VALÈNCIA. Este miércoles se cerraba el plazo de inscripción para que los aproximadamente 3.700 militantes de Més (antiguo Bloc) puedan tomar parte del congreso que celebrará esta formación, la pata mayoritaria de Compromís, el próximo mes de octubre. Un cónclave especialmente relevante puesto que, además de elegir al líder del partido y la nueva ejecutiva, también incluirá debates y resoluciones respecto a la hoja de ruta adoptar por esta fuerza política en los siguientes años, tanto desde el punto de vista estratégico -por ejemplo, el futuro de la coalición valencianista- como orgánico.
Los movimientos previos a esta cita parecen indicar que, en esta ocasión, Més se enfrenta a un congreso notablemente abierto, con hasta tres posibles candidaturas en el horizonte, lo que augura un proceso intenso que, si no se resuelve previamente con acuerdos, puede terminar en unas votaciones a cara de perro por ver quién se hace con el liderazgo. En este punto, conviene recordar que la pérdida de puestos institucionales por la derrota electoral del año pasado ha conllevado el adelgazamiento de los sueldos y puestos a disposición de Més: una circunstancia que, tal y como suele suceder en todos los partidos en época de vacas flacas, provoca que los congresos sean más intensos y disputados.
A priori, el papel de favorita lo ostenta la actual secretaria general, Amparo Piquer, quien recogió su actual puesto tras la marcha de Àgueda Micó al Congreso de los Diputados. La también exconcejal de Rafelbunyol representa una línea continuista de la dirección de Més y tiene un perfil netamente orgánico -fue responsable de Organización del partido-, algo que muchos valoran precisamente por la separación entre lo institucional y el funcionamiento interno por el que se apuesta en esta fuerza política.
No obstante, también existen críticos con la gestión de Piquer y con su continuidad. Sin ir más lejos, la alianza con Sumar, incluido el pacto para las europeas -pese a que sirvió para obtener un acta de eurodiputado que recogió el exconseller Vicent Marzà-, ha sido puesto en tela de juicio prácticamente desde el inicio. De la misma manera, desde las candidaturas alternativas se opina que se ha limitado la voz de la militancia en los últimos tiempos y que viene existiendo poca autocrítica por parte de la actual dirección.