VALÈNCIA. Las empresas familiares, que representan cerca del 90% del tejido productivo valenciano, volvieron a reivindicarse como pilar económico, social y territorial en la jornada organizada por ValenciaPlaza junto con Ivefa, en la que directivos, profesionales y representantes del sector financiero y de la inversión coincidieron en señalar la necesidad de combinar innovación, estabilidad normativa y visión a largo plazo para sostener su competitividad en un entorno cada vez más complejo.
La mesa de debate, moderada por el director de ValenciaPlaza, Javier Alfonso, reunió a perfiles muy diversos pero con un denominador común: la gestión empresarial con arraigo. Javier Martorell, subdirector de red empresas de la territorial Este de Banc Sabadell, subrayó el papel de la banca como "compañero de viaje" de las empresas familiares, con una función que va desde operaciones de dos millones de euros "hasta el infinito y más allá", siempre desde la cercanía, el conocimiento y la seguridad. En este sentido, puso en valor la resiliencia del banco en la Comunitat Valenciana tras superar una OPA y mantener el empleo, al tiempo que destacó la creciente incorporación de perfiles técnicos especializados en datos y digitalización.
Desde el ámbito de la inversión sostenible, Pilar Lloret, directora general de NAO Sustainable Asset Management ESG, recordó que la gestora pertenece íntegramente a una empresa familiar valenciana, una circunstancia que condiciona su filosofía. "Nos da pena ver cómo la gente pierde sus ahorros por desconocimiento", señaló, al tiempo que defendió la formación financiera como una responsabilidad social tanto hacia los particulares como hacia las empresas que aportan valor al territorio.
Esa idea de legado y continuidad fue especialmente visible en la intervención de Cristina Lázaro, directora de Ventas y Desarrollo de Negocio de Patatas Lázaro, compañía familiar valenciana que este año celebra su 80 aniversario. Lázaro defendió el papel de la tercera generación como garante de continuidad y no de ruptura, con una cultura empresarial basada en la igualdad, el cuidado de la plantilla y la ética "del campo a la mesa". En su caso, explicó, la sostenibilidad no llegó por obligación normativa, sino como una práctica ya interiorizada por la familia, que los Objetivos de Desarrollo Sostenible han servido para ordenar y sistematizar.
La inteligencia artificial fue uno de los ejes centrales del debate. Álvaro Paniagua, socio de Anaford, defendió su potencial como herramienta de valor añadido en el sector legal, pero alertó de los riesgos de utilizarla como sustituto del criterio profesional. "No analiza los casos como lo hace un abogado", advirtió, señalando el peligro de asumir respuestas erróneas como verdades absolutas. Una reflexión compartida por Lloret, que alertó contra el uso de la IA como "oráculo", pese a reconocer su enorme impacto en productividad.
Desde la industria agroalimentaria, Lázaro explicó que Patatas Lázaro se encuentra inmersa en una profunda renovación tecnológica, con una transformación completa de su arquitectura de datos para introducir la IA como herramienta de eficiencia en la gestión de stocks, la reducción de mermas o la optimización de procesos, siempre sin sustituir personas. El principal riesgo, advirtió, será la dependencia tecnológica y la necesidad de contar con talento capaz de manejarla con precisión.
En logística, Virginia Badenes, CEO de Badenes Logistics, recordó que la digitalización y la IA llevan tiempo integradas en el sector, especialmente en la optimización de rutas y en la gestión de procesos repetitivos, impulsadas también por la exigencia de grandes navieras y por una regulación aduanera cada vez más compleja y basada en datos. Martorell añadió que, en banca, estas herramientas ya se utilizan en análisis de riesgo y apoyo a la toma de decisiones, aunque insistió en que la responsabilidad última sigue siendo humana.
La ciberseguridad emergió como otro de los grandes desafíos transversales. Los ponentes coincidieron en que el principal riesgo sigue siendo el factor humano. Desde la formación continua de las plantillas, como subrayaron Badenes y Lázaro, hasta la cultura interna en sectores especialmente sensibles como el legal, tal y como destacó Paniagua, pasando por la inversión constante en seguridad en el sector bancario, la protección de los datos se ha convertido en una prioridad estratégica.
El debate se volvió especialmente crítico al abordar el impacto de la regulación. Aunque todos reconocieron que la normativa aporta seguridad, coincidieron en denunciar la hiperregulación y la falta de simplificación como frenos a la innovación. Paniagua habló de la frustración del empresario que gestiona su día a día "mirando de reojo el BOE", mientras que Badenes alertó de la inseguridad que generan los continuos cambios normativos en comercio y sostenibilidad. Lázaro puso como ejemplo el vaivén regulatorio en materia de envases, que dificulta la toma de decisiones a largo plazo, y Lloret reclamó proporcionalidad y una hoja de ruta clara para no penalizar a quienes se adelantan al cumplimiento.
En materia de sostenibilidad, las empresas defendieron su integración como palanca de eficiencia. Badenes explicó los programas de medición y compensación de emisiones en transporte, mientras que Lázaro detalló avances como la reducción del consumo de agua, la implantación de energía solar o el control de la huella hídrica y logística. Lloret puso el acento en la dimensión social, tanto hacia los clientes como hacia las propias plantillas, como uno de los factores que más preocupan hoy a las empresas.
La captación y retención de talento fue otro de los grandes retos compartidos. Desde el relevo generacional en el campo, que preocupa especialmente a Patatas Lázaro, hasta la dificultad del sector legal para atraer y fidelizar jóvenes profesionales, los ponentes coincidieron en que las nuevas generaciones exigen proyectos atractivos, propósito y planes de carrera. En banca, Martorell reconoció el envejecimiento de las plantillas, aunque defendió la apuesta por perfiles técnicos sin perder la vocación de servicio, mientras que Badenes destacó el esfuerzo por cuidar al talento como factor diferencial en una empresa de servicios.
El cierre de la jornada estuvo marcado por una llamada clara a las políticas públicas. Infraestructuras como el corredor mediterráneo, el acceso norte al puerto de València o Parc Sagunt fueron señaladas como claves para la competitividad, junto a la estabilidad legislativa, la seguridad jurídica y una fiscalidad que no penalice a las empresas. En este sentido, el representante de la Conselleria de Industria, Julio Delgado, reivindicó el papel "heroico" de la empresa familiar por generar empleo, riqueza y estabilidad, y defendió la necesidad de avanzar en simplificación administrativa, racionalización del gasto público y grandes proyectos estratégicos que refuercen el tejido productivo valenciano en el largo plazo.