciones concertadas o líneas piloto (“pilot lines”). Tiene un presupuesto total de 380 millones de euros, de los que España absorbe el 33%, y una duración prevista de cinco años. Y, en este contexto, la UPV fue una de las entidades seleccionadas en el ámbito nacional junto al Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO), el Centro Nacional de Microelectrónica (CNM) y la Universidad de Vigo.
Cada entidad abordará una fase específica del proceso tecnológico, desde el desarrollo de kits de diseño hasta la fabricación de chips híbridos, aceptación de equipos o integración con tecnologías de radiofrecuencia y 5G, entre otras aplicaciones. En el caso valenciano, se centrará en la fabricación de chips híbridos fundamentales para la conducción autónoma o telecomunicaciones de alta velocidad.

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- Foto: MARGA FERRER
Además, la Comunitat Valenciana, especialmente la provincia de Valencia, cuenta ya con un sólido ecosistema en microelectrónica y poco a poco ha ido creciendo también en fotónica. A diferencia de la electrónica, la fotónica constituye aún un ámbito emergente, con un enorme potencial de desarrollo. Se diferencia en que utiliza la luz (fotones) en lugar de electrones para procesar y transmitir información, lo que se traduce en mayores velocidades y un menor consumo energético.
El tejido industrial valenciano que se ha consolidado busca seguir captando talento y potencial para catapultar a la región como epicentro de este sector. Para ello, se ha constituido el lobby Valencia Silicon Cluster (VaSiC), formado por empresas y universidades, que nació para ser un altavoz y consolidar a esta industria valenciana.
De hecho, València y su área metropolitana concentran la mitad de todos los ingenieros de microchips del conjunto de España y parte como clara favorita en la carrera del talento dentro de este sector crítico esencial. De hecho, dispone de una infraestructura singular que se ha erigido como centro de referencia al que acuden grandes corporaciones: el Centro de Tecnología Nanofotónica de Valencia (NTC), adscrito a la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). Por tanto, esta planta piloto es un aliciente más para reforzar a la región dentro de un sector en crecimiento y de alto valor añadido.