El futuro es ese reto que ha hecho a la humanidad progresar gracias a esos idealistas o soñadores que han proyectado mundos utópicos basados en la tecnología por lo general. Y así es como hemos pasado, por ejemplo, de pasear en coches de caballos a transportarnos en locomotoras a vapor, o circular en coches de motor de combustión interna, e incluso volar en aviones a reacción o naves espaciales; de vivir en cavernas hemos pasado a vivir en cabañas, casas o castillos, edificios, hoteles subacuáticos hasta en el espacio en Estaciones Internacionales.
Pero, y ahí están esas obras como 1984 de George Orwell, o Un mundo feliz de Aldous Huxley, donde se especulan con mundos distópicos, por no citar otras obras que han tenido aún más éxito como películas, por ejemplo Yo Robot de Isaac Asimov, donde la distopía proviene de la amenaza tecnológica; y es por eso que en los continuos avances (benditos ellos) de nuestra compleja sociedad deben de tomarse teniendo en cuenta los máximos factores posibles, también los morales e ideológicos, y no sólo los económicos.
Ahora es cuando nos reubicamos en el momento actual, y el enfrentamiento comercial China-USA del que ya hemos tratado otras veces en esta columna y este diario, que simplemente es el síntoma de quien va a liderar el futuro, si este será siguiendo el modelo americano de democracia y libre mercado (aunque como toda obra humana con sus imperfecciones), o el otro modelo del dragón rojo oriental de dictadura y economía planificada en términos macro, aunque en el micro pueda tener apariencia de liberalismo o incluso capitalismo salvaje.
Este futuro, del que tratamos, va a tener entre sus componentes principales la tecnología, de la que también hemos escrito en esta columna al hablar de la cuarta revolución industrial o 4.0, donde se producirá (ya está comenzando) la hibridación del mundo real (físico) con el virtual (ciberespacio), y donde las conexiones P2P -peer to peer- es decir (y resumiendo con perdón) de ordenador a ordenador (detrás de los cuales existe un humano) serán sustituidas, casi en la mayoría de los casos con las conexiones M2M -machine to machine-, de maquina a maquina, es decir prescindiendo de la intervención de las personas, y donde se requerirá unas formidables velocidades de conexión, y ahí es donde entra el 5G, quinta generación de tecnología de telefonía móvil, que permitirá, en parte, esas altísimas prestaciones y velocidades.