Vivimos, sin duda, tiempos épicos de cambio, ergo crisis, donde la frase de Thomas Jefferson “El árbol de la libertad debe regarse de vez en cuando con la sangre de patriotas y tiranos” se materializa, en episodios tan crueles y bárbaros como el ocurrido estos días en los USA, donde, parece ser, un radical y extremista (de vedad) ha asesinado a un joven padre de familia, 31 años, Charlie Kirk, que deja viuda y dos huérfanos, simplemente por ser un patriota amante de la familia, defensor de principios y valores, y de firmes creencias cristianas, que opinaba y ejercía el sacrosanto derecho de la libertad de pensamiento y de expresión.
Y si el asesinato en sí es terrible, más terrible es la reacción de muchos que parecen justificar este hecho criminal; esto nos retrae a aquella época cercana, porque aún existen más de 300 asesinatos sin resolver/condenar, en la que la banda de asesinos y terroristas de ETA, la izquierda separatista que se decía, mataba a guardias civiles, militares, policías y españoles de bien en general, y la reacción de parte de la sociedad vasca testigo de esos crímenes, era responder con aquel cobarde y cómplice “algo habrá hecho”.
Aunque no es de extrañar estas reacciones, porque si vemos el eco mediático mundial ante muertes y conflictos en el mundo, el Este de Europa y Oriente Medio se llevan toda la atención. Pero los cientos de continuos asesinatos y masacres de cristianos en Nigeria y Congo, por ejemplo, pues han sido estos los últimos hace escasos días, por parte de yihadistas islámicos, apenas tienen repercusión.
La verdad, ya lo hemos comentado en estas líneas en otras ocasiones, es que la deriva política de los Estados Unidos en los últimos años, incluso desde algún que otro quinquenio, lleva a caminos un poco funestos, porque desde el fin de la Guerra Fría entre la soberbia y autocomplacencia de los llamados neoconservadores, y la sorpresa, transformada en rabia, de la izquierda que perdió su referente del paraíso socialista de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, ha ido de mal en peor.

- Respuesta de las personas ante el asesinato. -
- Foto: DAN HIMBRECHTS/DPA/EP
Los expulsados (ojo es una generalización) del sistema, o no integrados en él más jóvenes, por culpa de la crisis del 2008, focalizaron su frustración en un movimiento y cultura anti sistema denominada WOKE, que atacaba la escala de valores previa, aunque con ciertos sesgos, pues empezó, y la tomó contra la cultura (y estatuas) hispanas, no atacando tanto a la anglosajona; este movimiento fue adquiriendo tintes de extrema izquierda, con apoyos, curiosamente en el globalismo, y en Wall Street.
Por su parte, como reacción a los anteriores movimientos, y también afectados por la crisis y la deslocalización de la industria por culpa de la globalización y de intereses financieros, surgió un movimiento formado por la clase media empobrecida y los trabajadores desempleados, que cristalizó en el llamado MAGA (Make America Great Again, haz America/USA grande otra vez), que ha llevado a Donald Trump a la presidencia.
Lo que sorprende, entre otras muchas cuestiones, es como la izquierda intelectual norteamericana ha denominado a parte de esos seguidores de Trump, de clase baja y socioeconómicamente marginada, y en su mayoría con rasgos étnicos blancos, como de White trash (basura blanca), evidenciando un supremacismo intelectual de los zurdos (como gusta de llamar a Javier Milei, ahora en horas bajas), que es extrapolable a otros países del mundo; y que se evidencia también en la frustración y rabia cuando pierden unas elecciones, tomando las calles y manifestándose, como que ocurrió en Andalucía con la victoria del trifachito, cosa en lo que son los mejores, frente a la derechita.
Este asesinato, así como el atentado contra Trump, y otros contra algún político demócrata también, unido a la violencia en las calles que ha requerido la militarización de la seguridad en algunas ciudades como Los Angeles, Washington D.C., y quizás pronto en Baltimore, Chicago o Nueva Orleans, (adelantado en la película de Bruce Willis y Denzel Washington “Estado de Sitio”), está tensionando el escenario político USA hasta extremos insospechados, recordemos como en 2024 se estrenó una película norteamericana titulada Civil War (guerra civil)…, y esta abriendo un melón que parece estar alimentándose por la actitud de ciertos políticos y de intereses económicos. Esta división y sectarismo derivará en una debilidad sistémica para Occidente, cosa que a los europeos nos va a afectar inevitablemente.
Nos influirá la debilidad interna en el corazón del imperio norteamericano, al igual que ocurrió con las crisis de Roma, urbi et orbe, que afectaba a todo el imperio, inevitablemente. Porque al igual que Roma estaba amenazada por los partos-persas por el oriente y bárbaros por el norte fue la crisis interna la que acabó con ella, nosotros el Occidente europeo estamos atenazados entre el duelo de norteamericano-anglosajón contra el bloque euroasiático de China-Rusia, ademas de la presión Yihadista islámica por el Sureste, pero tenemos en las divisiones internas entre derecha e izquierda, ricos y pobres, centralistas y periféricos, zurdos y fachas, con la resurrección reciente de la lucha de clases por parte de algún político (que parece gustar más del conflicto que de la paz) el gran desafío de un cambio de época, y nuestra principal gran debilidad.
Para cuando un nuevo Justiniano el Grande, que permita establecer las condiciones necesarias para prolongar la vida de nuestra civilización Occidental 1000 años más, ¡Roma a muerto, larga vida a la nueva Roma!