Que la economía va bien lo sabemos; que esas mejoras lleguen al ciudadano es otra cosa. La provincia de Alicante mantiene cifras de crecimiento sólidas, de récord en algunos campos, pero el impacto en los bolsillos de los ciudadanos no es el esperado. Ese es el panorama que nos deja 2025. En inversión pública, los efectos de la Dana siguen teniendo impacto con la justificada redirección de las inversiones hacia las comarcas afectadas. En la provincia de Alicante siguen en marcha las obras proyectadas y poco más, y alguna de ellas con dificultades.

A nivel de inversión del Gobierno valenciano, después de todos los vaivenes políticos, con la dimisión de Carlos Mazón, podemos decir que la provincia sigue en plano: hay continuidad de lo que ya estaba y poco más. En cuanto a la inversión de la Administración General del Estado, es verdad que se han anunciado grandes cifras para el crecimiento del aeropuerto, pero siguen sin cristalizar algunas obras estratégicas. Quizás 2026 nos aporte novedades con el Corredor Mediterráneo y la conexión entre las capitales de la Comunitat.

Y, citando al aeropuerto Alicante-Miguel Hernández, 2025 confirma, otra vez, sus estadísticas de récord, acercándose a los veinte millones de usuarios, lo que explica gran parte del buen funcionamiento del mercado turístico y del inmobiliario. El turismo es, junto a la vivienda y el sector agroalimentario, uno de los grandes motores provinciales, pero con paradoja. La construcción de nuevas viviendas está destinada, en su mayoría, a segundas residencias de turistas con alto valor adquisitivo. La vivienda de primera necesidad sigue siendo, como en el resto de España (y de Europa), la gran asignatura pendiente, pese a los esfuerzos de la Generalitat por fomentar nuevas promociones de vivienda con el Plan Vive. Sus frutos llegarán, en el mejor de los casos, en 2026 o en 2027.

El drama lo siguen viviendo los sectores tradicionales y manufactureros. Pero no es nada nuevo. Es verdad que, tras la pandemia, tanto el textil como el calzado tuvieron un efecto burbuja que, con el paso de los años, se ha ido amortiguando y que ahora ya reflejan las estadísticas de las exportaciones. En el caso del calzado, siguen estancadas.

Por sectores, el juguete, que sufre una dura competencia del mercado chino, dio la voz de alarma con el concurso de acreedores de Famosa. Aunque fuera por problemas internos, el panorama es preocupante. En el lado opuesto está el caso de Baleària, que, con la adquisición del grupo Armas Trasmediterránea, se convertirá ya en el líder nacional del transporte de personas tanto en Baleares como en Canarias y con el norte de África. Famosa y Baleària son las dos caras de la moneda empresarial. Mientras la primera sufre en sus propias carnes las nuevas fórmulas de entretenimiento de los más jóvenes, la segunda gana tamaño y se convierte en un actor clave en la movilidad entre la Península y las islas.

La bonanza económica por la que pasa España en general y la Comunitat Valenciana en particular, y que el ciudadano apenas nota, saca a la luz un debate permanente, al menos en la provincia de Alicante: la necesidad de redirigir o buscar alternativas para algunos sectores, especialmente los tradicionales, que muestran signos de agotamiento. Y hay otros que están tocando techo, como el turismo y el inmobiliario. Así que habrá que ir pensando en alternativas en 2026 si no queremos que se dé la tormenta perfecta cuando España deje de crecer.

Los fondos europeos siguen siendo una oportunidad para ello. En todo caso, la pregunta que hay que hacerse es por qué no llegan más a las pymes, que es el tipo de empresa más común en este territorio.

*Este artículo fue publicado en el Anuario Tierra de Empresa que Alicante Plaza presentó el 10 de diciembre.