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el botànic ha presumido del equilibrio en el número de hombres y mujeres en el consell

La designación de Tamarit como consellera flexibiliza los límites paritarios para Puig

  • Raquel Tamarit. Foto: EFE/Biel Aliño
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VALÈNCIA. La dimisión del conseller de Educación, Vicent Marzà, y la entrada -que deberá sellar el presidente, Ximo Puig- de la secretaria autonómica de Cultura, Raquel Tamarit, como relevo, abre la puerta a nuevos equilibrios paritarios dentro del Gobierno valenciano.

Así, el Botànic II acordado por PSPV, Compromís y Unides Podem, siguió en 2019 la senda marcada en su primera edición con la impronta de igualdad de género: 12 departamentos dirigidos por seis hombres y seis mujeres. De esta manera, en cuanto a la representación socialista, el reparto fue de tres y tres: por un lado, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig; el titular de Hacienda, Vicent Soler, y el responsable de Obras Públicas, Arcadi España; y por otro, la consellera de Sanidad, Ana Barceló; la de Justicia, Gabriela Bravo; y la de Innovación, Carolina Pascual.

Una regla que se siguió también por los socios en el Ejecutivo: en Compromís, dos y dos, la vicepresidenta primera, Mónica Oltra; y la consellera de Medio Ambiente, Mireia Mollà; y en la otra orilla, el titular de Educación, Vicent Marzà, y el de Economía, Rafa Climent. En cuanto a Unides Podem, el vicepresidente segundo, Rubén Martínez Dalmau (ahora Héctor Illueca), y la responsable de Transparencia, Rosa Pérez, fueron elegidos como representantes.

En este sentido, uno de los corsés en la remodelación del Ejecutivo que ultima Puig, se situaba precisamente en la necesidad de no romper ese equilibrio paritario, lo que en ocasiones dificulta la selección de nombres para los puestos. Sin embargo, la decisión de Compromís de apostar por Tamarit en lugar de Marzà ha contribuido a flexibilizar la búsqueda de incorporaciones del jefe del Consell.

El motivo es obvio: la coalición valencianista, al introducir una mujer por un hombre, ya ha generado una mayoría femenina en el Ejecutivo, por lo que Puig tendría margen para incluir, si lo considerara necesario, algún hombre en lugar de una mujer, dado que no rompería la paridad y el Ejecutivo del Botànic seguiría manteniendo el sello de equilibrio al 50%. 

De la misma manera, si se ciñera a intercambios de dirigentes manteniendo el género, obtendría un nuevo Gobierno valenciano con más mujeres que hombres, algo que también resultaría positivo especialmente si se recuerdan las dificultades que ha tenido el Botànic para lograr el equilibrio en el segundo escalón del Ejecutivo. 


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