VALENCIA. Tras salir de un bar esquinado en cuyo interior la vida parece estar confinada en otra era magnífica, la luz exterior, Gran Via de les Germanies mediante, conduce al número 34. Los obreros se afanan y de una radio suena la canción de Full Monty. El cocinero Tono Pastor y el arquitecto Ramón Esteve llegan con 15 segundos de diferencia y miran. Es la alianza de Ontinyent. Allí se conocieron y de aquel enlace está a punto de darse el primer gran proyecto en común.
El Bouet, todavía ahora en la calle Puerto Rico de Russafa, se aupó en los últimos años a la categoría de secreto imprescindible. Por su curry colosal y verdadero (unas líneas más allá Pastor dará la clave), por sus propuestas que son compendio de los mil y un viajes de Tono y César. Estos días Tono cuelga vídeos desde Bangkok zampando que es un primor. El Bouet también se abrió hueco, a ritmo potente pero callado, por su peculiar manera de concebir el Mediterráneo, tan amplio como las culturas que divisa. Pero un día en el Bouet las cosas dejaron de caber entre otras cosas por una cocina tamaño food truck. “La de El Bouet mide cuatro metros cuadrados. El espacio es una metáfora sobre la concentración de sabores que se acumulan en los platos que de allí salen”, publicaba Plaza el marzo pasado.
Hay una anécdota que ilustra tensión virulenta entre la necesidad de crecer y la imposibilidad de hacerlo allí donde lo intentaban.
Tono Pastor: Recuerdo un día… Compré un pescado salvaje, el top de los tops, una corvina de la lonja de Conil. La corvina vino, pero era tan grande que no podía entrar en la cocina. Quise cortarla pero al final tuve que llamar para que vinieran a por ella.
Era el momento de cambiar de casa. Entrada al nuevo Bouet, que ha perdido el artículo determinado en la mudanza. Los gruñidos sonoros de una obra ambientan la escena. Esteve y Pastor se adentran. “Aquí, en el acceso, irá una zona de coctelería y para una oferta gastronómica de barra, una comida más rápida y fría”, explica Pastor. “Nos gustaría dar esa sensación que vemos muchas veces cuando vamos de viaje, de recepción y bar al mismo tiempo. A ver si lo acertamos nosotros”, promete Esteve.
Por aquí llegamos a la cocina.