Valencia Plaza

vinos y otros licores para el confinamiento

No es el momento de beber más, sino mejor

Los lineales desvalijados de los supermercados no fueron nunca tan elocuentes. Son una foto fija de nuestros miedos, nuestras preferencias vitales y nuestra ansiedad consumista desbocada. Esas estanterías melladas nos dicen muchas cosas. Que no sabemos para qué sirve la yuca. Que no nos gusta el brécol. Que comemos demasiada carne. Que no tenemos bidet. Que si llegara alguna vez el apocalipsis, nos pillaría con una copa en la mano.

Conforme avanzamos a lo largo del túnel del confinamiento, los contornos de la situación se desdibujan y se retuercen sobre sí mismos, envueltos en una especie de bruma surreal. Mientras unos se baten el cobre allá fuera, a la mayoría se nos pide surfear el tsunami desde casa. Y ahí estamos, encastrados en el sofá como cariátides de mármol o saltando frente a una pantalla en plena desesperación vigoréxica. Adorando o detestando por momentos a las personas con las que convivimos 24 horas al día. Las esferas del reloj se derriten lentamente, y que levante la mano aquel que no haya pensado en algún momento que perdía la chaveta.

Las corrientes ciclotímicas de nuestras emociones nos zarandean como muñecos, arrancándonos de la orilla del sentido común para arrojarnos al abismo de la neurosis colectiva. Así que a ratos pensamos que no hay otro lugar al que huir más que al fondo de la botella.

No parece ético (ni inteligente) agarrarse una gran melopea en casa en las actuales circunstancias, así que, más que una inmersión fatídica en nuestros pequeños vicios, quizás es el momento de pensar en beber menos, pero mejor. La cuarentena ha desenvainado el ingenio en todos los sectores, y muy especialmente en el del vino. En apenas unos días se han activado multitud de canales gratuitos de divulgación: algunos de los mejores sumilleres y enólogos del país -sin mucho trabajo ahora mismo- celebran catas en directo a través de Instagram o imparten clases magistrales gratuitas con las que podemos aprender la historia que hay detrás de bodegas y denominaciones de origen. En otras palabras; lo tenemos muy fácil para descubrir nuevas referencias y ampliar nuestro vocabulario. Abrimos la veda pidiendo recomendaciones a conocidos expertos en la materia (la del beber).

Uno de los que se ha puesto las pilas es Ismael Álvarez, sumiller de Nerúa, que invita cada martes a un experto para comentar a fondo un par de referencias. Esta semana le tocó al director de Guía Hedonista, Jesús Terrés. En este encuentro se habló de De Sol a Sol Airén, un vino blanco elaborado por Esencia Rural en Quero, Toledo, y un espumoso del Celler Batlle de Gramona.

Otro perfil que podemos seguir es el de Nicola Sacchetta, sumiller de Anyora, que a través de su cuenta de Instagram Vinoteka Natural nos alumbrará estos días con algunas sugerencias. A él la cuarentena le ha pillado con la bodega de casa bien pertrechada -más de ochenta botellas; se dice pronto-. “Como no se puede salir, ahora seguimos haciendo el aperitivo con los amigos, pero por videollamada. Nos vestimos como para salir; así damos un descanso al chándal. Cada uno lleva a estos aperitivos algo distinto. El otro día opté por un Alba Viticultores Rosado Brut Nature.  Un vinazo; algo para disfrutar. Ese vino es un himno la vida; tiene burbujas finas y alegres, es fresco y mineral ya desde la nariz, con esa fruta roja madura que no te esperas. En València, este vino se puede encontrar en Bodega Santander. Allí también tienen muchos vinos locales. Por ejemplo, un espumoso rosado valenciano, el ancestral de uva Royal de Bodega Pigar de Campo Arcis (Requena), elaborado con esa uva autóctona recuperada del olvido. Juan y Susana, propietarios de la bodega, hacen envíos a domicilio durante la cuarentena (bodegaspigar@gmail.com). De esa misma bodega aprovecharía para probar su Orange de Tardana. Los orange son vinos de uva blanca obtenidos con la maceración de las pieles en el mosto, como se hace con los vinos tintos. Este tipo de vinos pueden ser difíciles al principio; por eso recomiendo este en concreto. Resulta agradable a todo el mundo. En nariz y en boca tiene las clásicas notas de fruta blanca de esa uva, pero con una excelente acidez y frescura que lo hace idóneo para nuestros aperitivos y para acompañar platos más contundentes que necesitan vinos con un poco de cuerpo”.

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