Bao esponjoso, pequeño (lo cual hace que repitas peligrosamente casi sin fin) y crujiente. Me flipa que en este local hayan decidido pensar en el público que quiere sacar la carne de sus platos. Entre su carta de molletes, 4 de ellos pueden adpatarse tanto a versión vegetariana como vegana. La diferencia para la versión vegana es que cambian el pan, ya que el original lo hacen con una pizca de leche.
En este caso, en el bao de secreto ibérico lo sustituyen por tofu ahumado, hierbabuena y kimchi de col china. Ese crujientito de la col en salsa entre dos molletes tan blandos me conquistó. Y si a eso le sumas un mollete taiwanés con cilantro y salsa satay, unas gyozas de verdura y su mochi bananito (también vegano) no hace falta más.