Y no solo él, todo texto clásico que hagamos la prueba va a salir con un mínimo porcentaje de posibilidad de párrafos redactados por nuestro amigo GePeTo. El caso es, que hasta que ajusten estas herramientas, seguirán dando falsos positivos bastante graciosos. Incluso cuando dejen de darlos, será complicado confiar al completo en ellas. Si hacer las cosas muy bien es acercarse al monstruo de la IA, menos mal que cada vez nos domina más lo mediocre para poder conocer a la gente de verdad.
Hay una estadística que está matando el buen ambiente de las oficinas y es el creciente volumen de postureo que se hace con la generación de texto. Los hípsters del sector ya lo han bautizado como ‘Workslop’ y va mucho más allá de un perfil tóxico. Puede que gran parte del freno en la contratación venga de que se pilla al mentiroso más rápido que nunca.
Un avance sano del último año ha sido abrir nuestro Outlook y con nuestro asistente favorito escribir “correo formal a Juan retraso en fecha proyecto una semana” para obtener un borrador rápido y no necesitar plantillas infinitas… El problema nace cuando el conjunto de palabras que utiliza alguna gente es “correo formal que parezca que llevo una semana desbordado con proyecto X”.
El MIT ya ha identificado que el 40% de los empleados de Estados Unidos ha recibido un correo de IA que no aporta nada al avance de su proyecto"
El terror es grande cuando estas herramientas pueden tener el contexto del resto de nuestras conversaciones y correos enviados, para hacer así mega realista un supuesto retraso. Retórica corporativa al servicio del mal creando una factoría de palabras con poca esencia, que cada mes, son más difíciles de detectar.
Y bueno, si ya muchas reuniones podían ser innecesarias en el día a día, lo de preguntarle a un oráculo que todo lo sabe sobre aportaciones que parezcan inteligentes está consiguiendo que, hasta el más mudo parezca genio. El MIT ya ha identificado que el 40% de los empleados de Estados Unidos ha recibido un correo de IA que no aporta nada al avance de su proyecto. Así como el 66% de los trabajadores usan contenido de IA sin validar.
Pero la estadística grave no es ninguna de las anteriores. McKinsey afirma que el 80% de las empresas que han invertido en IA no ven “impacto significativo”. Herida grave en curso, sus comunicaciones se están llenando de conclusiones obvias, tono neutro, ausencia de valor o nueva información… Podríamos decir que el impacto es hasta negativo. El peso de muchas decisiones cae finalmente en los empleados que si necesitan que el trabajo avance y esto a parte de un injusto quema a los mejores perfiles.
Muchas pymes han sabido echar el freno rápido, sus sistemas de toma de decisión son una charla matrimonial en la cama y no una cadena interminable de autorizaciones. La inversión duele más cuando se es pequeño y no se ven resultados pronto.
Al final, la fórmula del éxito sigue siendo la de siempre: rodearse de un gran equipo donde decir “no lo sé” es algo a valorar; no criticar, no rebelarse y servir de punto de apoyo, aunque la distancia sea grande. Muchos quieren ser diamantes, pero no están en disposición de dejarse pulir/enseñar o compartir sabiduría… Es necesario respetar los tiempos de cada perfil y su forma de conciliar trabajo con vida, así como saber esperar al momento ideal para hacer un gran cambio. Muchas veces las cosas ya se saben antes de alguien te las cuente y la mejor respuesta posible es un simple: I Know.
