VALÈNCIA. La campaña de Navidad de este año se presenta con luces y sombras para las bodegas valencianas. El entorno geopolítico internacional, con los aranceles de EE UU que este año se mantuvieron finalmente en el 15%, sumado a los cambios de hábito del consumo, con el tirón de los espumosos en detrimento de tintos y fermentados de graduación elevada, supone todo un desafío que no esconden las cooperativas de la Comunitat Valenciana.

"Hay una situación geopolítica que afecta a las exportaciones y no precisamente positivamente. Aunque hay alguna bodega que está creciendo en exportación pero no es lo general", explica Rebeca García, presidenta de la Asociación de Elaboradores de Cava de Requena, además de socia y directora de Marketing y Comunicación de Pago de Tharsys. De hecho, los datos de exportación de 2024 constatan una caída de las ventas en al exterior por parte de productores de la Comunitat Valenciana.

En concreto, el volumen exportado cayó un 0,7% anual, hasta los 349 millones de litros, mientras que la facturación registró un retroceso de 0,3%, hasta los 327,4 millones de euros, según datos de la Interprofesional del Vino en España. De este modo, la Comunitat fue, junto a Aragón y Cataluña, las tres regiones que disminuyeron su facturación exterior. A nivel de volumen exportado se hace más evidente ese cambio en las tendencias del consumidor, que ya no apuesta tanto por tintos y blancos clásicos: once comunidades autónomas retrocedieron en sus exportaciones de estas bebidas el año pasado.

"Las bodegas que estaban ya consolidadas en el extranjero han registrado una pérdida de competicidad porque sufrieron mucho la subida precios de la uva que se produjo en 2024 y se vio reflejada en los precios de 2025. Países como Japón, Alemania y EE UU han comprado menos", señala García, quien admite que el "sector del vino" se encuentra en un momento delicado también en el mercado nacional debido a esas nuevas preferencias en pos de las bebidas espumosas. Fernando Medina, gerente de Dominio de la Vega, coincide en la lectura de García. "Hay un cambio en las tendencias de consumo que al cava sí benefician", indica.

Pero esta situación internacional no es el único factor que determina el rumbo del momento comercial más importante del año para el sector vitivinícola. Al contrario, dos elementos emergen como contrapesos positivos para las cooperativas valencianas este año, especialmente para las dedicadas a la elaboración de cava: un previsible efecto rebote en el consumo interno de la Comunitat Valenciana respecto al año de la Dana y el hecho de que esta campaña navideña sea la primera en la que las bodegas requenenses pueden vender sus botellas con el sello de la Denominación de Origen (D.O.) de cava de Requena tras años de enredos jurídicos y esperas administrativas.

"El mercado nacional está funcionando muy bien. En la Comunitat Valenciana hemos recuperado el optimismo porque se produce un efecto rebote respecto a 2024, cuando la Dana afectó al ánimo de los consumidores como es lógico", afirma García, quien incide en que entre las tendencias de consumo no sólo destaca la pujanza de los espumosos, sino también la reducción del consumo de alcohol. "Al final el cava de Requena está equilibrado una tendencia con otra, ya que tiene menos alcohol que un vino tranquilo", señala la bodeguera.

El enfoque de García coincide con el de su compañero Fernando Medina. "Tenemos muy buenas expectativas para esta campaña", subraya. El bodeguero confía, además, en que el sello de la D.O. Cava de Requena anime todavía más a los consumidores que quieran apostar por el cava valenciano al hacer su procedencia más visible en la etiqueta.

Ya no sólo es que se produzca un efecto rebote del consumo del cava y de otras bebidas fermentadas, sino que la recuperación de los productores y distribuidores también suma a favor de esta campaña, puesto que la anterior se vio perjudicada por la afectación de los campos arrasados por las inundaciones. "Justamente la mayor parte de distribuidores de vino de Valencia estaban en la zona afectada. Todavía hay secuelas porque hubo muchas pérdidas que los seguros no han podido solucionar, pero en general están funcionado con normalidad. Algunos han cambiado de sitio incluso", puntualiza la presidenta de de la Asociación de Elaboradores de Cava de Requena.

Pese al contexto de inestailidad e incertidumbre, hay bodegas que siguen registrando un incremento de ventas en el exterior, como Vicente Gandía. "Esperamos una campaña navideña buena. El consumo de espumosos está creciendo mucho y cavas como El Miracle y Hoya de Cadenas tienen un público muy fiel", señala el bodeguero, quien aprovecha para destacar que este año la bodega cumple 140 años. "Hemos apostado también por un espumoso que compite con los mejores champagnes como es el Vicente Gandía Brut, un espumoso de Método Tradicional elaborado con nuestra variedad autóctona Bobal", cuenta.

Perspectivas positivas pero prudentes

Para la representante del sector del cava requenense, las perspectivas son positivas, pero reconoce los retos a los que se enfrentan los productores que venden en otros países. "Al mercado internacional vamos todos los países con mucha más intensidad; hay más competencia. No se renuncia al mercado pero se está vendiendo menos porque cuesta encontrar distribuidores y se reducen canales", cuenta. Por ello, García prefiere ser "prudente" y no arrojar una cifra orientativa sobre el cierre del año. "Ahora es la temporada de más ventas y puede pasar un poco de todo, pero podríamos estar sobre un 1% o 2% de crecimiento, que es muchísimo dentro de este marco de inestabilidad, mientras que en el segmento vinos se registra un retroceso", apostilla.