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el callejero

Malena es nombre de loba

  • Foto: KIKE TABERNER
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VALÈNCIA. Malena baraja las cartas con una parsimonia casi teatral. Lanza los naipes de una mano a la otra con calma mientras muestra, sin querer, una carita, casi un emoticono, que sonríe desde el dorso de una mano. Luego nos hace cortar la baraja, la extiende como si fuera un abanico y deja que nuestro instinto seleccione, una a una, cinco cartas que colocamos boca abajo sobre la mesa. El sol se cuela a través de los plásticos que acotan esta terraza cerrada en la plaza del Cedro, otro de esos lugares burbujeantes que lleva meses apagado y algo más triste a pesar de la luz que inunda hasta la última esquina.

La primera carta que descubre, la que define el presente, es la sota de bastos. No dice nada, pero sonríe. Luego, después de reflexionar un poco, habla: "Me gusta mucho esa carta, es muy ignorant. Es el adolescente del tarot. Y los bastos son cambio y transformación".

Malena Alcoriza es una joven de 22 años que no para. Cerró el Bachillerato con una nota excelsa, se tomó un año sabático en Cuba y empezó una carrera que ahora piensa dejar a medias. Porque, por el camino, se ha dado cuenta de que lo suyo no son los despachos, un ordenador plateado y unos stiletto, sino que a ella lo que le pide el cuerpo es pringarse las manos de harina, levadura y azúcar. "A mí me encantaría ser repostera y tarotista", dice justo antes de estallar en una sonora carcajada.

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