La nueva consellera de Justicia valenciana, Grabriela Bravo Sanestanislao, decidió estrenarse el pasado lunes con un viejo dilema. Un dilema más que conocido por valencianos y valencianas. Una elección que hay que tildar de perversa, vieja y totalmente tramposa, pero que ha afectado prácticamente todos los espacios de la vida pública valenciana, de la administración y del gobierno. ¿Qué preferís? ¿Buenos profesionales o profesionales que hablen valenciano?
No han sido pocas las veces que por latitudes valencianas se ha puesto encima de la mesa esta elección, como si de un cara o cruz se tratase. ¿Qué preferís? ¿Un buen profesor, o un profesor que hable valenciano? ¿Queréis un sistema judicial con trabajadores competentes o que puedas defenderte en valenciano? Una elección entre profesionalidad o conocimiento de la lengua que la nueva Consellera ha usado para justificar la incompetencia en formación lingüística, esta vez, utilizando de ejemplo el campo de la Sanidad. Perversas intenciones.
¿Buena atención sanitaria o el título de valenciano? Esta es la disyuntiva que plantea Bravo apostando, como no puede ser de otra forma, por “garantizar la Salud del ciudadano”. Su planteamiento, totalmente erróneo y en blanco y negro, reabre además una pantalla que se creía superada en el campo de la Medicina. Otro falso dilema que la mala influencia del Dr. House puso en la cabeza de demasiada gente: ¿Hay que ser un buen médico (técnicamente bueno, científicamente bien formado) o un médico bueno (empático, respetuoso, de buen trato)? Como si ambas capacidades no fuesen indispensables para, efectivamente, ser un buen profesional. Estas son, y no otras, las disyuntivas que plantea la Consellera de Justícia, da la impresión de que sin vergüenza alguna. Vayamos por partes.
Primero, y es necesario que la Consellera sepa esto, la Salud del ciudadano no la garantiza el sistema sanitario ni la gran mayoría de sus profesionales. No, al menos, en su parte más importante. Es sabido, precisamente por cualquier ciudadano de a pie, que con plena salud pocas son las personas que acuden a un centro sanitario. ¿Por qué? Es simple, el sistema sanitario y sus trabajadores (los médicos entre ellos, pero no solo) se ocupan principalmente de “gestionar” la enfermedad. La gente acude a su Centro de Atención Primaria o a su Hospital cuando necesita atención, cuando está enferma, y no cuando está sana.
Es importante dejar esto claro, pues la salud de una población depende poco del sistema sanitario del lugar concreto, y se tiende a esconder esta realidad demostrada con numerosos estudios a nivel internacional. ¿Por qué? Porque la salud depende mucho más de las condiciones de vida de la gente, de las condiciones laborales, de las condiciones sociales, de las condiciones habitacionales, etc., y de las judiciales también, el campo de la Consellera. Depende, por tanto, de las políticas públicas de los gobiernos y aún queda mucho por hacer aquí. Es fácil de entender que, si alguien tiene un trabajo precario, vive en una casa en condiciones más que mejorables o de la que le van a desahuciar, tiene familiares a su cargo, tiene constantes problemas económicos… su salud va a ser mala o muy mala, peor en cualquier caso. Es así, y esto es lo que hay que cambiar para mejorar la salud de la gente, sus condiciones de vida, como la propia OMS ha apuntado en reiteradas ocasiones.