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La ingeniería: los servidores y guardianes invisibles de la sociedad

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Con mi permiso de empresa de actividad esencial, conducía por la autopista del Saler durante el estado de alarma sanitaria. Recuerdo que me llamó la atención como pequeños hierbajos se abrían camino entre las grietas de la carretera. La naturaleza, dejada en paz, se desperezaba con una menor presencia humana.

Y, sin embargo, en Esfera Ingeniería, debíamos acelerar el paso al compás de unos clientes que aumentaban sus necesidades en plena pandemia. Incluso nuestra plantilla aumentó con nuevas contrataciones. Podías imaginar a nuestros técnicos, con su polo marcado en azul, moviéndose entre el brillante acero inoxidable, en los recónditos vientres de las plantas que producen químicos, cosméticos, alimentos y fármacos.

El contraste de una paz exterior y el bullicio del trabajo, me recordó al de los hormigueros, donde no podemos adivinar los intrincados y largos túneles que hay bajo tierra. Y es que, la ingeniería en sí, es un trabajo de hormigas, honesto y constante, siempre al servicio silencioso de la sociedad. Un trabajo de Curris, rememorando aquellos seres que convivían en la divertida Fraggel Rock, construyendo incansablemente estructuras de caramelo para el disfrute de todos.

Tan sólo, de vez en cuando, algún gran avance tecnológicos tiene su merecida repercusión mediática, mientras que cuando nos bebemos un zumo o nos lavabos con hidrogel, no pensamos que ello ha sido posible debido a que, entre otras disciplinas, una legión de técnicos ha diseñado, mantenido y gestionado las instalaciones que hacen posible su existencia.

La ingeniería la conforman hombres y mujeres que se entusiasman con un trabajo muchas veces adusto y circunspecto. Que desde que empezaron sus estudios, hasta el final de su carrera laboral, se han dejado la piel en una actividad siempre exigente y muchas veces poco reconocida. Que no nos llaman ni doña ni don, como en otros casos, pero que cada día salimos del trabajo con la satisfacción de haber ganado, más que nuestra recompensa, la sensatez y diligencia que es base de la ingeniería. Y muy de vez en cuanto, te sonríes y piensas en la famosa frase de Isaac Asimov, “La ciencia puede divertirnos y fascinarnos, pero es la ingeniería la que cambia el mundo”.

Juan Ramón Granell, director general Esfera Ingeniería

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